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El rector que yace donde fusilaron a García Lorca
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La UGR reedita 'Salvador Vila, el rector fusilado en Víznar', un libro en el que la profesora Mercedes del Amo desgrana la vida del intelectual salmantino, íntimo amigo de UnamunoSecciones
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La UGR reedita 'Salvador Vila, el rector fusilado en Víznar', un libro en el que la profesora Mercedes del Amo desgrana la vida del intelectual salmantino, íntimo amigo de UnamunoFue un 22 de octubre de 1936. El rector de la Universidad de Granada, Salvador Vila, fue asesinado junto a otras veintiocho personas en el Barranco de Víznar, donde apenas dos meses antes habían fusilado también a Federico García Lorca. Vila fue arrojado a una fosa común. «Lo mataron por varios motivos, pero sobre todo porque fue de izquierdas y republicano», comenta Mercedes del Amo, la profesora que ha escrito 'Salvador Vila, el rector fusilado en Víznar', un libro que acaba de ser reeditado por la Universidad de Granada que relata la vida de este intelectual salmantino, amigo íntimo de don Miguel de Unamuno, catedrático de Cultura Árabe e Instituciones Musulmanas y que accedió al rectorado de la UGR tres meses antes de que acabaran con su vida.
«Durante los tres años que permaneció en Granada y especialmente durante el tiempo que estuvo en la junta de gobierno de la UGR (fue representante de la Facultad de Filosofía yLetras) aportó una visión más amplia e internacional de lo que era la universidad española», explica Mercedes del Amo. «La República –agrega la autora– quería la renovación de la institución universitaria, sacarla de los atavismos y que mirara hacia delante». Salvador Vila fue el último rector legítimamente elegido hasta que, después de la Dictadura, se instaurara el procedimiento de elecciones. Durante la época franquista eran designados a dedo.
«Fue un hombre eminentemente honesto, comprometido y que engrandeció, y aún lo hace, la UGR», señala la actual rectora Pilar Aranda, quien agrega que «el magnífico retrato que traza Mercedes del Amo de la vida personal y profesional de Vila nos muestra a un sólido intelectual, extraordinariamente solidario y comprometido con sus creencias hasta el final». Un compromiso que, según Aranda, no lo alejó de la búsqueda de la concordia y el acuerdo, «y que siempre apostó por la victoria del bien y la legalidad sobre el mal y la barbarie en la España que ya presagiaba los bandos opuestos».
Salvador Vila, uno de los personajes centrales de la película 'Mientras dure la guerra', de Alejandro Amenábar, nació en 1904 en el seno una familia burguesa de Salamanca –su padre era abogado y su madre, ama de casa–. «Un hogar muy cristiano y muy católico, como eran todos los hogares de la época», dice Mercedes del Amo. Salvador era el menor de cuatro hermanos –los tres que le precedían eran mujeres–. Un chaval muy inteligente. Despuntó en los estudios hasta el extremo de obtener con dieciséis años, después de tres duros exámenes, la Beca de San Bartolomé, que le permitió cubrir todos los gastos del bachillerato, las dos carreras que cursó en paralelo, –Filosofía y Letras por vocación y Derecho para contentar a su padre–, la estancia en Madrid para realizar el doctorado y la ampliación de estudios en Alemania. Nunca suspendió una asignatura, condición 'sin equa non' para que no le retiraran la ayuda de estudios. Su expediente académico está lleno de sobresalientes.
Mantuvo una estrecha relación con Miguel de Unamuno, al que conoció cuando éste era decano de Filosofía y Letras en Salamanca y por el que sentía auténtica admiración. Tanto es así que fue detenido en 1926 tras haber increpado a un miembro del tribunal que había concedido la cátedra de Griego a un clérigo de Salamanca en sustitución de Unamuno, desterrado a Fuerteventura por Primo de Rivera. A Salvador Vila, que ya tenía antecedentes por el reparto de unas octavillas precisamente contra el régimen, lo deportaron como castigo hasta las Chafarinas junto a Luis Jiménez Asúa, Francisco Cossío –director de 'El Norte de Castilla'– y Arturo Casanueva. La pena duró quince días ya que los cuatro fueron beneficiarios de una gracia real con motivo de la onomástica del rey Alfonso XIII.
Tras regresar de Chafarinas, Salvador Vila logró el premio extraordinario de doctor en 1928. Y desde ahí se trasladó a la Universidad de Berlín. Allí conoció a Gerda Leimdörfer, la que posteriormente sería su esposa. Era la hija de Emil Leimdörfer, periodista parlamentario y redactor jefe del principal periódico judío de Berlín. Emil integró a Salvador en una tertulia donde había gente muy influyente. En 1929 vuelve a España y comenzó su carrera docente como catedrático de Literatura Española en Baeza –lo mismo que Machado–. Estuvo poco tiempo. Sacó en 1930 la plaza de profesor auxiliar temporal en la Facultad de Letras de Madrid, un puesto que ocupó hasta 1933, cuando consiguió la cátedra en Granada. En 1934 empezó a dar clase en la Escuela de Estudios Árabes, situada en la Casa del Chapiz.
Salvador Vila residió junto a su pareja y su hijo Ángel en un carmen que había en el número 12 del Carril de San Cecilio, muy cerca del hotel Alhambra Palace y muy cerca también de la casa de Manuel de Falla, cuya intermediación fue definitiva para Gerda no corriera la misma suerte que su esposo en 1936. Cuando ocurrió todo, Salvador, Gerda y su pequeño pasaban las vacaciones en Salamanca –se desplazaban allí todos los veranos–. Sobrevino el alzamiento y allí fueron detenidos –Salvador cuando paseaba junto a Unamuno–. Los trasladaron en tren hasta Granada y en la madrugada del 22 al 23 de octubre, Salvador fue ajusticiado a las afueras de Víznar.
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Inés Gallastegui | Granada
David S. Olabarri y Lidia Carvajal
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