A Masahiro Emoto, como a cualquier otro japonés, le cuesta pronunciar la erre. Lleva varias noches saliendo por Granada y se muere de ganas por probar el rabo de toro. «RRRRabo de toro», repite divertido, sentado en una de las mesas de las Bodegas Castañeda. ... Abel, el camarero, sugiere pedir una tabla de tapas. «Que yo entiendo muy bien a los japoneses», asegura. Emoto asiente con una condición: «Por favor, nada de pan con cosas fritas. He ido de tapas por algunos bares que solo ponen cosas fritas». Luego, tras meditarlo unos segundos, añade: «Y ponga también el rabo de toro».
Publicidad
Emoto es un artista de referencia en Japón: director de animación, ilustrador, diseñador de personajes... Pese a su edad –que mantiene en secreto–, cuenta con una carrera brillante y extensa vinculada al anime: 'Rurouni Kenshin', 'Tokyo Revengers', 'Samurai Champloo', 'Ataque de los Titanes', 'Bleach'... es decir, algunos de los títulos más exitosos en todo el mundo de las últimas décadas. Además, ha participado en videojuegos como 'JoJo's Bizarre Adventure', 'Lunar 2' o 'Ghost in the Shell'. El sábado pasado llegó a Granada como invitado de Ficzone, donde congregó a miles de fans. «Mi vuelo de vuelta es el 30 de junio. Pensaba recorrer España... pero por el momento me quedo aquí. Me gusta Granada».
El japonés ha alquilado una habitación en pleno centro. Por las mañanas se levanta bien temprano y trabaja hasta el mediodía. «Voy al Mercado de San Agustín a comprar productos de la tierra para cocinar en casa, que me encanta». Después sigue con el curro hasta las siete o las ocho de la tarde, momento en el que carga sus materiales de dibujo en la mochila y sale a recorrer la noche granadina como un samurái de lápiz y papel. «El sol baja muy despacio. En Japón, a las seis ya es noche cerrada. Aquí el día se exprime y disfruto paseando por los bares y dibujando de vez en cuando».
Y así, como uno de esos espadachines que ofrecían sus servicios a todo el que se cruzaba con ellos por el viejo Japón, Emoto comparte cañas y tiempo con los parroquianos de la noche granadina. Casa Enrique, Ávila, Casa de Vinos... cada velada, una nueva aventura. «¡Aquí viene la tabla de tapas!», avisa Abel, el camarero del Castañeda. Tras probar el lomo con roquefort, el tomate aliñado, las habitas, el salmón con queso y la tortilla de patatas, Emoto sonríe. Abel, que ya sabía que le iba a gustar, le pregunta quién es y, cuando se entera, pega un brinco. «Mi hija no se lo va a creer. ¡Ella estuvo en Ficzone el sábado! ¡El de 'Tokyo Revengers', que le encanta!».
Publicidad
Granada está siendo una fuente de inspiración para Emoto, que asegura que tarde o temprano usará lo que está viendo en la ciudad en alguno de sus trabajos. «No sé cómo, pero surgirá de manera natural». Estos días trabaja en la serie 'The Fable' (que en España emitirá Disney Plus) y también en varios proyectos de Inteligencia Artificial. Emoto lleva desde 2016 involucrado en Lovot, un robot inteligente al que él le está diseñando sus emociones. Quién sabe, lo mismo enseña al robot a poner la cara que él mismo puso al probar el rabo de toro o al dar el primer sorbo al calicasas.
Por la ventana, una pareja de flamencos canta y toca la guitarra. Emoto no ha ido todavía a una zambra, pero tampoco le motiva demasiado. Por ahora, dice, le basta con caminar por el Albaicín, que le parece precioso. «Me ha recordado a Guanajuato, un pueblo de México en el que estuve hace tiempo: esas calles estrechas que parecen un laberinto...». Una inesperada comparación, casi tanto como su interpretación tras escuchar el significado de 'malafollá'. «Sí, entiendo. Es como las señoras de Osaka, que son muy... muy... de frente», bromea.
Publicidad
Antes de sacar sus materiales de dibujo, Emoto charla sobre el panorama granadino y se sorprende ante el talento local: Jorge Jiménez, Gabriel H. Walta, Belén Ortega, Kenny Ruiz o Ruiz Burgos, entre otros. Entre medias, se cuela la historia de la 'Romería Secreta del Meñique Incorruto', que no se cree hasta que alguien le enseña en el móvil algunas fotos y artículos. En medio de la carcajada aparece Pepe Torres, propietario de Bodegas Castañeda, que saluda a Emoto y le desvela algunos misterios de la receta del calicasas.
Tras la cena y varios brindis con «¡kanpais!» al aire, Emoto retira uno de los manteles de papel de la mesa, lo dobla por la mitad y se pone a dibujar por la parte de atrás. Usa lápices y acuarelas y no tiene ninguna prisa. Tampoco permite que nada ni nadie le distraiga. Está concentrado, haciendo lo suyo. La gente del bar le mira con curiosidad y preguntan quién es el artista. Ignacio, Manu y Julio, por ejemplo, le han buscado en Google y antes de hacerse una foto con él –cosa que harán en unos minutos– ya le siguen en Instagram.
Publicidad
Cada noche, al menos por un tiempo, Masahiro Emoto será ese samurái de lápiz y papel con el que cruzarse por las calles de Granada. Lo mismo, si tienen suerte, les hace un retrato en algún bar con el que merezca la pena firmar un artículo. Hoy, ya de madrugada, Emoto es el último en salir del Castañeda. Antes de irse se despide de Pepe y Abel, que le presentan a Juan, el chef de las bodegas. El japonés estrecha la mano del cocinero y sonríe con gratitud: «RRRabo de toro. RRRico. Muy rrrico».
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Te puede interesar
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.