Edición

Borrar
Manuel Marín, con algunas de sus últimas creaciones y su hijo de cinco meses, Dharma. ALFREDO AGUILAR

Los Teleñecos de Granada

Manuel Marín crea marionetas artesanales de criaturas fantásticas que vende por todo el mundo. «Esta Navidad me encargaron medio centenar, casi todas para EE UU»

Domingo, 22 de enero 2023, 23:46

Los tres observan con fascinación la mesa del taller, agazapados en la estantería. El capitán koala, el erizo travieso y el mono loco han visto cientos de veces el milagro, pero siempre les pilla por sorpresa. «¿Cómo lo hará?», parece que se preguntan. Las manos de Manuel se mueven rápido sobre el largo tablero, bailando del lápiz a las tijeras, de la cinta de carrocero a la máquina de coser. La luz, que viene directa de la sierra de Huétor Santillán, entra por un gran ventanal como un torrente de agua, llenando de vida la tela, la gomaespuma, la lana y el resto de cosas que están por nacer. «Lista», dice Manuel, levantando de las axilas a la marioneta, como aquel día en que Geppetto conoció a Pinocho. Los tres dan la bienvenida desde arriba y le advierten, entre susurros, que su viaje está a punto de empezar.

Manuel Marín Folgoso (Granada, 1982) crea marionetas. Criaturas fantásticas y expresivas que recuerdan a Gustavo, Peggy, Gonzo y el resto de los Teleñecos (Los Muppets) de Jim Hensson. «Hago monstruos simpáticos, de ahí el nombre de la marca, Tragicomic». Marín tiene el pelo largo y la barba espesa, con dos grandes pendientes en las orejas que le dan un aire de Jack Sparrow. «Llevo 20 años dedicándome a esto. Es un trabajo curioso sobre todo porque este tipo de marionetas no se estila mucho en España, casi todo lo vendo en Estados Unidos». Esta última Navidad, el ritmo ha sido frenético, con una docena de pedidos por semana. «Habrán salido medio centenar en un mes, una barbaridad. He estado aquí encerrado desde las ocho de la mañana hasta las nueve de la noche, sin parar», resopla contento.

Algunas de sus marionetas. R. I.

El precio de las marionetas oscila de los 100 a los 300 euros, según la complicación que tengan. De hecho, Marín tiene personajes propios, «mis monstruos», que hace con más agilidad. Pero es que también acepta todo tipo de peticiones, desde un «quiero una marioneta de un gaticornio –mezcla de gato y unicornio– rosa con el cuerno de arcoirís» hasta un «hazme a mí mismo, con mi gorra de béisbol y mi chaqueta marrón». «Esas peticiones –explica el artista– son más difíciles porque hay que empezar de cero. Y, claro, me llevan mucho más tiempo. Porque cualquiera de estas –recorre con sus brazos la estantería del taller– requiere mucho tiempo. Muchísimo».

Marín se acerca a la estantería y saca al capitán koala. Introduce su mano derecha por la tela, coloca los dedos en los huecos internos de la boca y, con la otra mano, sujeta la varilla con la que mueve la pezuña de la marioneta. «Hola, amigos», dice con una voz impostada y teatral. «Ya... –carraspea– lo mío no es manejarlas». Luego trae al erizo y juguetea con sus ojos, que parpadean con un mecanismo sencillo pero muy efectivo. «Le da mucha expresividad, ¿verdad? A mí me parece que son todas preciosas».

Marioneta personalizada.
Imagen - Marioneta personalizada.

Marín trabaja a través de su perfil en Etsy, la mayor web internacional de artistas y artesanos. «Me contactan por ahí, me dicen lo que quieren y me pongo a trabajar». ¿Cómo hace sus marionetas? No es fácil: «Primero hago un modelado del personaje en plastilina, a partir de imágenes. Cuando tengo la forma, voy creando una especie de película cerrada con cinta de carrocero, por la que marco las partes en las que se divide la pieza. Con esos trozos pequeños hago el patrón en gomaespuma». A continuación pasa a los accesorios y los movimientos especiales, como ojos que parpadean, bocas singulares, cejas… «Y para las manos hago un esqueleto de alambre y lo forro con gomaespuma». Con las piezas listas, todo se une con las telas y los tejidos apropiados y, las partes visibles, se cosen a mano para que el acabado sea perfecto.

Crear una marioneta completa puede tardar entre uno y tres días de trabajo. «Aunque últimamente funciono por tareas y voy haciendo varias marionetas a la vez: hoy pinto patrones y corto tela; mañana coso y monto; y así me cunde más».

Tragicomic

Una terapia

A. A.

Manuel Marín, en realidad, no se llama Manuel Marín. «Mi nombre real es Ezequiel, el oficial, el de los papeles. Pero es que mis padres se separaron y mi madre me llama Manuel de toda la vida. Yo me siento más Manuel». Sentado en el salón de casa, rodeado de instrumentos de música, juegos de mesa, peceras y dibujos de sus hijos, Marín echa la vista atrás. «No sé bien por qué empecé. He hecho manualidades toda la vida y un día, poco a poco, me fui metiendo en el mundo de las marionetas. Las hacía y las vendía. Y eso he hecho los últimos 20 años».

Antes, el granadino trabajó en tantas cosas que apenas las recuerda: «Sobre todo en el campo, en la aceituna. Y en la construcción, en bares… trabajos duros. Muy duros». Al revivir aquellos días, se rasca la barba y suspira. «Creo que las marionetas empezaron como una terapia. En aquel momento no estaba haciendo nada y necesitaba darle sentido a mi vida. Sí, fue una terapia que me salvó de alguna manera».

A. A.

Veinte años después, en España, hay muy pocos que hagan marionetas como las suyas. En Granada, ninguno. Antes de volver al trabajo, un quejido de bebé le saluda desde una cuna. «Es Dharma, se ha despertado. Ya tiene hambre –dice, conforme lo coge en brazos y le pone morritos–. Tiene cinco meses. Dharma tiene dos hermanos, Gael, de 10 años; y Duna, de 2». Manuel pasea por el salón hasta la silla del taller. En la estantería, el koala, el erizo, el mono y el nuevo, un gato con aires japoneses, miran embobados a padre e hijo. «Este es el muñeco que mejor me ha salido», bromea Manuel. Desde el salón, Cristina, su mujer, exclama divertida: «¡Ese lo hice yo!». Y todos, los siete, ríen.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

ideal Los Teleñecos de Granada