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El terremoto que destrozó la villa romana de AlboloteGranada lleva temblando millones de años. Todos los días se produce algún terremoto, aunque afortunadamente solo un pequeño porcentaje es sentido por la población. No tiene más que meterse en la web del Instituto Geográfico Nacional para comprobarlo.Pero no siempre ha existido internet y tampoco ha habido sismógrafos tan sofisticados. Así que no queda otra que fijarse muy bien en las secuelas que dejan las sacudidas en el patrimonio para intentar documentar las más antiguas y entender ciertas cosas importantes. Como que una esplendorosa villa romana situada a pocos metros del pantano del Cubillas, fechada entre los siglos I y IV después de Cristo, quedara en desuso.
Hasta ahora había evidencias de que el más antiguo probado se produjo el 24 de abril de 1431. Textos de la época revelan que aquel temblor derribó gran parte de la muralla de la Alhambra y el palacio de Alixares. Una reciente investigación de la Universidad de Granada abre una ventana anterior. Que un sismo que se habría producido en el siglo XIII causara el abandono del poblado fortificado medieval del Castillejo, en Los Guájares. Y ahora, las últimas campañas que se están llevando a cabo en la Villa Romana Cortijo del Canal, acometidas también por la UGR con el patrocinio de la empresa de energías renovables X-Elio, han puesto sobre la mesa la hipótesis de que aquel dominio junto al Cubillas, que tiene la gran singularidad de que simultaneó la fabricación de aceite de oliva y de vino, dejara de funcionar por eso. Porque hubo un gran seísmo en el periodo alto imperial, entre los siglos I y IV.
«Esta idea es más que verosímil», apunta la profesora de la UGR Macarena Bustamante, quien agrega que la certidumbre no se obtendrá hasta que se haga un 'penetro'. Es decir, un taladro que permite sacar muestras de sedimento. «En este tema –agrega– estamos contando con la colaboración de un compañero de la Universidad Autónoma de Madrid, Carlos Arteaga». «Detectamos anomalías por fisuras y elementos caídos por sismicidad, todos en la misma dirección, aunque ahora la incógnita que nos queda por despejar es si todo esto se produjo entre los siglos I y IV o fue posterior», explica Elena Sánchez, otra de las docentes implicadas en el estudio de la Villa Romana Cortijo del Canal. «En Granada siempre ha habido actividad sísmica y no se puede descartar que estas grietas aparecieran posteriormente», apostilla.
Mientras tanto, los trabajos realizados en el yacimiento en los últimos años no dejan de aportar resultados interesantes. Por lo pronto, conviene situarse en el espacio. La Villa Romana del Cortijo del Canal se localiza donde está el mojón que marca el kilómetro seis de la nacional 323. Muchos la conocen sencillamente como la 'carretera del pantano' porque bordea el embalse de Cubillas.
«En toda esta zona –dice Bustamante– hay cuatro o cinco villas similares y posiblemente habrá alguna más bajo las aguas». De la Villa Romana del Cortijo del Canal se ha excavado una parte muy pequeña, la que se dedicaba al procesado de la aceituna y de la uva. Por ahora resulta casi imposible saber cuánta extensión ocupaba en su totalidad, pero no sería nada descabellado hablar de unas dos hectáreas. Otra de las peculiaridades es que se distribuía de forma aterrazada.
Lo que se ha descubierto ahora se halla en terrero inferior, el que está más pegado al arcén –todo el yacimiento está acotado por una valla habilitada por el Ayuntamiento de Albolote, al encontrarse en su amplio término municipal–. Las primeras prospecciones se realizaron en los años ochenta, pero es ahora cuando, gracias a la UGR y el apoyo de X-Elio, se están empezando a conocer muchos de los secretos que hay en el subsuelo de la Villa Romana del Cortijo del Canal.
Aún queda por explorar, por ejemplo, la plataforma de arriba, donde hay afloramientos de varias estructuras que podrían corresponderse con la parte habitacional de la 'villae'. Es decir, los espacios donde vivía tanto el propietario como los trabajadores de la finca que tenía a su cargo. No se puede descartar que haya una casa con decoración y mosaicos como los de Salar. Pero aún no se puede confirmar nada. Está pendiente el estudio geofísico, por medio de georradar, que aporte información de forma no intrusiva de lo que hay ahí abajo. No es sencillo porque hay muchas interferencias en forma de raíces y en forma de pinos que no permiten el escaneo de todo el área.
Respecto a los restos materiales, han aparecido por ahora tan solo fragmentos cerámicos. Entre ellos, trozos de dolías, grandes tinajas que se empleaban para la fermentación que fueron producidas en los Alfares de Cartuja.Los análisis también han permitido saber que la calidad del vino que se producía aquí no era muy buena, al estar muy aguado. El aceite de oliva sí que era excelente y se exportaba por todo el Imperio.
La Villa del Cortijo del Canal es un vestigio –otro más– de aquella floreciente Granada romana tan injustamente olvidada y ensombrecida por el esplendoroso pasado musulmán. Las cosas están cambiando.
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Inés Gallastegui | Granada
David S. Olabarri y Lidia Carvajal
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