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Jorge Pastor
Granada
Miércoles, 2 de octubre 2019, 00:22
La Historia, con mayúsculas, es la concatenación de miles de historias, con minúsculas.La Historia de Granada, la Granada de la postguerra, se escribió con ... historias como las de Antonio, José, Pedro y Francisco Quero Robles, que lideraron un grupo de guerrilla urbana entre 1941 y 1947, y que protagonizaron un centenar de espectaculares secuestros, atracos, tiroteos con la policía y huidas que John Huston, Billy Wilder, Howard Hawks o Stanley Kubrick habrían convertido en una maravillosa película de 'cine negro'. Por eso 'La leyenda de los hermanos Quero', que así tituló Lagartija Nick uno de los temas de su disco 'Crimen, sabotaje y creación' (2017) para rescatar la vida y 'obra' de estos maquis granadinos, ocupó la noche del martes en el festival Granada Noir. Antonio Arias, vocalista de los Lagartija, y la filóloga Isabel Daza hablaron de ellos, de los Quero, en el Encuentro Especial de Cervezas Alhambra que tuvo lugar este martes en el Bar de Eric.
Y es que el propio Arias, Daza y el cineasta José Sánchez Montes están trabajando en un documental, junto a ilustradores como Álvaro Seisdedos y Víctor Capdevilla –la obra tendrá una parte de animación–, sobre los Quero. Ya tienen mucho material grabado. Como entrevistas con Bernardo, uno de los menores de la familia Quero que aún vive, y la recuperación de imágenes de la época. «Toda la fase creativa, que también nos está sirviendo para conocer otros aspectos de interés tanto de la Guerra como de todo lo que vino después en la provincia, la tenemos ya muy avanzada, y ahora vamos a emprender el camino de la búsqueda de financiación», indicó Antonio Arias, quien dividió su intervención ante el público del Granada Noir en dos partes: las «secuencias de la tragedia», como él mismo las definió, y todos esos descubrimientos posteriores fruto de sus investigaciones como campos de concentración en edificios como la Espartera de Benalúa o los búnkeres de Moclín.
Parafraseando a Jorge Marcos, autor del libro 'Hijos de la guerra: los hermanos Quero y la resistencia antifranquista' (editorial Comares), Arias comentó que los Quero «no son una parte de la Guerra, sino una consecuencia de la Guerra». «Hubo un posicionamiento obligado», afirmó. Y subrayó la importancia de tratar los hechos desde una perspectiva historicista, «pero teniendo en cuenta que el dolor está aún ahí; se puede palpar», porque todavía hay familiares que vivieron la represión en primera persona. «Antonio Quero representaba la sabiduría; Pepe era el listo, el zorro; Paco el que se unió por la injusticia; y Pedro fue el topo», describió Arias. «Son como los Beatles de Granada, el cuarteto más famoso de Granada», aseguró Arias.
La última hora de granada
Adscritos a organizaciones de izquierda, los Quero traían de cabeza a las autoridades franquistas, pero gozaban de apoyo popular, vivían escondidos gracias a la solidaridad vecinal y repartían las ganancias de sus 'golpes' entre los hogares pobres o represaliados. Los cuatro murieron de forma violenta y sus allegados fueron brutalmente castigados por el régimen a causa de sus hazañas.
El grupo de los Quero no se caracteriza por su identidad ideológica: aunque todos habían luchado en el bando republicano en la Guerra Civil, entre ellos había simpatizantes socialistas, comunistas y anarquistas. Hijos veinteañeros de un carnicero del Albaicín, tras la contienda Antonio y Pepe fueron condenados a penas de cárcel menores, pero las noticias de los continuos fusilamientos les impulsaron a fugarse en junio de 1940. Su vida en la clandestinidad comenzó en la banda del maquis Juan Medina, 'El Yatero', pero meses después los cuatro hermanos formaron su propia partida, que llegó a tener dieciséis miembros entre familiares y amigos.
En 'Hijos de la guerra: los hermanos Quero y la resistencia antifranquista', Jorge Marco relata uno de sus golpes más famosos, el secuestro de Manuel Rodríguez-Acosta, que les reportó 225.000 pesetas. En otra ocasión lograron un rescate de 500.000 pesetas, una auténtica fortuna en la época, después de mantener a un general encerrado en una cueva durante tres días.
Aunque la casa familiar estaba en la albaicinera Plaza de las Castillas, su red de refugios incluía pisos en el Sacromonte, el Barranco del Abogado y el centro. Pepe murió tiroteado durante un secuestro. Pedro, acorralado por la Guardia Civil en el Sacromonte, se pegó un tiro.
Francisco, asediado en una vivienda del camino de Ronda, saltó desde un segundo piso «planeando» sobre un colchón y fue abatido por la Policía. Parece que Antonio también se suicidó.
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