Hulka aplasta Elías Ahuja
El eJe ·
Hemos normalizado ciertas violencias que nos llevan a ver, como cosas de niños, que una manada de chavales abra la ventana para gritar «¡putas!»El eJe ·
Hemos normalizado ciertas violencias que nos llevan a ver, como cosas de niños, que una manada de chavales abra la ventana para gritar «¡putas!»Fue el primer tuit que vi el jueves por la mañana. Nada más pulsar el botón del móvil, la residencia de Madrid empezó a gritar desde esa pequeña ventana. «¡Putas!», escuché. Reinicié el vídeo para cerciorarme. Sí, habían dicho «putas». Un minuto después tenía una ... extraña sensación en el estómago, completamente retorcido y estrujado. A lo largo del día fue empeorando, como una camiseta recién lavada a la que das vueltas para que escurra. Hubo gente que intentó disculpar el comportamiento con un «son cosas de niños» o, peor, «esto es una tradición y pasa todos los años».
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Me pregunto cuántos padres de esos residentes de Madrid le dijeron alguna vez a los profesores de sus hijos, en el colegio y en el instituto: «Mi hijo no es así», «no tiene derecho a castigarlo», «¿quién se cree para opinar?», «mi hijo tiene que aprobar sí o sí»… En fin, la educación. La educación a todos los niveles: desde casa hasta la universidad. ¿Cómo debería reaccionar una Universidad al ver a sus alumnos actuar así?
Esa noche vimos el episodio 8 de 'Abogada Hulka', una serie que, desde mucho antes de empezar, ya sufría insultos y lamentos en Internet. ¿Por qué? Porque es una mujer, básicamente. Igual que con Miss Marvel o la película de Viuda Negra. Es simplemente eso, pero disfrazado de sesudos y vergonzosos comentarios tipo «esta inclusión forzada responde a intereses ocultos» y mierdas así. Sí, mierdas, perdonen el lenguaje. Pero es que hemos normalizado ciertas violencias que nos llevan a ver, como cosas de niños, que una manada de chavales abra la ventana para gritar «¡putas!». En el último episodio de la serie, les decía, Hulka se enfrenta precisamente a esto: a los de Elías Ahuja y a todo lo que implican sus gritos. Me alegra ver que hay una heroína en la sala.
Hulka, aplasta.
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