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Patrimonio de Granada
San Cecilio recupera su aspecto del siglo XVIIILa inmensa mayoría de los granadinos conocen la iglesia de San Cecilio por dos motivos. El primero, porque alberga una de las imágenes más veneradas, la del Cristo de los Favores. Y la segunda por las pinturas que decoran su fachada y su torre. Unas pinturas que poco a poco se fueron 'apagando' hasta prácticamente desaparecer. Sí, en pasado, porque la Junta ultima ya, gracias a 360.000 euros del Plan Alhambra, la restauración del espléndido programa pictórico que data de 1766, según la partida de encargo que se guarda en el Archivo Diocesano.
Si no se producen mayores contratiempos, los trabajos finalizarán en marzo –el plazo de ejecución era de doce meses– y los andamios desaparecerán para que la Hermandad de los Favores y Misericordia pueda realizar su estación de penitencia el Viernes Santo por la tarde. A buen seguro que la 'nueva' imagen exterior de este emblemático edificio, construido en 1540, causará sensación entre los fieles.
Son las diez de la mañana en el Campo del Príncipe. El párroco de San Cecilio, José Manuel Molina, llega al templo para iniciar su actividad rutinaria. Se detiene delante y alza la mirada. Los albañiles suben y bajan por la estructura de hierro, que se eleva hasta los veinticinco metros. «San Cecilio es muy importante porque es la puerta de la Alhambra y para nosotros era imposible acometer una obra de esta envergadura», comenta el cura en relación a los cerca de 400.000 euros que cuesta que San Cecilio recupere el aspecto que tenía hace doscientos cincuenta años. «La parroquia sí ha asumido el coste del estudio histórico», tercia la restauradora Lourdes Blanca. «Siempre con el apoyo de la Cofradía», hila el padre.
Y es que la hermandad de los 'greñúos', como se llama a los propios del Realejo, está plenamente imbricada en la vida religiosa y social del barrio. El Cristo de los Favores, el de piedra que hay en el centro de la plaza y el de madera atribuido a Pablo de Rojas –se halla en una de las capillas laterales–, es objeto de un gran culto popular. De ahí la importancia de que su casa brille con luz propia.
¿En qué ha consistido la intervención? «Lo que pretendemos –explica Lourdes Blanca– es recuperar el aspecto primigenio».Para ello, se han eliminado repintes y cementos, se ha limpiado toda la policromía, se han consolidado los revestimientos históricos, se han reintegrado las faltas de color y, por último, se aplicará una capa hidrofugante que tiene como principal objetivo la protección frente a las lluvias.
No ha sido sencillo. El grado de deterioro era tal que en algunas zonas no quedaba nada. Por este motivo, ha sido fundamental localizar los bosquejos realizados por el autor –se desconoce su nombre– en la propia pared. Los realizó a modo de incisión. «Esto ha permitido saber con total precisión qué había dibujado ahí», asegura Lourdes Blanca. Y lo que había era una arquitectura fingida de estilo plateresco con columnas sobre plintos, capiteles compuestos, fustes estriados, entablamentos sencillos y sillares. «También ha ayudado mucho los restos cromáticos», dice. Gracias a ellos no solo se ha podido reproducir con total fidelidad el trazado, sino los propios colores que había en el siglo XVIII a base de verdes, salmones y tonos tierra. En total, 250 metros cuadrados de murales.
No sido posible actuar de la misma forma en los 150 metros cuadrados de torre. Se ha documentado esa especie de croquis, pero falta la información que proporciona los vestigios de color por dos razones: porque han desaparecido por la propia composición de los morteros –una parte de cal por cinco de arena– y probablemente también por los efectos devastadores del incendio de 1969, que arrasó la nave central y que convirtió el campanario en una especie de chimenea. De hecho, según explica el arquitecto director de las obras, Salvador Ubago, la inversión ha contemplado la restitución de vigas de madera y el retejado aprovechando el material existente.
La conservación es fundamental en una ciudad patrimonial como Granada. Una ciudad donde hay una pequeña iglesia que se llama San Cecilio.
El delegado de Cultura, Fernando Egea, ha resaltado que el 100% de la intervención está sufragada por la Junta a través del Plan Alhambra, «del que poco a poco vamos viendo los resultados». «El gran objetivo de este proyecto –explica– es recuperar las pinturas murales barrocas del siglo XVIII en las que aparecen, por una parte, una arquitectura fingida y, por otra, motivos como ángeles».
Egea también ha resaltado el arreglo de la torre y de las cubiertas. «La intención es que los granadinos puedan disfrutar del espacio cuando llegue la Semana Santa», ha señalado.
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