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El templo abandonado de Fuente VaquerosConcepción y Antonio son primos. Ella calza 77 años; él, 81 bien llevados. Los dos nacieron en casas que colindan con la Iglesia de la Paz, un modesto templo construido en 1660 por mandato de los Duques de Wellington que se encuentra abandonado –según los lugariegos lleva más de veinte años cerrado–. Ahora Concepción, Antonio y los cincuenta vecinos que habitan en esta pequeña aldea dependiente de Fuente Vaqueros observan el estado del edificio con gran preocupación. El agua penetra por los tejados y uno de los muros linderos, levantado en su día con tierra prensada, muestra desprendimientos como consecuencia de la humedad.
El Ayuntamiento lleva mucho tiempo advirtiendo del mal estado de la construcción, dependiente de la parroquia de Cijuela, y ahora parece que, por fin, la Archidiócesis de Granada va a tomar cartas en el asunto. Por lo pronto, sus técnicos realizaron recientemente un informe. El consistorio ha estimado que los arreglos costarían unos 13.000 euros.
Y es que hablamos de un inmueble con un gran valor sentimental para cientos de familias que han casado ahí a sus hijos. «Las campanas eran mi despertador todos los domingos», recuerda entre risas el bueno de Antonio, cuya habitación daba a la espadaña. Su niñez estuvo vinculada a la Iglesia de la Paz, con la advocación del Sagrado Corazón de Jesús. «Nuestros maestros, don Antonio y don Elías, nos traían a rezar el rosario», comenta Antonio con añoranza –vivió en La Paz hasta 1965–. La añoranza de aquellos años mozos. «Cuando jugábamos al fútbol en esta zona», rememora señalando con su dedo índice un espacio ahora cubierto por el asfalto. Muy cerca del establo donde guardaba las sesenta ovejas que manejaba con maestría para que pastaran por los alrededores de la Paz, hoy plantados con espárragos y chopos.
Concepción escucha con atención lo que dice Antonio. «Los dos somos Muñoz», comenta mientras se miran a los ojos. «Yo estuve aquí hasta 1956, pero sigo viniendo con mucha frecuencia porque mantengo una vivienda». Una vivienda muy cercana a la Iglesia de la Paz, donde la alumbraron. «Era muy pequeña, tenía una cocina comedor y un dormitorio». «En la Iglesia de la Paz me bautizaron e hice la primera comunión», relata Concepción. Celebraciones a las que acudía todo el pueblo. «Entonces aquí éramos más de doscientos».
Ahora la Paz es básicamente eso, un remanso de paz. «Viven unos cincuenta paisanos, muchos extranjeros», explica José Miguel Muñoz, teniente de alcalde de Fuente Vaqueros y concejal de casi todo. También de Patrimonio. Él conoce mejor que nadie todos los desperfectos en la Iglesia de La Paz. Tanto es así que asistió al peritaje que hizo la Diócesis hace unos días. «Nada más entrar, cuando miras hacia arriba, se observa un boquete de un metro en el falso techo y, justo encima, una apertura en el propio tejado», describe José Miguel. «Es una situación muy preocupante porque por ahí entran el agua, el viento y las aves, y porque se puede venir abajo la cubierta», narra el edil, quien alerta de los peligros que puede haber para las tres fincas anexas en el supuesto de que finalmente se produjera el colapso. «También hay que actuar en una de las dos paredes, la que se halla a la derecha, afectada por las filtraciones».
«El Ayuntamiento lleva muchos años, desde 2013, advirtiendo de la situación al Obispado», asegura José Miguel Muñoz. En 2013, un funcionario municipal ya redactó un informe donde diagnosticaba la precaria situación de la Iglesia de la Paz y la necesidad de acometer una serie de actuaciones de rehabilitación. En ese momento, según el munícipe, no hubo ninguna respuesta oficial por parte de los dueños: «Tan solo nos dijeron, de una manera informal, que no había presupuesto para estos menesteres».
En los últimos diez años, la Iglesia de la Paz ha seguido deteriorándose. En 2022, el Ayuntamiento volvió a documentar la situación y volvió a dar un toque de atención a la Archidiócesis que, ahora sí, parece que ha decidido dar un paso adelante y mandar una comisión para analizar cómo se halla la Iglesia de la Paz.
«El Ayuntamiento insistirá en que se lleven a cabo las obras oportunas para erradicar cualquier tipo de riesgo», manifiesta José Miguel Muñoz. La Iglesia de la Paz tiene una enorme relevancia para Fuente Vaqueros. «Tanto es así que estamos trabajando para que sea declarada Bien de Interés Cultural». El edificio se estructura en una sola nave y no alberga imaginería de valor. «Pero la Paz es muy importante por nuestra apuesta por rutas de senderismo que pasan por aquí, porque es un reclamo turístico, por los ciudadanos y por lo que significa para muchos fuenterinos», concluye.
Mientras tanto, Concepción y Antonio seguirán paseando por su pasado con el anhelo de que la Iglesia de la Paz recupere el esplendor robado por el paso del tiempo. «Tenemos un pellizco en el estómago solo de pensar que la iglesia se caiga».
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