Al terminar el rodaje, Hernán Zin (Buenos Aires, 1971) coloca el patinete en el suelo y, con un leve impulso, se deja caer por las cuestas del Albaicín. Él, que tantas veces vio el rojo de las bombas borrar las cosas hermosas, mira el ... atardecer de Granada con cierta melancolía. Es periodista, reportero de guerra retirado, autor de cinco novelas, fundador de la productora Doc Land y director de medio centenar de documentales repartidos por Netflix, Prime, HBO, National Geographic, Movistar o RTVE. Y así, con la brisa nazarí de frente, piensa en la música 'De la calle' y en Antonio Carmona, «qué buen tipo». Piensa en que dentro de dos semanas podría ganar un Emmy. Y piensa, sobre todo, en cuál será su próxima historia.
–¿No viaja sin su patinete?
–¡No! (ríe) En los tiempos muertos me da la vida. Empecé hace unos años, no creas, lo mío es el kite surf, en Tarifa, donde vivo.
–¿Cuál es su última historia?
–Acabo de terminar la serie sobre Julen, el niño que se cayó a un pozo, en Totalán. He pasado un mes en Málaga, con la familia. Ha salido algo bellísimo, en tres capítulos.
–Hubo muchos granadinos allí.
–Sí, claro. De hecho, el que llevaba las obras, Antonio Nieto, era de Granada. Aquellos días, su padre estaba enfermo y cuando terminó una parte del trabajo se vino al hospital, a verlo. Cuando llegó a la habitación, su padre le dijo que volviera para allá. En Granada pasaron muchas cosas importantes para el rescate de Julen.
«Acabo de terminar la serie sobre Julen, el niño que se cayó a un pozo, en Totalán. Ha salido algo bellísimo, en tres capítulos»
–¿Hay título?
–Sí, '13 días', los trece días que tardaron en llegar al cuerpo de Julen. Trece días de puro compromiso. Es muy emocionante. Bueno, también acabo de terminar un documental sobre la Reina de España, que cumple 50 años. ¡No paro!
–Y a los Emmy.
–En dos semanas. Estoy muy contento. A ver si traigo un Emmy para España. Voy con un documental sobre el segundo paciente con covid de España, se llama '57 días'. Sí, con los títulos soy un genio (ríe).
–¿Ganará?
–Estar en Nueva York es un lujo. Han seleccionado un documental que hemos hecho en España con mucho amor… Sí, yo creo que sí ganamos porque tiene mucha verdad. Es una historia contada con los mensajes de whatsapp que enviaba y recibía el paciente. Es muy original y contamos algo que mucha gente vivió. Cuando lo publicamos en el New York Times tuvo más de 3.000 comentarios.
–¿Por qué contar historias?
–De niño ya lo tenía clarísimo. He tenido mucha suerte en la vida. Cuando terminé Ciencias Políticas me dije que tenía que ayudar en algo y lo único que sé hacer es contar historias. No sabemos hacer nada útil en realidad (ríe). En una guerra te gustaría ser médico o enfermero, pero contamos historias. Desde niño quise viajar y contar historias que cambien un poco la realidad, que hagan pensar, que mejoren la sociedad...
«Desde niño quise viajar y contar historias que cambien un poco la realidad, que hagan pensar...»
–Libros, series, películas y creo que también está con los NFT. ¿De dónde saca tiempo?
–(Ríe) ¡Y una productora de podcast! De hecho tenemos el podcast más escuchado del mundo. Es que amo lo que hago, esto no es un trabajo, es una forma de vivir. Trabajar es lo que hace el camarero en el bar, o los estibadores en el puerto… Nosotros somos unos afortunados.
–¿Dónde le gustaría estar?
–Estoy muy contento de estar aquí. He alucinado con lo bella que es Granada. Creo que es un espectáculo, una maravilla, de las ciudades más bonitas en las que he trabajado. Luego tengo mil proyectos en mente. Ayer mismo, con Antonio Carmona, surgió la idea de recorrer Europa con una caravana de flamenco. Y estoy con mi primer corto, con música de Manu Chao.