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Felipe Céspedes canta en el Zacatín, donde habitualmente actúa. PEPE MARÍN

Talento escondido en Granada

Del Zacatín al Teatro de Polonia

Felipe Céspedes es una estrella de los escenarios polacos y, cuando no hay función, canta en las calles de Granada, donde vive su familia. «Me gusta actuar fuera, es donde empecé y es bonito encontrar al público por sorpresa»

Miércoles, 25 de diciembre 2024, 23:46

Felipe apura el café americano, en la Casa Ysla de Bib-Rambla, y termina de leer 'El sonido del silencio', de Julio Peces. «Trata sobre perder la voz –dice–. Yo no sabría qué hacer con mi vida sin pierdo la voz. Mi voz lo es todo». El tipo empaca sus cosas en una pequeña mochila, paga en la barra y camina por el Zacatín más navideño. «¡Hola, Felipe! ¿Cantas hoy?», le preguntan desde un comercio. Él asiente con una sonrisa mientras se coloca en la esquina habitual, junto a la Alcaicería. Su voz es una explosión. «¡GRANAAADA!». Un disparo que atrae las miradas de toda la calle. «Tierra soñada por mí». Un tsunami que desborda por Reyes Católicos y Gran Vía. «Mi cantar se vuelve gitano cuando es para ti». La voz de Felipe es un portento.

«Esa voz no es normal», susurra un hombre entre el público improvisado mientras Felipe canta por Agustín Lara. «Es un profesional, ¿verdad?». Su nombre es Felipe Céspedes y es tenor. Hace dos días recibió una calurosa ovación en el Teatro Polsky de Szczecin, en Polonia, al terminar la función. Y ahora, como acostumbra hacer cada vez que vuelve a Granada, canta en el Zacatín. ¿Por qué? «Me gusta cantar en la calle porque es donde empecé –responde–. Y porque es bonito encontrar al público por sorpresa».

Felipe, en su esquina habitual del Zacatín. PEPE MARÍN

La historia de Felipe comienza en Talagán, su pueblo natal, en Chile. «Siempre tuve interés por la música. De pequeño me despertaba emociones, me ponía la piel de gallina y no sabía por qué». Una profesora le escuchó cantar un tema de Luis Miguel y le dijo «mira, tú tienes voz de tenor». El pequeño Felipe le preguntó qué era ser tenor y ella le habló de Plácido Domingo, de Pavarotti, de José Carrera... Al poco se presentó a unas pruebas que realizaba el Ballet Folclórico Nacional de Chile y le aceptaron de inmediato. «Me di cuenta de que yo quería hacer música, de que lo que realmente quería era estar en un escenario».

Al Obradoiro

En 2009 se vino a España, a Santiago de Compostela. Su pareja, polaca, estudiaba allí, aunque después haría una beca Séneca en Granada que cambiaría todos los planes. Pero a eso llegaremos más tarde. El caso es que Felipe aterrizó en nuestro país en plena crisis económica y no había trabajo para nadie. «Un amigo que también había cantado en la ópera de Chile me dijo que podíamos probar a cantar en la calle. Lo hicimos. Cantamos durante años junto al Obradoiro y vivíamos de eso. Y vivíamos bien».

Su voz no pasó desapercibida. El Orfeón Terra a Nosa de Santiago le invitó a sumarse al coro y allí conoció a una profesora del conservatorio. «Me dijo que hiciera las pruebas para entrar y lo conseguí. Así que cuando no cantaba en la calle iba al conservatorio». Felipe también entró en la escuela de teatro, para complementar su formación, hasta que el 24 de julio de 2013 –«no olvidaré nunca la fecha, fue el día del accidente de tren»– él y su mujer decidieron marcharse a Szczecin, Polonia.

Felipe Céspedes, con la orquesta filarmónicoa de Szczecin, interpretando la Misa Criolla de Ariel Ramírez. R. I.

«No sabía polaco y mi inglés era pésimo», recuerda Felipe. Sin embargo, nada más llegar se presentó en el Teatro de la Ópera de Szczecin, a ver si había suerte. «Allí no miran el currículum, les da igual. Cante, me dijeron. Y canté. La directora me dijo que tenía voz de solista y aquello fue un honor porque allí hay un nivel musical enorme». Empezó con una ópera de Wagner, en el coro, pero al poco se convirtió en solista, con 'El elixir de amor', obra de Gaetano Donizetti. «Debuté en febrero de 2014. En el este hay mucho talento, pero no es fácil encontrar tenores como yo».

Felipe Céspedes empezó una etapa dorada: estudió con Montserrat Caballé, actuó en Alemania y Suiza... Hasta que llegó un nuevo cambio. «Me ofrecieron trabajar en otro teatro de la ciudad que se centra en los musicales, el Teatro Polsky. Y me fui con ellos». Para aquel entonces, Felipe ya hablaba polaco, era padre de dos criaturas y había protagonizado numerosas obras, como 'El fantasma de la ópera'. Incluso desarrolló un espectáculo propio titulado 'Que viva España'. «Les encanta la música española: el 'Granada', 'Historia del amor', 'Bésame mucho'... Son un éxito».

La pandemia

Vino la pandemia y se separó. «Mi mujer decidió venirse a Granada, con los niños. Y yo me vine también, claro, para estar cerca. Ahí fue cuando empecé a cantar en las calles nuevamente. Voy y vengo continuamente, del teatro de Polonia a mi esquina en el Zacatín». Y le encanta. Para Felipe, la calle es su primer escenario y disfruta viendo cómo reacciona la gente a su voz. Así le han conocido distintas orquestas, coros y asociaciones que le llaman para actuar en festivales y conciertos de Granada, bodas, congresos y fiestas señaladas. O en actividades solidarias, como la vez que cantó en la planta de oncología del Hospital Virgen de las Nieves con la ong Relevos por la Vida. «Fue una experiencia preciosa. Muy dura, pero muy bonita».

Un grupo de alumnos del Colegio Cristo de la Yedra se han encontrado a Felipe cantando en el Zacatín. Con el último «¡GRANADAAA!», los niños aplauden fascinados. Él sonríe satisfecho mientras se masajea levemente la garganta. «¿Sabes? Cuando llegué a Granada me quedé sin voz. Una foniatra, Elena Castillo, me ayudó a seguir porque pensé que mi vida se acababa. ¿Qué haría yo si perdiera mi voz?».

Felipe Céspedes, durante la actuación callejera.
Imagen principal - Felipe Céspedes, durante la actuación callejera.
Imagen secundaria 1 - Felipe Céspedes, durante la actuación callejera.
Imagen secundaria 2 - Felipe Céspedes, durante la actuación callejera.

A sus pies hay una cestita gris. Antes de cantar la primera canción, estaba vacía. Ya van diez euros. Junto a la cesta tiene colocado un disco titulado 'Volver al amor'. «He escrito algunas canciones y las estoy subiendo poco a poco a Spotify. También hay versiones. Ojalá les gusten».

Otra explosión. Otro estallido enorme vuelve a retumbar en Granada. Una voz que, de un soplido, va y viene de Polonia al Zacatín.

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