![Breaking Bad, la película: El profesor Pinkman](https://s3.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/201811/11/media/cortadas/walter-mirror-end-kT9D-U6015171537325NI-624x385@Ideal.jpg)
El profesor Pinkman
¿Y si el final -el final de verdad- de Breaking Bad estaba escondido en la pizarra que utilizaba Walter White en la primera temporada?
José E. Cabrero
Granada
Domingo, 11 de noviembre 2018, 09:29
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José E. Cabrero
Granada
Domingo, 11 de noviembre 2018, 09:29
Es un hombre distinto al que conocimos al principio. Ahora lleva barba y gafas oscuras mientras atraviesa unos pasillos repletos de instrumentos químicos. Entre los cachivaches hay una máscara que dispara -atraviesa- su memoria y, al fin, sonríe. La música, Baby Blue de Badfinger, suena. «All that time without a word». Las sirenas de la policía reflejan luces a través de la ventana, sobre unas manchas de sangre. La cámara se eleva, «Did you really think, I'd do you wrong?», los agentes se acercan al bueno de Walter White, «my baby blue», y su rostro se desvanece como el humo de una pócima. Unos minutos antes, Jesse Pinkman asiente y suspira y lamenta y conviene y se gira lentamente para, al fin, acelerar en un coche que ríe a carcajadas tanto como él. Jesse grita, Walter calla. Nadie, ni ellos ni nosotros, somos los mismos que al principio. La fórmula, 'Breaking Bad', ha funcionado.
Vince Gilligan empezó escribiendo lo que parecía una serie de arte y ensayo, una crítica social para espectadores exigentes, y terminó marcando un hito generacional. Un universo narrativo inesperado que sigue creciendo con Better Call Saul (en su cuarta temporada) y con una película que el propio Gillian ya está rodando. La cinta será una continuación directa del último capítulo de la serie y seguirá los pasos de Jesse Pinkman tras su alocada y silenciosa despedida de Walt.
Tal vez Pinkman hará suyo el inolvidable monólogo de «Yo soy el peligro» y termine abandonando sus aires de Robin para vestir el negro de Batman. Puede incluso que reclame el nombre, el trono y la herencia de Heisenberg. O, quizás, su huida termine con un coche limpio, una familia asentada y una tos molesta, en un pacífico instituto de un barrio de Albuquerque, explicando a un puñado de jóvenes inmaduros, tal y como hizo Walter en la primera temporada de la serie, qué es la quiralidad: la propiedad de un objeto de no encajar con su reflejo. Pese a ser el mismo objeto. Lo que habrá al final, lo que había al principio.
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