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Anteriormente, en la Romería del Meñique Incorruto (sí, el término es 'incorruto'): 16 de agosto de 1994. Un Peugeot 205 celeste atropella a Chemi –nadie le llama José Miguel– Márquez en Gran Vía. Como la ambulancia tarda en llegar, unos agentes de policía le ofrecen llevarlo al hospital en su coche. «Si estoy bien», dice, mientras se palpa el cuerpo. Un carraspeo incómodo le señala el charco de sangre que brota de su pie, en chanclas: ha perdido el meñique del pie derecho. Al entrar en el coche de policía le da un ataque de risa y ahí empieza el mito.
«Me hacía gracia, los nervios, yo qué sé, no hacía más que pensar que había que celebrarlo». Pese a que Chemi intentó que le cosieran el meñique al pie, lo perdió, pero pudo guardarlo en un botecito con formol. «Venían a verme los amigos y yo les decía que conforme me dieran el alta le íbamos a hacer un entierro legendario al dedo, que esto tenía mucha gracia». Días más tarde, cientos de amigos recibieron una invitación.
«¡Eso está en el libro!». 25 años más tarde, Chemi Márquez y los dibujantes Enrique Bonet y Miguel Osuna 'El Bute' toman café a las cinco de la tarde. Pese a que levantan el meñique para sorber sus tazas, la velada tiene poco de inglesa. Parece, más bien, una merienda del Sombrero Loco de Alicia en el País de las Maravillas. Los tres hablan como si compartieran un alocado guion de los hermanos Marx, de Tip y Coll, de Martes y Trece, de los Ilustres Ignorantes, de los Chanantes. Escucharlos hablar es tan divertido e hipnótico que, a poco que te descuides, se han comido todos los pestiños de la merienda.
El entierro del meñique se produjo una calurosa noche de 1994. Fue en un cortijo de la Vega, al lado de Puleva. Enrique Bonet leyó una oda al dedo, un tipo que era capaz de hablar al revés dijo unas palabras, cortaron un jamón... Y, entre medias, los asistentes se acercaron al meñique a decirle «cosas bonicas», recuerdan. Seis meses después, Chemi recibió una indemnización, un cheque por 1.735.000 pesetas.
«¡Eso está en el libro!». El canon cuenta que 'El Carmen del Meñique', el hogar que Chemi y Silvia comparten con Alegría, Cecilia y Ulises, sus hijos, se pagó con aquel cheque. «¡El primer milagro del Meñique!», claman los cantares. Lo cierto es que ayudó a pagar una parte, quizás la más importante, pero no la casa entera. Desde allí arranca la Romería del Meñique, una cita secreta y selecta a la que, sin embargo, cada año se suman más granadinos. «En la última cita no conocíamos al noventa por ciento de la gente», dice Chemi.
Chemi Márquez, antiguo portador del Meñique Incorruto
El 16 de agosto de 1995 el cuerpo –o lo que quedaba de él– les pedía hacer algo para recordar la gesta del Meñique, que descansaba bajo tierra en la Vega granadina. Como se acababa de comprar la casa, el Carmen del Meñique, pensaron que sería divertido hacer un traslado de exequias: desenterraron el dedo, lo trajeron hasta la casa acompañados por un grupo de música brasileña, y lo enterraron otra vez bajo una plaquita de Fajalauza que decía así: «Si yo vivo aquí es porque mi meñique se ha ido».
«¡Eso está en el libro!». El Bute se incorporó al Meñique hace catorce años. «Me contaron la historia como si fuera una leyenda urbana –recuerda–, creía que era una historietilla de Granada. Y al final acabé viviendo aquí, en esta casa, antes de que Chemi formara una familia». Enrique Bonet y Chemi llevan compartiendo aventuras desde el instituto, así que esta locura del Meñique era cuestión de tiempo. Y Chemi, por cierto, además de antiguo portador del Meñique sagrado tiene una doble vida como funcionario de Diputación, en el Área de Juventud. Los tres ríen a carcajadas mientras recuerdan sus inicios con el pequeño dedo, también conocido como 'La Sagrada Formita'.
El Bute, habita en el meñique
Chemi, divertido, decide sacar la reliquia de la vitrina del salón, donde habita en paz y armonía con el Albaicín granadino. «Esto no es algo normal, ¿eh? ¡Es una cosa exclusiva, sólo para afortunados!», canturrea Chemi mientras abre la caja para que veamos, efectivamente, lo que un día fue un meñique. Tiene uña. «¡Arrodillaos, por favor, arrodillaos ante el Meñique In-co-rru-to!».
El 16 de agosto de 1996 ya era una cuestión de orgullo. El Meñique no podía ser una simple anécdota. Así que lo volvieron a desenterrar. «Abrimos la tumba –explica Chemi–. El formol se había secado. Y el meñique estaba seco, incorruto, ¡in-co-rru-to! ¡La uña le crecía!». Organizaron una romería por las calles del Albaicín, una fiesta de barrio, un evento que era al mismo tiempo una parodia, una quedada de amigos, una fiesta peculiar y, sin saberlo, una tradición en ciernes. Una cita que repitieron cada 16 de agosto durante 9 años, haciéndolo saber de una punta de Camino de Ronda a la otra. Pero en 2003, ante el riesgo de «ser confundidos con un vulgar y enorme botellón» –la convocatoria se les iba de las manos– decidieron seguir celebrando la romería en secreto, sin anuncios. Y, sin embargo, cada año más gente. Gente distinta que vuelve a su casa con una de las tarjetas que regalan a los asistentes: los relicarios del Meñique.
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«¡Eso está en el libro!», gritan los tres al unísono, otra vez. En estos 25 años de romerías del Meñique se han sumado muchos artistas al alegre movimiento. Dibujantes, escritores y fotógrafos que se han unido para publicar, efectivamente, un libro: 'El gran libro del Meñique'; doscientas páginas coordinadas por Bonet y El Bute repletas de un humor desternillante que relatan todos los detalles de este último cuarto de siglo: una cronología; un estudio de las implicaciones sociológicas, antropológicas, religiosas y culturales del Meñique (ojo, que tiene bibliografía, que es broma hasta cierto punto); un artículo científico; recopilación de mitos y milagros; un memorable álbum de fotos realizadas por Manuel Calero; y un puñado de geniales ilustraciones realizadas por dibujantes granadinos: Carlos López, Chema García, El Torres, Francis Porcel, Fritz, Javier S. Aranda, Munuera, Manuel Vaca, Olga de Castro... «En el centro del libro –describe El Bute– hay un romancero anónimo escrito por Enrique Bonet en el que cada estrofa ha sido interpretada por un dibujante». También hay un gráfico con los elementos del trono que transporta al Meñique; documentos históricos como el atestado policial, el parte del accidente o el cheque de la indemnización; y un sinfín de travesuras que sacarán más de una carcajada en el lector.
El libro, con una tirada de 500 ejemplares, es un milagro en sí mismo del mejor humor granadino. Está disponible en las librerías granadinas Subterránea, Ovni Bazar Bizarra y Flash (12 euros). También se puede conseguir contactando con ellos directamente por Facebook, en la página de la Romería del Meñique. La presentación oficial será este sábado 16 (coincide con el cumpleaños de Chemi, ¿casualidad o milagro?), de 17.00 a 19.00 horas, en la sala Planta Baja, con un concierto de Las recatadas (la banda de El Bute) y Tom Lardner.
Enrique Bonet, el san juan Bautista del Meñique
Desde el primer entierro, Bonet escribe anualmente su oda al Meñique, salmos responsoriales en los que los romeros claman frases como: «¡Que las campanas repiquen, hoy es el día del santo Meñique!». «¿Ves? –dice Chemi– Cuando nació Enrique su madre le llamó Enrique, eso era una premonición de lo que iba a pasar. ¿De todos los dedos de mi cuerpo, cuál rima con su nombre? Tenía que ser ese dedo y tenía que ser Enrique. Ahí está, el San Juan Bautista del Meñique». Ni les cuento las carcajadas, las odas y las fiestas que hicieron cuando los tres amigos fueron conscientes del nombre que firma este reportaje. «¡Milagro! ¡Otro milagro! ¡El Meñique ha hablado!».
Un mensaje que Chemi, Bonet y El Bute querían lanzar. Las cosas del Meñique, ya saben.
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Amanda Martínez | Granada, Amanda Martínez | Granada y Carlos Valdemoros | Granada
Fernando Morales y Sara I. Belled
Pablo Rodríguez | Granada
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