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Esta tarde, a partir de las 19.30 horas, la Biblioteca de Andalucía alberga el acto de presentación de 'Almudena. Una biografía' (Lumen), un libro escrito por Aroa Moreno Durán e ilustrado por Ana Jarén, donde ambas tratan de recoger la vida y obra de la escritora madrileña, en su día esposa del poeta granadino Luis García Montero y fallecida en 2021, víctima del cáncer. Una creadora íntimamente ligada a Granada por afectos –aparte de su marido, sus muchos amigos– y por el hecho de que sentía esta ciudad como su segunda casa, compartida con esa costa gaditana a la que, precisamente, muchos de sus amigos granadinos peregrinaban cada verano.
Lo primero que las coautoras de esta biografía afirman es que este libro tiene un porqué al margen del obvio. «Almudena fue una persona muy generosa conmigo en muchos momentos de mi vida; incluso sin que yo lo supiera», asegura Aroa Moreno. «La lectura de algunos de sus libros me impactó mucho, como por ejemplo, 'Las edades de Lulú', que llegó a mis manos siendo una adolescente, imagínese. Luego, tengo otro recuerdo muy vívido: la lectura de 'El corazón helado', su primer libro dedicado a la memoria», añade.
La autora de los textos también destaca el apoyo que le prestó cuando publicó 'La hija del comunista', su primera novela, galardonada con el Premio Ojo Crítico en 2017. «En alguna ocasión dijo de mi novela que era perfecta, y ello atrajo a muchísimos lectores. Cuando se fue, me quedó la sensación de que no le había dado las gracias, y de que tenía muchas preguntas para ella que habían quedado sin respuesta. Y pensé que, haciendo este libro, me las iba a responder, en sus novelas, en sus entrevistas y en sus conversaciones con amigos», comenta.
Ana Jarén, la ilustradora, destaca la personalidad poliédrica de Grandes y las grandes posibilidades narrativas de su vida. «En un personaje como ella, hay mucho que contar. Esta es una de las facetas más interesantes de mi trabajo, el hecho de que puedo describir muchos ambientes y momentos distintos. He transitado por los años 90, que fueron los de mi infancia, y he sentido a la vez nostalgia y gozo. Gracias al material aportado por la familia, y también por entrevistas, documentales y fotografías, he podido dibujarla a ella y a sus vivencias con fidelidad», dice.
En su afán por documentarse, ambas han heredado la costumbre de la propia biografiada. «Ella era una 'máquina' a la hora de documentarse», comenta. «Si quería documentarse sobre la posguerra, leía incluso los libros de filatelia de la época. La fase de documentación es muy bonita, porque te permite ir recogiendo una información que luego transformas en palabras que deseas sean bellas. Releer a Almudena, revisar sus columnas, novelas, artículos... Ha sido de por sí una experiencia muy gratificante, incluso antes de que llegara el momento de ponerme a escribir».
Además de la labor bibliográfica y biográfica, ambas han disfrutado también de otra labor de documentación que tiene más que ver con el abrazo que con el negro y blanco de las páginas. Han sido muchas las horas de convivencia con García Montero y los hermanos de la autora, además de los 'almudenos de Rota', como se denomina a la cofradía integrada por personajes como Benjamín Prado, Chus Visor o Felipe Benítez Reyes, por citar solo a algunos de ellos. Moreno y Jarén tuvieron el placer de compartir confidencias en aquella misma casa que para ellos fue la suya. Con las aportaciones de todos ellos y muchos más, comentan autora e ilustradora, han podido iluminar por completo una existencia que, afirman, está de por sí cargada de luz.
En las ilustraciones, hay mucho de relato costumbrista. De hecho, en una de ellas, a doble página, Grandes y Benito Pérez-Galdós –este último, agigantado– comparten espacio, justo antes de que se empiece a narrar la concepción de sus 'Episodios' y el inicio de su conciencia ideológica en los 70. A lo largo de la obra, se retratan con calidez entornos domésticos, escenas de la vida privada que normalmente quedarían lejos de una biografía al uso. «Sentir que mi estilo cuadraba a la hora de mostrar aquello que no se muestra tanto me trajo una gran alegría», asegura Ana Jarén.
Es fácil caer en la hagiografía cuando un personaje del calado de Almudena Grandes se va. El esfuerzo de huir de la magnificación, yendo más allá de la admiración por la obra de la escritora, ha contado, según Aroa Moreno, con la ayuda inestimable de dos personas que la conocieron muy de cerca. Estas fueron la editora Ángeles Aguilera, testigo privilegiada además del inicio de la relación con Luis García Montero, y la realizadora Azucena Rodríguez, quien adaptara la obra 'Atlas de Geografía Humana'. Ambas, como el resto de sus amigos, las han llevado a dibujar una semblanza que, asegura, es sincera. «Nadie la idealiza, ni siquiera en sus afectos. El amor que sintió por Luis no estuvo exento de broncas monumentales, y no solo a causa del fútbol, una cuestión en la que ambos divergían», dice Moreno sonriendo.
Del mismo modo, ambas autoras no han tomado el camino fácil de contar la historia de Almudena Grandes a través de su producción literaria. «Me costó mucho ponerle en la cubierta al libro la expresión 'Una biografía', porque no sé si es solo un recorrido por su vida y obra o por la influencia que ha dejado en tantísimos lectores. Lo que sí intentamos ha sido reflejar en el texto y las ilustraciones aquellos acontecimientos que fueron importantes para ella a la hora de concebir sus obras», comenta Aroa Moreno. Con todo, esa conexión entre vivencias y literatura es ineludible, ya que hay múltiples guiños a situaciones y personajes que formaron parte de la vida de una autora que este libro ayuda a conocer en toda su dimensión.
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