Miguel Ángel Gómez Martínez | Director de orquesta y compositor

«Sigo siendo una persona optimista, sincera, confiada y entusiasta»

–Este año se cumplen 40 desde que la ciudad le otorgara su Medalla de Oro. ¿Qué sensación le produce el paso del tiempo en su ciudad? ¿Cómo la encuentra cuando su agenda le permite volver?

–Siempre es una gran alegría volver a mi ciudad natal, y una pena que tenga tan pocas ocasiones de volver. Espero que esta circunstancia pueda cambiar en el futuro. Pienso que sigue siendo esa ciudad única en el mundo que ha sido siempre.

–En 2024 cumple sus 'bodas de diamante' con la vida. ¿Qué queda en usted de aquel 'pequeño diamante en bruto' que dirigió su primer concierto a los 7 años?

–Creo que sigo teniendo el mismo carácter que entonces. Sigo siendo optimista, sincero, confiado, entusiasta… Solo tengo un poco más de experiencia y sé bastante más música que entonces.

–El panorama internacional de la cultura lucha cada vez más por conseguir mayores dotaciones presupuestarias, y hoy se pide más dando mucho menos: menos días de ensayo, menores remuneraciones… ¿Estamos yendo hacia atrás, y no hacia delante?

–Mayoritariamente, así es. Me gustaría que los responsables de la cultura fuesen personas que tengan la sensibilidad y la preparación necesarias para desempeñar su cometido, lo que en la actualidad es desgraciadamente excepcional. Como siempre, sigo siendo optimista y espero que ese caso se dé en un futuro lo más cercano posible en beneficio de la música y, por tanto, de la cultura y la sociedad. Pero para que este altísimo valor sea reconocido y disfrutado lo imprescindible es que exista una educación musical de calidad al alcance de todos, y capacitar así a la sociedad para realmente entender y apreciar la música sinfónica y la ópera.

Por otra parte, la calidad de las orquestas va aumentando y eso posibilita que, en esos casos, sean necesarios menos ensayos que antes. En cuanto a las remuneraciones, cito a Richard Strauss: «Las remuneraciones para un artista nunca son suficientemente altas, ya que lo que hace es impagable».

–Usted es uno de los grandes directores del contexto lírico internacional, y sus interpretaciones de ópera y zarzuela son mundialmente reconocidas. Muy pronto dirigirá 'Juan José' de Sorozábal en el Teatro de la Zarzuela, de hecho. ¿Qué le sigue apasionando del mal llamado 'género chico'?

–La distinción entre género chico y género grande se refiere solamente a la duración de las obras. Y en ambos géneros hay obras de gran calidad y otras de menor calidad. Por lo general siempre he estado fuertemente atraído por el género lírico en todas sus manifestaciones. En cuanto a la zarzuela, he dirigido fragmentos por todas partes del mundo, siempre con una calurosísima acogida por parte de todos los públicos. Pero precisamente 'Juan José' no encaja en ninguno de esos géneros, porque no es una zarzuela, sino la única ópera compuesta por Sorozábal, a quien tuve el placer de considerar amigo y quien expresó su deseo de que fuese yo quien dirigiese el estreno de 'Juan José'. Ese estreno, en inicio programado para la década de los 80 en el Teatro de la Zarzuela, con Plácido Domingo, entre otros grandes artistas, y bajo mi batuta según sus deseos, logró estrenarse en 2016, y es ahora cuando dirigiré su primera reposición.

–Aunque ha compuesto durante toda su vida, ha sido en las últimas décadas cuando ha desarrollado una mayor producción en este campo. ¿En qué momento creativo se encuentra en esta actividad suya? ¿Cuáles son hoy sus fuentes de inspiración?

–En este momento estoy trabajando en la reforma de mi ópera 'Attallah'. Es una labor muy ardua porque el texto es complicado, y es un trabajo que no acostumbro a hacer. Normalmente escribo obras nuevas y no me he visto en el caso de tener que reformar ninguna hasta ahora.

Fuente de inspiración puede ser lo que menos se espera uno. En el caso de mis 'Cartas de un enamorado' fue mi gran amor por mi esposa y los textos que nos escribimos en los pocos días que estuvimos separados. En el caso de mi 'Sinfonía del Agua' fue la observación de diferentes masas de agua (ríos, lagos, fuentes, …) y para el texto del Cuarto Movimiento la inscripción que hay en la Fuente de los Leones de la Alhambra. Así podría continuar con cada una de mis obras, en las que las fuentes de inspiración son siempre diversas.

–Ciertamente, el panorama discográfico de la clásica ha variado, paralelamente a la introducción de plataformas de 'streaming'. ¿Está al día de cómo evoluciona la escucha de sus grabaciones? ¿Sigue prefiriendo la aguja y el vinilo?

–Pienso que no se debe desaprovechar la técnica cuando esta produce una mayor calidad de sonido. Sin embargo, esto es válido, en mi opinión, para grabaciones modernas. Yo siempre preferiré las grabaciones históricas de los compositores dirigiendo sus propias obras, en las que, a pesar de su baja calidad sonora, puede apreciarse perfectamente cómo los compositores interpretan exactamente lo que han escrito en sus partituras, lo que me induce a pensar que los compositores anteriores, que no alcanzaron a poder grabar sus propias obras, también las hubieran interpretado siguiendo sus propias indicaciones en la partitura.

–Usted ha sido invitado en numerosas ocasiones a dirigir en el Festival de Música y Danza de Granada, al igual que a otros muchos europeos y americanos. ¿Cómo ha visto la evolución del ciclo granadino en los últimos años? ¿Qué desafíos se abren ante citas de este prestigio en un futuro inmediato y a medio plazo?

–El Festival de Música y Danza de Granada fue desde el principio un referente internacional. Las más grandes figuras de la música y de la danza han pasado por él, y siempre, con sus etapas más o menos brillantes, ha mantenido un nivel de calidad. Para el futuro, ya que su actual responsable no va a continuar, lo que deseo para Granada es un director que sea capaz de mantener el nivel e incluso superarlo.

–¿Cómo es la vida de Miguel Ángel Gómez Martínez hoy? ¿A qué aspira?

–Intento que sea más tranquila, porque he decidido reducir el volumen enorme de viajes que antes realizaba. Estaba más en aviones que en tierra. Además, después de haberlo dirigido todo, me permito ser muy selectivo. Ahora deseo tener la satisfacción de ofrecer todo cuanto sé sobre música a través de mi Fundación, para lo que espero que el Ayuntamiento culmine una antigua promesa, dotándola del espacio idóneo, en mi tierra, en Granada.