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Patrimonio de Granada
El tesoro del Realejo que vuelve a relucirLos Reyes Católicos tomaron Granada el 2 de enero de 1492. Una fecha que no solo marca el inicio de la historia moderna de España, sino que también supone la implantación de la cristiandad en toda la península. Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón arrastraron consigo a un séquito de nobles y religiosos entre los que se encontraba un señor que se llamaba Fray Hernando de Talavera, que inmediatamente fue designado primer obispo de Granada. Lo primero que legó este señor a la ciudad fue una talla de Jesús en el madero, datada en el siglo XII –época románica–, que está considerada el primer Cristo que entró en Granada.
Pues bien, esta valiosa imagen es uno de los múltiples elementos que conforman el espléndido retablo de la iglesia de las Comendadoras de Santiago, en el Realejo, que se comenzó a restaurar finales de mayo de 2023 y que estará finalizado a mediados de febrero de 2024, según aseguran los tres expertos que están realizando esta intervención: Alberto Carretero, Pilar Aragón y Alberto Estrada.
Una actuación que supone un desembolso de 110.000 euros, de los cuales 30.000 salen de las arcas de la Junta de Andalucía, mientras que los 80.000 restantes tienen que ser aportados por las religiosas de las Comendadoras, una comunidad formada por veinte monjas –la más joven tiene treinta y seis años– que subsiste básicamente gracias a la hospedería, el comedor, la venta de dulces y la confección de bordados. ¿Y cómo se las han ingeniado para obtener estos 80.000 euros? No está siendo nada sencillo.
Entidades como la Fundación Caja Rural Granada han realizado generosas aportaciones, a lo que hay que sumar iniciativas como las de la cofradía de la Oración en el Huerto, con sede canónica en el Convento, que han organizado, entre otras actividades, representaciones de magia en el teatro Alhambra. Aunque el gran evento tendrá lugar en el Auditorio Manuel de Falla hoy a las 19.00 horas. Una gala en colaboración con el Ayuntamiento cuya recaudación se destinará íntegramente a este proyecto. Por el escenario pasarán Diana Navarro, José Manuel Zapata, Kiki Morente, Marina Heredia y Mariola Cantarero.
Alberto Carretero
Restaurador
Durante los diez meses que está durando la rehabilitación, Pilar y los dos Albertos están dedicados en cuerpo y alma a esta empresa. Desde las ocho de la mañana a las seis de la tarde.Y es que, aunque en apariencia esta joya de seis metros de ancho por diez de alto se encontraba en un estado de conservación aceptable, los primeros trabajos en el andamio evidenciaron problemas que requerían una actuación relativamente urgente.Tanto es así que alguna de las tallas, como la de la Fe, de Bernabé de Gaviria, estaba a punto de caerse, lo que habría tenido unas consecuencias nefastas.
Esta era la principal patología, la movilidad. Todo estaba suelto –salvo la base–. «Si hubo cosas que no se desprendieron, fue un verdadero milagro», confiesa Pilar Aragón, quien agrega que en estos trescientos años el conjunto no solo ha sufrido el embate de los terremotos –se cumplen ahora tres años del enjambre sísmico–, sino el comportamiento de la propia madera –de pino laricio, por cierto–, que es un material vivo.
Pilar Aragón
Restauradora
En este punto conviene recordar que estamos ante un altar del siglo XVIII de autores anónimos. Así viene en los archivos de las Comendadoras. Y eso dice también una inscripción que se ha descubierto en el transcurso de estos trabajos: 1764. Esa fue la fecha en la que se ejecutó este tesoro anónimo del patrimonio de Granada de estilo churrigueresco. Hubo uno antes, datado en el siglo XVI, pero fue desmontado porque, al parecer, no era del gusto de las madres.
Datos
1764 Los restauradores han descubierto una inscripción no visible del retablo donde se especifica que fue construido en 1764. No se sabe, por ahora, la identidad del autor.
12 Uno de los elementos de más valor del conjunto es la talla románica del Crucificado, datada en el siglo XII. Fue el primer Cristo que entró en Granada.
Pero volvamos al aquí y al ahora. ¿Qué otros males presentaba el retablo? Además de la falta de sujeción, se apreciaba mucha suciedad.Por una parte, polvo. Y, por otra, «cantidades industriales de cera de las velas», explica Alberto Carretero. «Esta pátina de humo proporcionaba un aspecto marrón y restaba todo el brillo». Dentro de unas semanas, cuando se acabe la faena, se recuperará el esplendoroso aspecto primigenio. Los fieles podrán observarlo en primera persona, ya que el templo de las Comendadoras acoge la eucaristía.
También había una parte que estaba afectada por un conato de incendio del que no existía constancia –se han detectado quemaduras y restos de carbonización–. A todo ello había que sumar la pérdida o el deterioro de piezas tanto en la estructura como en el ornamento. Tanto es así que Alberto Estrada, que también es ebanista, ha tenido que implementar más de doscientas –las ha realizado en el propio templo–. Entre ellas, hojas de acanto con el símbolo de Santiago y alguna de las planchas del llamador –donde se coloca el cuerpo de Cristo–, con la complejidad añadida de las formas curvas.
Durante estos diez meses de labor, se ha llevado a cabo una limpieza general de todas las partículas adheridas con aspiradoras, brochas y cepillos. La aplicación de disolvente se ha realizado tras la realización de pruebas de solubilidad para comprobar que los precipitados no ocasionaban ningún tipo de daño. Además, se han fijado todos los elementos inestables con pernios y tornillos inoxidables –se han respetado los clavos originales–. También se han usado colas.
El equipo de restauración ha invertido muchas horas, además, en la fijación de escamas en la policromía y los dorados, estucando todas las faltas y repintando las zonas que se habían quedado sin pigmentación. Mención aparte merece la recuperación de todas las esculturas insertas en los diferentes niveles atribuidas a artistas tan importantes como Alonso de Mena, Pablo Rojas y Bernabé de Gaviria.
El retablo, donde destacan unas imponentes columnas salomónicas, fue concebido para la adoración del Santísimo con puertas cóncavas rodantes. Fue ideado para la misa. El tabernáculo llena el espacio central del primer cuerpo. Se distribuye verticalmente en tres calles rematadas por un ático con tres figuras. A la izquierda, la Fe, representada alegóricamente por un joven con los ojos vendados. En el medio, el Padre Eterno. Y a la derecha, la Esperanza.
El rico programa escultórico se completa con una Santa María Madre de Dios, que porta en una mano al Niño Jesús y al otro un cetro. En la hornacina central se sitúa el crucificado de Fray Hernando de Talavera, que ha sido retirado temporalmente a la sacristía para mantener unas condiciones de temperatura y humedad constantes. También se han quitado eventualmente un San Agustín de Berbabé Gaviria (siglo XVIII) y un Santiago Peregrino, del siglo XV, de factura anterior a la Conquista y de posible origen castellano –buena prueba de su importancia es la cesión para exposiciones tan importantes como 'Las edades del hombre'–. Ambas se sitúan durante unos meses en el antiguo locutorio.
Por último, también se ha intervenido en un San Juan Evangelista de Alonso de Mena (siglo XVII) y un Santiago Mayor de Pablo de Rojas, ambos de menor tamaño.
Hace 260 años alguien –no se sabe quién– diseñó un altar para las Comendadoras de Santiago que ahora volverá a lucir en todo su esplendor. Una obra de arte entre las múltiples maravillas que atesora un convento imprescindible para entender la Historia de Granada.
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Inés Gallastegui | Granada
David S. Olabarri y Lidia Carvajal
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