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Enrique Lanz pasa días y días encerrado en su laboratorio artístico de Güéjar Sierra, donde concibe los nuevos proyectos de la compañía Etcétera y donde crea los nuevos títeres. RAMÓN L. PÉREZ

El taller de Granada donde se fabrica la magia

Teatro ·

IDEAL entra en el laboratorio de Güéjar Sierra donde reside el alma de Etcétera, la compañía granadina que lleva cuarenta años de éxito en el mundo del teatro de títeres

Jorge Pastor

Granada

Jueves, 6 de enero 2022, 23:20

Enrique Lanz era un niño travieso, inquieto y que faltaba al colegio. «Como la pata del diablo», confiesa el susodicho entre risas mientras comprueba el mecanismo de manipulación del 'nuevo' Totolín, la evolución del títere con el que empezó todo. «Cuando tenía doce años entré en el 'cuarto oscuro' de mi casa buscando tesoros, abrí un armario y allí encontré a Totolín», relata Enrique.La marioneta llevaba guardada desde 1949, cuando murió su abuelo Hermenegildo, un señor que era titiritero –además de pintor, escenógrafo, grabador y pintor– y amigo personal de un tal Federico García Lorca y de un tal Manuel de Falla. Un año luctuoso porque también falleció su tío Hermenegildo. «Mi padre nos contó que desde entonces no quería ver a Totolín porque le recordaba a su hermano».Y es que este personaje no era un 'guiñol' cualquiera, era un miembro más de la familia. «Hasta salía en las fotos».

Lanz, reparando algunos de los títeres que manipula la compañía. RAMÓN L. PÉREZ

Aquel payaso enjuto que se movía con facilidad marcó tanto al pequeño Enrique que no tardó en darse cuenta de que desde entonces quería dedicar toda su vida a aquello. A ese teatro que se hace con muñecos articulados que encandila a niños y no tan niños, y que es la fusión de las artes escénicas y plásticas con la música, la literatura y las nuevas tecnologías. Enrique sigue conservando como oro en paño aquel 'viejo' Totolín que tanto marcó su biografía, y mimando con el cariño de un padre al 'nuevo' Totolín. «Este es el mismo de siempre, pero con unos años más, como lo habría redescubierto mi hijo ahora», afirma Enrique mirando al clown de arriba a abajo.

Personajes de la compañía Etcétera. RAMÓN L. PÉREZ
Imagen principal - Personajes de la compañía Etcétera.
Imagen secundaria 1 - Personajes de la compañía Etcétera.
Imagen secundaria 2 - Personajes de la compañía Etcétera.

Totolín, el actual, duerme en el laboratorio personal de Güéjar Sierra donde Enrique se encierra cuando no está de viaje con Etcétera, la compañía que fundó en 1981 y que sigue siendo, a base de mucho talento y mucha creatividad, el gran referente del mundo de los títeres en España. Como lo han podido comprobar esta Navidad los propios granadinos. El Palacio de Congresos y Exposiciones acogió, entre el 25 y el 28 de diciembre, la representación de 'Soñando el festival de los animales', un espectáculo que llena salas desde 2004 y que surgió como una coproducción el Teatro de Liceo, de Barcelona. Una obra que impresiona porque los músicos se mueven tocando de memoria –sin las partituras delante–, porque el escenario es 'tomado' por criaturas enormes como un Tiranosaurius Rex de doce metros de largo por seis de ancho o por elefantes de tamaño natural y porque está concebida para su puesta en escena en grandes espacios como el propio Liceo.

«Totolín estaba tan dentro de nosotros que salía en las fotos como un miembro más de nuestra familia»

eNRIQUE lANZ, TITIRITERO

La magia de Etcétera se fabrica en ese taller de Güéjar Sierra, situado junto al arroyo de la Greda, donde vive Totolín y donde nacen todos sus 'hermanitos', creaciones que luego cobrarán vida encima de las tablas gracias un equipo de experimentados manipuladores que viajan con Etcétera por todo el mundo. «Hay épocas en que paso aquí las veinticuatro horas del día», comenta Enrique. Veinticuatro horas concibiendo y diseñando nuevas ideas –un proceso que puede requerir hasta tres años– y abocetando los nuevos movedizos de silicona.

Enrique Lanz con Totolín. RAMÓN L. PÉREZ

Una tarea para la que cuenta con reputados profesionales como Víctor Alcalá o Eduardo Bohórquez. «Unas veces les presento varias fotografías de personajes para combinar diferentes aspectos de la fisonomía de cada uno de ellos y otras hago yo el propio modelado», narra Enriqu eLanz, que sí continúa tallando la madera con sus propias manos. El material del que está hecho, por ejemplo, el 'nuevo' Totolín. «También me encargo de todas las reparaciones», agrega. Los títeres no solo se estropean por el uso, sino que también es frecuente que se dañen durante los desplazamientos. Etcétera transporta todo el material por carretera cuando actúan en la Europa continental y por barco, en un contenedor, cuando trabajan en América o en alguna isla.

Güéjar Sierra

Después de muchos años deambulando por diferentes sedes por la capital –empezaron en la Casa de los Migueletes, en el Albaicín bajo– y por grandes naves en la Vega de Granada, Etcétera está ya totalmente asentada (e integrada) en Güéjar Sierra. Allí residen el alma máter Enrique Lanz y la directora Yanisbel Victoria Martínez, y allí, en el corazón de este municipio de agua y cerezos, ha ido creciendo Etcétera poco a poco. En Güéjar tienen el taller y el almacén, y en Güéjar están a punto de emprender su gran proyecto de futuro: el Centro Técnico de Formación Etcétera, que ya cuenta con el respaldo de fondos europeos para el desarrollo de zonas rurales.También seguirán potenciando la Cueva Secreta, con representaciones en pleno bosque donde se funden naturaleza, arte y gastronomía. «Buscamos una relación directa con los espectadores», recalca Enrique, quien anticipa que toda esta actividad centrada en Güéjar Sierra se compatibilizará con giras dentro y fuera de España.

Datos

  • 1981 La compañía de títeres Etcétera comenzó su singladura en el año 1981. Los fundadores fueron Fabiola Garrido y Enrique Lanz.

  • 14 A lo largo de sus cuarenta años de trayectoria, Etcétera ha desarrollado un total de catorce montajes. El más exitoso de todos, 'Pedro y el lobo', gran sostén de la compañía.

¿Cuáles son los grandes hitos de estas cuatro décadas de trayectoria de Etcétera? Todo empezó en 1978.Uno de los primeros eventos que se realizaron en Granada recién entrada la democracia fue una exposición de homenaje a Hermenegildo Lanz en la Escuela de Artes y Oficios. Enrique, que por entonces tenía trece años –hoy suma 57–, descubrió que quería dedicarse a lo mismo que su abuelo, los títeres. Etcétera se creó en 1981. Sus impulsores fueron Fabiola Garrido yEnrique Lanz.Los dos estaban en el Grupo de Títeres de la Escuela de Artes.

Detalles del laboratorio. RAMÓN L. PÉREZ
Imagen principal - Detalles del laboratorio.
Imagen secundaria 1 - Detalles del laboratorio.
Imagen secundaria 2 - Detalles del laboratorio.

El primer montaje fue 'Sypnosis' (1985), un título que puso el escritor Antonio Muñoz Molina, funcionario en ese momento del Ayuntamiento de Granada y amigo de Enrique. «Lo vio y al día siguiente, a la altura de la heladería Los Italianos, nos dijo que deberíamos llamarlo 'Synopsis' jugando con el doble planteamiento de la sinopsis, porque nuestra idea era hacer un resumen de la historia de los títeres, y de la hipnosis porque, a juicio de Muñoz Molina, nuestra propuesta tenía un carácter hipnótico», explica Enrique Lanz. Se estrenó en el Centro Artístico y fue bandera de Etcétera durante catorce años.

El gran proyecto de la compañía es la creación de un centro técnico de formación en Güéjar Sierra

Después vino 'Trans', en 1992, que cuenta la peripecia de un niño que pierde un mono mientras sueña y de todo lo que hace para encontrarlo. «Experimenté –comentaLanz– con la filosofía de una escenografía que era fácil de montar y desmontar». Tras el periodo aciago que sobrevino en los años posteriores a los fastos del noventa y dos en España, el resurgir de Etcétera vino con 'Pedro y el lobo' (1997), un encargo realizado por la Orquesta Ciudad de Granada. Fue todo un reto porque se concibió para las dos salas del Auditorio Manuel de Falla, un lugar con pocas condiciones para el títere. «Lo resolvimos con luz ultravioleta, una solución sencilla y efectista». Fue tal el interés que suscitó que a Fermín Camacho, edil de Cultura en esos instantes, no le quedó otra que abrir las puertas del Manuel de Falla y que la gente ocupara las escaleras laterales. Aquello fue técnicamente un 'llenazo'. 'Pedro y el lobo' fue el gran sostén económico de Etcétera –más de tres mil funciones–.

Títeres de silicona que 'actúan' en los montajes de Etcétera. RAMÓN L. PÉREZ

Años más tarde vinieron 'Soñando el festival de los animales' y 'El retablo de Maese Pedro' (2009) auspiciado por el Teatro Real y al que posteriormente se sumaron siete coproductores más de la importancia del Teatro de la Ópera de Oviedo o la Maestranza de Sevilla.

Esto es Etcétera, la fábula de un éxito que empezó cuando un niño de trece años encontró una marioneta escondida en un armario.

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