La valentía de David Sinclair
El pasado domingo, el canadiense deslumbró en La Platería, acompañado por Miguel Rodríguez 'el Cheyenne' y, al cante, su hija Estrella de Manuela
Jorge Fernández Bustos
Lunes, 17 de marzo 2025, 16:51
Hay que tener valor para abandonar una vida acomodada en la ciudad de Toronto y venirse a Granada para aprender y empaparse de flamenco. David ... Sinclair ya tenía una base como guitarrista cásico y de acompañante de grupos de rock en su país (incluso grabó un par de discos), pero, tentado por el toque flamenco, aterrizó en nuestra ciudad y se hizo «granadiense». Sus comienzos no fueron fáciles, como se adivina, entre el idioma y el mundo tan cerrado y celoso en el que quiso entrar; se le hizo cuesta arriba. Poco a poco, sin embargo, con humildad y trabajo, ha ido forjando una identidad tan reconocida como respetada.
Ahora, con varios discos de flamenco a sus espaldas y el respeto de los artistas de la tierra, se presenta en un escenario de prestigio. Nada menos que en La Platería, acompañado al compás por uno de sus mentores: Miguel Rodríguez 'el Cheyenne' y, al cante, su hija Estrella de Manuela. Fue este domingo, en los Matinales de la Peña. Con sencillez y modestia, pero también con la seguridad que dan los años y los deberes hechos, David se sube a las tablas en solitario, para rendirle el primer tema a su progenitor, con la rondeña 'A mi padre', perteneciente a su último trabajo discográfico. Su toque es limpio y reconocible, intensamente influido por su formación clásica. El Cheyenne entra en escena seguidamente para dimensionar el resto de los temas con su sentido del ritmo. Su cajón, exacto y sin estridencias, da la medida exacta al latir de cada una de las propuestas de Sinclair, que prosigue con la bulería 'Giriría'.
'Tú no eres de aquí'
Las alusiones a su origen extranjero son continuas, haciendo que el humor acompañe el recital. Como los tangos 'Tú no eres de aquí', que canta, junto al percusionista, creando esa atmosfera de familiaridad cómplice a la que aludimos. Las guajiras son sumamente originales, con algún guiño puntual a Montoya; y las colombianas 'La vuelta', de su primer disco, tienen un ritmo alegre y pegadizo. En el toque de ida y vuelta nada con la corriente a favor. En contra de otros, al canadiense no le hace falta explicar sus melodías.
Para las malagueñas de la Peñaranda, ya hasta el final, contó con el cante fresco y afinado de Estrella de Manuela. Por levante, el acompañamiento de la guitarra fue algo más tímido y diluido, al igual que le pasó con los fandangos finales. Aparte de que era la primera vez que acompañaba a esta joven artista, en el cante libre se le ve algo menos seguro. No así en la soleá por bulerías (al decir de muchos, el palo más completo), que supo arropar con decisión y prestancia.
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