Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
ideal
Sábado, 28 de marzo 2020, 01:51
Daniel Figuero (Espasa. Barcelona, 2020)
Por C. de la Rosa
Las bodas han sido desde siempre carne de literatura. Las hay hasta en 'El Quijote', y terminan de aquella manera. La literatura es emoción, y en las bodas se desborda, aunque en ocasiones no de la manera que sus protagonistas ... esperan. En 'Blanco roto', su autor, el burgalés Daniel Figuero, tira de su formación como psicólogo y de su indudable oficio como escritor para ofrecer una panoplia de emociones, alegrías y miserias humanas. Desde la novia, Beatriz, sumida en las dudas de si aceptar por comodidad una vida que no desea, hasta la del peluquero gay casado con un cantante de ópera que hasta tan cansado de su vida como la protagonista.
También hay, cómo no, madres metomentodo, damas de honor pijas –todo lo pijo que se puede ser en Ávila, claro–, y un futuro marido del que a Bea le atrae –o quizá no– más su aspecto a lo David Beckham que sus cualidades reales (el lector descubrirá si estas existen o no). Sí. 'Blanco roto' es lectura de evasión. Pero hasta la lectura de evasión hay que saber hacerla bien. Y Figuero tiene en sus manos una coctelera mágica donde mezcla humor, crítica social y mala leche con acierto.
Carol Gómez Pelegrín (Madrid, Editorial Marisma, 2019)
Por José M. García Linares
A veces, es mejor no ver que ser consciente de lo que se tiene delante. La claridad puede llegar a ser terrible cuando nos hemos acostumbrado a vivir entre cómodas tinieblas, porque desvela las costuras de una ideología interiorizada como «lo natural». Desde esa oscuridad las condiciones de vida parecen las propias del sentido común y las palabras un fiel reflejo de lo que conocemos y no nos incomoda. Por eso esta obra resulta a la vez inquietante y revelador, uno de los poemarios más relevantes de lo que llevamos de año. Amor, maternidad, escritura y cuerpo alejados de convencionalismos y de tópicos. Un verdadero hallazgo.
Cristóbal Ruiz. EDA, Benalmádena, 2019.
Por Albert Torés
A estas alturas sería un caso preocupante aunque no tan raro, si la crítica no hubiese reparado todavía en la singular escritura de Cristóbal Ruiz. Indiscutible renovador de un estilo surrealista y pícaro absolutamente necesario en nuestro panorama literario nos entrega una novela plena de aciertos y que cumple con la función básica de la narrativa. Una novela sabiamente dislocada que bebe de nuestra tradición novelística más castiza. De personajes excepcionales, originales y mordaces que retratan las miserias y grandezas de la naturaleza humana con la presencia recurrente del barrio de Lavapiés. Un crisol emocional repleto de polifonías recurrentes.
Luis Goytisolo (Barcelona, Anagrama 2020)
Por Miguel Armas Coronado
La reflexión sobre la estupidez humana es antigua: los clásicos, por supuesto, El elogio de la locura erasmiano, el 'Dictionnaire des idées reçues', de Flaubert hasta la famosísima frase de Einstein. En este libro de ¿relatos?, ¿instantes?, él lo llama chispas, Luis Goytisolo elabora una serie de diálogos, pues la mayoría lo son, en los cuales lo que más reluce es la estupidez de los dialogantes, o cuanto menos de uno de ellos. Textos muy breves de los que se cuentan 36, cuyos personajes carecen de nombre porque podrían ser cualquiera, y para ser más exactos, cualquiera de nosotros, pues el autor ridiculiza a la sociedad, y la sociedad está formada por nosotros.
El uso obsesivo del móvil, el nacionalismo rampante, el que desde todas partes te digan lo que tienes que hacer en cuanto a vida sana, los escrúpulos modernos por hablar de asuntos escatológicos (no, no piensen en el Más Allá sino más bien en lo más cercano al antifonario de cada uno). Generalizando, la estupidez consiste para Goytisolo en aceptar así, en bloque, el mal llamado «sentido común», que ni es común ni es sentido porque responde más bien a lo repetido, a la publicidad, a lo que se considera vida buena o buena vida. Le molesta esa comunión con ruedas molineras que pasan el gañote sin pestañear, sin reflexión. Le molesta la superficialidad.
Además de su fijación por llamar al acto de la defecación por su nombre, sin evitar la alusión ni usar eufemismos, también le obsesiona esa manía postcapitalista del «emprendimiento», es decir, la obligación que hoy tienen muchos jóvenes, dada la escasez de empleo por cuenta ajena, de formar empresas y tener un éxito avasallador, como en su tiempo lo tuvieron Jobs o Zuckerberg. Y esa posibilidad de triunfo justifica, aunque Goytisolo no lo diga porque su libro no es un panfleto, los salarios bajísimos y la precariedad incluso para titulados, no solo con currículo sino también con experiencia. Porque la estupidez no es solo individual, parece decirnos, sino sobre todo social, y por ende, también personal, particular: el problema es tanto del que engaña como del que se deja engañar. Además de la insistencia, que en su obra viene de antiguo, por el sexo sin tapujos pero bien contado, sin sandeces ñoñas ni pornografías baratas.
El estilo, impecable. El sentido del humor, cáustico. Lenguaje asequible y selecto, diálogos realistas pero cuidados, con ese peligroso equilibrio entre lo excesivamente literario y lo vulgar, como acostumbra Luis Goytisolo, autor de una de las novelas, Antagonía (es una cuatrilogía), más importantes del postfranquismo, quizá, al lado de la cual su obra posterior pueda pensarse como menor.
Manuel Jurado López (Algaida, Sevilla, 2019)
Por Manuel Gahete
Como ocurre en la mayoría de los casos, poetas de alto lustre, relegados por la distancia de los centros de influencia, poco adictos a las mezquinas mendicidades y en este tiempo que vivimos ajenos o poco avezados en la experiencia –que no diré ciencia– de las redes, pasan de puntillas por el orbe extraño de las listas de ventas –a las que nos sometemos por inercia cuando todos sabemos qué y quienes mueven los no tan invisibles hilos.
Es el caso de Manuel Jurado López, extraordinario poeta que se ha ensayado con singular éxito en la narrativa, la traducción y la crítica literaria. Con 'Estación Otoño-Norte', XXXVII Premio de Poesía Ciudad de Badajoz, Jurado transita por un universo conocido que se torna inhóspito, radiografía anímica de una época que nos inmerge en la incomunicabilidad, abocándonos irremisiblemente al dolor o el bálsamo de la soledad: «¡Qué hermoso es estar solo y olvidado / en un país tan frío». El lenguaje esencialmente poético de Jurado se amplifica de ecos populares como si el poeta deseara allegarse a la prosaica realidad de cuanto lo rodea: «¿A ver quién es el guapo…?, la belleza no era santo de mi devoción».
Una severa reflexión transverbera cada texto como si la palabra fuera un agudo cuchillo que cumpliera el oficio de dragar lo impuro o extirpar lo canceroso. Una velada ironía se trasluce en el paralelismo antitético que esplende bajo su sombra en dos versos cruciales: «Hemos ganado el norte. / Hemos perdido el sur». Pero lo sutil deviene de inmediato en dicción contundente (léase la 'Carta…'), porque Jurado es un artífice de la palabra desafiante, la que provoca expectación y desafío, llegado el caso duele como las astillas de amor.
Su capacidad de crear un universo complejo con la sola adición de vocablos conscientemente escogidos nos transporta, va más allá de lo que puede llevarnos el propio vértigo del viaje intercultural por el que nos conduce, tachonado de interrogantes y desazones: «Mi dedo dibuja en el cristal una hoja de roble / y la locura lo convierte en un bosque impenetrable».
Manuel Jurado conoce bien la soledad del artista, sugiriendo la receta mágica para el que permanece ante él sordo y ciego: «La última salida que encuentra el artista / fracasado es apuntar / a la frente del que mira su cuadro / colgado en el vacío de la sala desierta. / Ponerlo de rodillas, con los ojos cerrados / con palabras y puntos suspensivos / y abrirle un agujero / por el que entre al fin la luz definitiva». Poeta a pesar de todo, respira bajo la luz: «No me puedo quejar, soy un afortunado».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El pueblo de Castilla y León que se congela a 7,1 grados bajo cero
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
España vuelve a tener un Mundial de fútbol que será el torneo más global de la historia
Isaac Asenjo y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.