Enrique Rojas en Granada
«La sociedad está herida por la permisividad y el relativismo»Enrique Rojas en Granada
«La sociedad está herida por la permisividad y el relativismo»Enrique Rojas (Granada, 1949) acaba de llegar de Sídney, donde ha ofrecido una serie de conferencias en la Universidad de Nueva Gales del Sur. Ni una butaca libre. El catedrático de Psiquiatría y director del Instituto Rojas-Estapé de Madrid no entiende de fronteras. Lleva ... décadas impartiendo conferencias por todo el mundo, aunando el interés de la ciencia más pura con la divulgación más humana. Autor de varias decenas de libros, ha vendido más de 3,5 millones de ejemplares y ha sido traducido a una treintena de idiomas. Su último título es 'Comprende tus emociones' (Espasa, 2023).
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Rojas habla con pasión sobre voluntad, inteligencia, ansiedad, trastornos de personalidad... y amor, sobre todo amor, «porque el amor es el fin del hombre y el principio de la felicidad». El granadino protagoniza este lunes 16 el Aula de Cultura de IDEAL, con el patrocinio de Fundación Unicaja. Dará 'Siete consejos para ser feliz', a las 19.30 horas en el patio del Ayuntamiento de Granada, con entrada libre hasta completar aforo. El primer amor que tratará, por cierto, es el que mantiene por su ciudad.
–¿Cuándo vino por última vez?
–Suelo venir todos los años una o dos veces porque tengo una gran pasión por la ciudad. Además, casi toda mi familia vive aquí... En Granada me siento de una manera muy especial.
–Desde fuera, ¿qué impresión da Granada?
–Granada es una ciudad con una cultura extraordinaria. Está llena de fuerza y energía, y sigue avanzando como un referente, con la universidad por cabeza.
–Le espera un auditorio repleto para hablar de ser feliz. Pero, ¿se puede ser feliz?
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–La felicidad absoluta no existe, será en el otro barrio. Podemos aspirar a una felicidad relativa.
–¿Qué es eso?
–La combinación de una personalidad equilibrada y un proyecto de vida en donde haya cuatro notas fundamentales: amistad, cultura, trabajo y amor.
–En su último libro dedica un gran capítulo al amor. ¿Cree que le damos el peso que merece?
–A cualquier cosa le llamamos amor hoy... Hay muchos tipos de amor, amor a ideas, a conceptos, al arte... pero el que más importa es el amor entre seres humanos. Ese amor es compromiso. El amor es sentimiento, es el deseo de hacer eterno lo pasajero, es un acto de voluntad, de inteligencia y debe tener un fondo espiritual.
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–¿Y se nos rompe el amor?
–La primera epidemia psicológica en Occidente ya no es la ansiedad, el estrés, las depresiones... es el divorcio.
–Fondo espiritual, decía. ¿Hemos aparcado la religión?
–Sí. El sentido espiritual de la vida se ha desvanecido en buena parte del mundo occidental. Y eso trae graves consecuencias.
–Producir, producir y producir.
–En los últimos años ha surgido una figura, la del padre ausente: un padre cuyo contacto con sus hijos es económico, para alimentar, que no es poco. Pero es un padre con poco componente educativo.
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–¿Qué es educar?
–Convertir a alguien en persona, producir con los valores que no pasan de moda. Educar es dar raíces y alas.
–Cada vez hay más jóvenes que no quieren ser padres.
–Mi hija, Marian Rojas, y yo hemos descrito un síndrome que se da en el hombre a partir de los 30 años: el síndrome Simón, que viene de las siglas: soltero; inmaduro en lo afectivo; materialista;obsesionado con el trabajo;y narcisista. Y con pánico al compromiso. Con la revolución sexual, muy pocos jóvenes, salvo los que tienen mucha formación, quieren casarse. Lo que quieren es salir, entrar, relacionarse... pero sin tener paternidad ni matrimonio. Y esta es la realidad a la orden del día.
–¿Le preocupa?
–Mucho. Estoy rodeado de mujeres solteras de 30 y tantos años que lo único que querían, ya no, era encontrar un hombre y formar una familia y no han podido porque hoy muy pocos hombres a partir de los 30 quieren comprometerse.
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–¿A las mujeres no les pasa igual?
–No, la mujer sí quiere casarse por un concepto clave en ella: la maternidad.
–Todo responde a esta cultura de la inmediatez, como dice en su libro.
–Es la cultura de la dopamina, del placer: lo quiero todo y lo quiero ya. La cultura que sustituye el sentido de la vida por las sensaciones.
–Y todo con una imagen que luzca bien.
–Las dos especialidades que más han crecido en los últimos años en el mundo occidental son la cirugía estética y la psiquiatría.
–¿Qué papel juega la educación en esta felicidad?
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–Hay que puntualizar que el colegio enseña y la familia educa. Eso significa que los padres somos los primeros educadores, no podemos pretender que los hijos practiquen cosas que nosotros no hacemos. Exige coherencia.
–¿Qué perciben de la sociedad desde el Instituto Rojas-Estapé?
–El instituto es una atalaya desde donde vemos la vida con una gran amplitud. Vemos que la sociedad está herida por la permisividad y el relativismo. Al no haber un concepto claro sobre el ser humano, todo es relativo y depende de la óptica personal. El ser humano está perdido, no hay solidez de principios. Parte del equipo del instituto se dedica a tratar crisis de pareja. En esas sesiones se repite mucho la expresión «lo importante es ser feliz». «Me he cansado de mi marido o de mi mujer y lo importante es ser feliz». Cada vez que lo dicen yo respondo que lo importante es ser coherente.
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–¿Nos adelanta algún consejo para ser feliz?
–Tener buena salud y mala memoria. Olvidar lo malo es fundamental para ser feliz.
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