El italiano Paolo Pinamonti, en la sala de reuniones del Archivo Falla. J. A. M.

Paolo Pinamonti | Director del Archivo Manuel de Falla

«Venir a Granada supone regresar a mis orígenes»

El italiano ha firmado un compromiso por tres años, y entre sus objetivos se encuentran acercar la institución a la ciudad e internacionalizarla

Viernes, 29 de septiembre 2023, 00:05

El italiano Paolo Pinamonti (1958) comenzó el pasado día 15 a ejercer como director del Archivo Manuel de Falla, cargo para el que fue escogido por unanimidad el pasado mes de enero. Recién aterrizado en esta responsabilidad, su vinculación con la figura de Falla se ... remonta, sin embargo, 37 años atrás, cuando en un mes de septiembre, envió su primera carta a Isabel de Falla, sobrina del músico y madre de Elena García de Paredes, la actual gerente de la Fundación y próxima presidenta de esta. Viene con ganas de trabajar, y con unas ideas que explicita en esta entrevista.

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Llega usted a Granada con una edad en la que en España, y en Italia, nos jubilamos. ¿Cuáles son sus planes?

–Primero, responder a esta confianza depositada en mí por los patronos de la Fundación, a base de trabajo e ilusión. Para mí, estar en Granada es volver a mis inicios, a aquel joven que organizó la representación de 'El retablo' en La Fenice en 1983, y que trabajó para que 'El corregidor y la molinera' llegara a aquel teatro. Fue un momento en el que creció el aprecio de la obra de Falla en mi país.

Eran los años en que se estaba gestando el Archivo, también.

–Efectivamente, la consideración de Falla, más allá de como un músico popular, como una pieza fundamental de las vanguardias, y el nacimiento efectivo y posterior traslado del Archivo a Granada, fue algo paralelo.

¿Cuánto dura su compromiso con la Fundación?

–En principio, estaré aquí durante los próximos tres años.

¿Cuáles serán sus iniciativas inmediatas?

–Primero, me considero continuador del trabajo que hicieron mis antecesores Jorge de Persia, Ivan Nommick y Diego Martínez. Ellos hicieron de esta institución un foco de investigación riguroso, bien organizado, y conectado con la ciudad que lo alberga. Desde el principio de mi relación con el Archivo, he intentado ahondar en los aspectos más desconocidos de la vida del maestro, como por ejemplo, su actividad en Madrid antes de marcharse a París. Precisamente, esa dimensión internacional de Falla es la que me interesa reivindicar especialmente.

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¿Qué importancia tuvo la forma de ser de Falla en esta expansión de su música?

–Fundamental. Cuando las redes sociales no existían, el maestro creó algo muy similar, fomentando relaciones de amistad y respeto con músicos y estudiosos de diversos países europeos, merced también a su proverbial dedicación y delicadeza a la hora de establecer acercamientos personales a través de cartas, tarjetas y demás instrumentos postales. Esto ha hecho del Archivo Falla, que guarda muchos de esos escritos y sus contestaciones, un 'corpus' documental muy completo, muy homogéneo y muy ordenado. Me atrevería a decir que es casi único en Europa, y es uno de los más importantes del mundo, por estas características.

Relaciones

¿Cómo se va a relacionar entonces el Archivo Falla con el exterior?

–Vamos a aprovechar las grandes celebraciones que tenemos en puertas. Por ejemplo, el centenario del nacimiento de Berio, que tendrá lugar en 2025. Él tuvo una relación muy próxima con el Archivo, ya que orquestó las 'Siete canciones populares españolas', y probablemente emprendamos acciones comunes con su Archivo. También me gustaría investigar en torno a 'L'enfant prodigue' de Wormser, una obra que tocó el maestro, consumado pianista, en una compañía que giró por Francia, Bélgica, Alemania y Suiza. Y una obra muy especial, porque es una pantomima musical que conecta al maestro con el cine, ya que de ella se hicieron dos películas mudas que estamos tratando de recuperar con la Cinemateca de Toulouse y el Centro de Investigación Bru Zane de Venecia. Y finalmente, seguiremos adelante con el proyecto de los epistolarios, que para mí es clave para comprender la obra y la propia existencia del maestro. Tenemos un trabajo apasionante por delante.

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La primera carta remitida por Paolo Pinamonti a Isabel Falla, en 1986. ARCHIVO MANUEL DE FALLA

¿Cómo va a acercar el Archivo a la ciudad?

–Nuestro objetivo es intensificar la conexión entre Falla y la Alhambra. Son realidades inseparables, ya que cuando escribían al maestro desde el extranjero, bastaba poner en el sobre «Manuel de Falla. La Alhambra. España». Y las cartas o los telegramas llegaban. Por supuesto, nos conectaremos con la Universidad, que en 1526 cumplirá 500 años desde el decreto de su fundación y en 1531 los cinco siglos desde su fundación efectiva. Esperamos también que el proyecto de Capitalidad Cultural Europea vaya adelante, y seguiremos implicados en él.

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¿Qué necesita esta institución, en los más diversos órdenes?

–En el orden económico, atraviesa un gran momento, en el que han crecido las aportaciones públicas, singularmente la del Ministerio de Cultura, y de empresas e instituciones. El Ayuntamiento de Granada ha sido, además, el gran valedor de este Archivo desde su fundación. En el orden organizativo, somos pocos, y estoy rodeado de un gran equipo de profesionales, con una cualificación altísima. Desde el punto de vista espacial, es obvio que el espacio que tenemos se nos ha quedado pequeño, y sería importante contar con una ampliación.

¿Se lo pensó mucho antes de venir a Granada?

–En absoluto. Granada es una ciudad maravillosa, que engancha, y yo estoy enganchado a ella. Aquí estaré buena parte del año, como un granadino más.

Un asunto judicial que viene de Italia y que le entristece

En las últimas semanas, el nombre de Paolo Pinamonti se ha asociado en medios especializados con una situación compleja. El Tribunal de Cuentas de la región véneta ha dictaminado que el italiano debe pagar 540.000 euros de multa por haber incumplido, afirma el Tribunal, la Ley de Incompatibilidades, al simultanear su labor como profesor de la Universidad Ca' Foscari de Venecia con su condición de director artístico del Teatro San Carlo de Nápoles, durante cinco años. No es la primera vez que se encuentra en un problema así, ya que durante su etapa como director del madrileño Teatro de la Zarzuela, hubo de renunciar a la dirección artística del Teatro Sao Carlos de Lisboa. En aquella primera ocasión, por indicación del Ministerio de Cultura, después de que el gobierno español y el portugués convinieran que no era posible que la dualidad se mantuviera. «Aquella fue una decisión que dejé en manos de los políticos», afirma.

Lo primero que Pinamonti deja muy claro es que recurrirá el fallo del Tribunal de Cuentas véneto, que considera «absolutamente desproporcionado». En su defensa, alega que cometió un error meramente administrativo, que luego solventó cuando simultaneó su docencia con la dirección artística del Festival de Macerata. «No hubo mala fe por mi parte», asegura. «Fue simplemente un olvido al comunicar algo que era público y que no he ocultado en ningún momento. De hecho, aparece en mi currículo, que es de público acceso». Al directivo le entristece, más que la situación en sí, «que es grave, de ello no hay duda», cómo se ha tratado y cómo ha afectado a su familia, y espera resolverla.

En cuanto a la situación actual, Pinamonti, jubilado en Italia, percibirá su pensión allí, algo que es perfectamente compatible con su dedicación al Archivo Manuel de Falla –por la que percibirá un salario de 4.000 euros brutos al mes, aproximadamente– e incluso con la asesoría artística del Festival de Macerata, un papel cuyo futuro dependerá de la decisión que tome el consistorio de aquella ciudad italiana. El Ayuntamiento de Granada emitió el pasado día 19 un informe que avala esta compatibilidad legal.

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