![Waldo de los Ríos, el 'fabricante' de éxitos musicales que se enamoró de Granada](https://s1.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/202004/16/media/cortadas/WLD_img_SF_ENGRANADA-kGhE-U10092635126212-1248x770@Ideal.jpg)
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José Antonio Muñoz
Granada
Jueves, 16 de abril 2020, 01:02
Era un genio absoluto. Probablemente, el compositor y arreglista de música popular hispanoamericano más influyente del siglo XX, y uno de los que más dinero ganó por derechos de autor en vida. Solo le bastó un éxito para alcanzar tal proeza, aunque tuvo muchos ... más: su versión del 'Himno a la alegría' de Beethoven, que acabó cantando nuestro paisano Miguel Ríos, y que fue número uno en 75 países, incluyendo EE UU. No muchos saben que la canción tuvo una versión en inglés que le abrió las puertas del mercado anglosajón. También creó el 'tempo' único de 'Vuelvo a Granada', con ese tren que parece sonar entre los surcos del disco.
Para muchos, Waldo de los Ríos (nacido Osvaldo Nicolás Ferraro en Buenos Aires, Argentina, en 1934), será aquel ser brillante y atormentado que, sin motivo aparente, se pegó dos tiros en su casa de Madrid un 28 de marzo, conmocionando al mundo musical de la época, un mundo que tenía en sus manos. El escritor granadino Miguel Fernández rescata su vida, con algunos aspectos de su relación con Granada, en 'Desafiando al olvido' (Roca) la primera gran biografía de este personaje único.
«Él quería ser Beethoven», dice Fernández. «Hay un indudable paralelismo entre la vida de ambos, su capacidad para innovar, su forma de sentir y ver la música... Solo en el final fueron diferentes». El periodista granadino afirma que se acercó a De los Ríos «tras una suma de varias casualidades, en 2017. Mi padre había muerto a finales de 2015, y quería escribir algo sobre su etapa de juventud, que coincide con los años de mi infancia. Una mañana de verano, en un viaje a Canadá, empezó a sonar en la radio el 'Himno a la alegría', con la voz de Miguel. Le subí tanto el volumen que parecía que el coche fuera a explotar». Fue entonces cuando recordó las 'Galas del sábado' y aquella televisión en blanco y negro donde sonaba la música de Waldo, el argentino que nunca se sintió inmigrante, al que le encantaba vestir bien y pasearse en Lamborghini por las calles de Madrid. Y se decidió a contar su historia.
'Desafiando al olvido' es, pues, el relato del ascenso y caída de Waldo de los Ríos. Una caída en lo personal, no en lo profesional. Porque desde que un desengaño amoroso le abriera las puertas de España cuando se dirigía a Alemania a estudiar con Stockhausen, uno de los 'enfant terrible' de la música culta en el siglo XX, triunfó, y a lo grande. «Fue un tiempo fascinante, con unos personajes aún más interesantes». Tras contactar con la viuda del artista, la actriz y escritora Isabel Pisano, ha construido una historia que mezcla biografía, investigación periodística, la voz personal del protagonista y algo de ficción en base a hechos reales.
Uno de los episodios que, quizá, más influyeron en la vida de Waldo de los Ríos fue su viaje a Granada. El primer 'contacto' con la ciudad lo tuvo, sin embargo, muchos años antes, en su infancia, cuando un día se sentó en las rodillas de un compositor exiliado en su país y que respondía al nombre de Manuel de Falla. Décadas después, en los días previos al Corpus de 1966, volvió a Granada con su grupo Los Waldos, para acompañar a Raphael en su primera gira tras su éxito en el Teatro de la Zarzuela, auspiciado en buena medida por el oficio del argentino, quien ejerció como director musical y cómplice suyo.
Fueron días felices, empañados por el accidente que sufrió el autocar donde viajaban, que volcó cerca de Archidona. En aquellos días, el compositor recorrió Albayzín, Sacromonte, Alhambra y Alcaicería, empapándose del aroma de sus calles y el calor de sus gentes. Luego, volvería para acompañar a su amigo Chicho Ibáñez Serrador en el entierro de su madre, Pepita, en octubre de 1970. También fue un habitual del Festival de Música y Danza en aquellos años, y uno de los artífices del éxito del grupo pop granadino Los Ángeles, con los que coincidió en el famoso hotel Pez Espada, de Torremolinos.
La fascinación del artista por la ciudad dio sus frutos musicales. Entre ellos, sendas adaptaciones de piezas que tienen a Granada como protagonista: el 'Adiós, Granada' de la zarzuela 'Los emigrantes' de Tomás Barrera, y 'Recuerdos de la Alhambra' de Tárrega. La primera de ellas apareció aquel mismo año en su disco 'España electrodinámica', mientras que la segunda lo haría dos años después en 'España en tercera dimensión'. Una tercera piedra de toque de esa relación tan especial es la versión de 'Los cuatro muleros', de García Lorca, que apareció en el primer álbum citado, en 1966.
Después de tres años de trabajo, el periodista granadino Miguel Fernández ha construido un monumento literario a la figura de este visionario de la música. 200 entrevistas, miles de horas de visionado y audición de su obra, han convertido a Fernández, autor también de la biografía de otra celebridad 'maldita', la Miss Universo Amparo Muñoz, en el mayor experto sobre la obra de este artista que, como los grandes, se fue demasiado pronto, llevándose a la tumba muchos años de arte.
La música de Waldo de los Ríos está presente en nuestra vida actual 43 años después de su temprana muerte, en 1977 a los 42 años de edad. Repasemos algunos de sus hitos.
La vida sigue igual
La canción que lanzó a Julio Iglesias al estrellato cuando el 17 de julio de 1968 ganó el Festival de Benidorm fue una creación de Waldo de los Ríos, como todas las canciones de aquella película inspirada en la vida del artista español que más discos ha vendido. Lo demás es historia.
El tamborilero
Los arreglos de las canciones del primer disco de Raphael se las repartieron Gregorio García Segura y Waldo de los Ríos. En el último momento, el artista argentino decidió incluir una pieza que la estrella de la música folk Joan Baez había cantado unos años antes, dándole el toque de nostalgia que él mismo sentía, pues era un gran apasionado de la Navidad, cuando le gustaba ir a Argentina a ver a su madre. La canción se estrenó en un especial de Televisión Española. Al día siguiente, la discográfica Hispavox tuvo que empezar a hacer turnos de 24 horas para fabricar 'singles' con aquel tema, que aún hoy sigue siendo un 'must' en los conciertos de Raphael.
Stanley Kubrick
El director británico fue un gran seguidor de Waldo de los Ríos y valoró mucho sus innovaciones en la música electrónica, hasta tal punto que le pidió que compusiera la banda sonora de su película 'La naranja mecánica', que finalmente creó Wendy Carlos.
Soy rebelde
La canción que hizo famosa a una joven cantante inglesa llamada Jeanette fue compuesta por Manuel Alejandro, pero una vez más, la mano de Waldo de los Ríos, quien formó tándem con Rafael Trabuccheli, la convirtió en éxito total.
Curro Jiménez
La fanfarria con la que comienza la inolvidable banda sonora de la serie sobre el bandolero de Cantillana fue una mínima parte del legado póstumo del compositor. Temas como 'El baúl de los recuerdos' de Karina, también fueron suyos.
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