Los secretos que esconde el retablo de la Abadía Sacromonte
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La restauración saca a la luz un arca con reliquias de doce santos y otorga la autoría de las esculturas a Domingo CabreraLos trabajos de restauración que se están acometiendo en el retablo mayor de la Abadía del Sacromonte, dirigidos por Lourdes y Lola Blanca, están arrojando luz sobre algunos 'misterios' de esta obra de referencia del barroco granadino atribuida a Blas Antonio Moreno. Por lo pronto, el completísimo estudio histórico previo elaborado por el profesor de la UGR José María Valverde, realizado a partir de la consulta de actas y legajos, ha demostrado que la autoría de las esculturas corresponde a Domingo Cabrera, un escultor muy poco conocido de la Granada de mediados del siglo XVIII del que tampoco existen demasiadas referencias artísticas en la ciudad.Tan solo la ejecución del sagrario de la iglesia de San Cecilio.
Unas piezas, datadas entre los años 1745 y 1747, que en los próximos seis meses recobrarán el lustre perdido como consecuencia de la acumulación de una capa de grasa provocada por las velas que iluminaban el conjunto en su origen y por una serie de repintes –al menos dos en los fondos y uno en las esculturas– que poco a poco, en el transcurso de estos trescientos años, han anulado el esplendor de la policromía y los dorados primigenios. «Lo más positivo de estos añadidos –explica Lourdes Blanca– es que han permitido que la pintura original se conserve en buenas condiciones». Y en ello está centrado un equipo de cinco experimentadas profesionales de la restauración formado por Lourdes y Lola Blanca, Eva García,Mercedes Moreno y Patricia Ortega. Para que puedan operar con las máximas garantías de seguridad y eficacia, ha sido precisa la instalación de un andamio de nueve metros de altura.
En esta fase actual, la tarea está consistiendo en eso, en la retirada de esta pátina de suciedad que oscurecía la visión con disolventes y geles que son inocuos para la madera.Resulta extraordinariamente significativa la comparación entre las zonas donde ya han intervenido y en las que no –donde más se ha avanzando es en el cuerpo superior, que alberga la talla de la Asunción–. Al mismo tiempo, se está insertando resina con jeringuillas en las grietas. Posteriormente, también está previsto que se repongan elementos dañados –algunas de las imágenes han perdido los dedos, por ejemplo–.
Las doce tallas representan a los doce mártires cuyas reliquias fueron encontradas junto a los veintidós libros plomos a finales del siglo XVI en las cuevas de la propia Abadía, que se construyó a partir de este hallazgo siendo Pedro de Castro arzobispo de Granada –sus restos descansan precisamente en el altar mayor desde 1610–. Estas figuras están insertas en el retablo de tres maneras distintas: completas (busto redondo), en pequeños relieves en las puertas de los relicarios y en altos relieves.
En los meses previos al inicio de esta intervención, sufragada en parte gracias a unas ayudas de la Junta de Andalucía, se acometieron una serie de pruebas que han permitido un diagnóstico bastante preciso. Lo primero fue el envío de muestras estratigráficas para determinar dos aspectos importantes, la técnica y los materiales prístinos. Después se realizaron pruebas con luz ultravioleta para visualizar perfectamente esas áreas repintadas. Y por último, se tomaron macrofotografías para analizar el estado superficial de la capa pictórica y la posible aparición de craquelados o fragmentos descohesionados.
En estas tres semanas de 'tajo' han aflorado otras sorpresas. Así, detrás de una cartela con una inscripción latina ha aparecido un arca de piedra –con la misma frase labrada a cincel– en cuyo interior estarían todas esas reliquias de finales del XVI que motivaron la fundación de la Abadía. Al estar completamente embutida en la pared, no se ha podido concretar las dimensiones reales, pero se estima que ocuparía todo el frontal del retablo, unos tres metros, y tendría una altura de entorno a cincuenta centímetros.
El retablo que hoy día se puede ver en la iglesia de la Abadía del Sacromonte fue realizado entre los años 1745 y 1747.Pero anteriormente hubo otro, datado en 1610, que poco o nada tiene que ver con el 'nuevo'. El antiguo otorgaba todo el protagonismo a una serie de cuadros que recreaban escenas de la vida de la Virgen, mientras que el moderno da todo el interés a la representación escultórica realizada por Domingo Cabrera. Pues bien, el equipo de restauración ha localizado detrás del conjunto actual restos de aquellas pinturas primegenias.
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