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Mirada a unos meses atrás para comprobar que pocas veces las uvas han sido tan de la suerte para alguien, si bien el protagonista es de los que aplican eso de que 'cuanto más trabajo, más suerte tengo'. Alejandro Moya Berenguel, 'Álex Moya', formuló sus deseos al ritmo de las campanadas que anunciaban año nuevo y hasta ahora ha dedicado 2023 a cumplirlos todos. Con el equipo junior ha sido campeón de Andalucía y de España y subcampeón de Primera Andaluza. Con la UAL, siendo estudiante del Grado de Matemáticas, ha sido campeón de Andalucía universitario y bronce nacional. Ahora, se confirma en la primera plantilla de Unicaja.
De promesa a confirmación, a sus 18 años es la imagen de la constancia. De la mano de Juanjo Cano, el entrenador que más le ha marcado, a los 14 años pasó de ser colocador a desempeñarse como líbero «y desde entonces a muerte con ello». Nació en Almería el 4 de septiembre de 2004 y pasó por Voley Capital y OBV, en los que se formó. Después llegó al blanquiverde. «La idea de venir al club fue conjunta con todo el equipo junior que se ha formado esta última temporada, aunque el mayor porcentaje lo obtuvo Asensio, una de mis mejores amistades, pudiendo cumplir lo que queríamos desde hacía años, como era jugar juntos y, sobre todo, ganar juntos». Encima, con Cano, «mi pilar fundamental siempre va a ser Juanjo, es mi segundo padre; si no fuese por él, no estaría donde estoy ahora».
Y donde está es en el primer equipo por méritos propios, convenciendo a un Carreño del que habla maravillas. «Charly es un 'entrenadorazo'; se le ve muy implicado y mucha ilusión en su trabajo». Su relación con él ha comenzado de modo espectacular. «Desde el primer momento me transmitió sus ganas de trabajar y entrenar, con el objetivo de mejorar notablemente y quiero destacar también su hincapié en cuanto a entrenar la mentalidad, encontrar una estabilidad, aspecto imprescindible en este deporte». Es algo recíproco, ya que el técnico confía en Moya. «Por velocidad de piernas, por espíritu y por carácter competitivo, tiene un porcentaje muy, muy grande de lo que necesita un líbero, y a eso le suma que tiene una calidad en defensa interesante».
Su definición del jugador prosigue con la mirada puesta en sus posibilidades reales para crecer. «Le faltan la experiencia y un conocimiento más extenso de lo que es su posición, pero tiene ímpetu, piensa en lo mejor para el equipo y con su capacidad de trabajo estoy seguro de que Moya irá a mucho más en sus otras funciones, como recepción y pase; va a incorporar esos dos conceptos a su juego con el tiempo, porque es un chico que tiene muchas ganas de progresar». Carreño destacaba también que «tiene las cosas claras en lo que respecta a estudios y deporte, y durante el tiempo que esté en la pista lo va a dejar todo, fundamental para crecer, que es lo que necesitan nuestros jóvenes para temporada tras temporada ir convirtiéndose en importantes dependiendo de su evolución».
Destacaba «la suerte que tenemos de contar con una generación bastante completa, jóvenes de mucho talento, unos júniors que nos han hecho campeones de España a todos», meditaba «y que hacen que cubramos muchas posiciones, como la de líbero, con Moya teniendo un papel fundamental en los logros». Así, «en los talentos jóvenes tenemos 'the defender' que necesitamos». Álex se sentía «muy orgulloso de ser jugador del primer equipo» porque «desde que empecé a jugar siempre me imaginé este momento», decía. «Para mí es un sueño el poder estar día a día con jugadores a los que llevo viendo desde niño, y siempre voy a estar agradecido por ello».
Desde que tuvo la ocasión de formar parte del club, fue a por todas. «Cuando entré sabía que era muy difícil, pero era mi objetivo y trabajando diariamente lo he podido conseguir». Estuvo en la dinámica del primer equipo el curso pasado, por lo que aprendió mucho. «Pese a lo que se vio en cuanto a resultados, yo disfruté mucho, me llevé mucho de cada uno y no voy a olvidar nunca ese año, por ser el primer contacto con el voleibol profesional». No cambia mucho su perspectiva, eso sí, «este año, la mentalidad de trabajar mucho, aprender de todos, mejorar cada día y, si los resultados acompañan, mucho mejor».
A su lado, Paquillo Fernández. «Un referente, lo llevo viendo muchos años, pero ahora puedo decir que todo lo bueno que tiene de jugador lo también como persona y siempre está atento a que todo salga bien, así que mi objetivo es aprender de él, de su actitud y de su juego». En cuanto a los demás, «se está formando un auténtico equipazo», algo que ha podido comprobar durante el stage. «Tras esta primera semana se ha visto que hay muy buen rollo y mucha ilusión; por mi parte, estoy deseando que se cierre el equipo para formar una piña e ir a por todo». En vestuario, de todos modos, entre los jóvenes hay conexión. «Javi –Vizcaíno– me aporta mucho mentalmente y con Marco -Carreño- llevo desde pequeño y los dos nos entendemos muy, muy bien».
Sin techo, Moya pica alto. «Mi objetivo en el voleibol es llegar hasta donde mi cuerpo y mi mente puedan, siempre trabajando y luchando por conseguir lo que me proponga; ojalá que algún día sea primer libero, pero tengo claro que todavía me quedan muchos años de trabajo». Lo trasladaba a la vida. «Personalmente el objetivo, sin duda, es el hacerme un hombre; siempre se lo digo a mis personas cercanas, que este es el camino». Respecto a la Superliga, «como joven que soy, todos los jugadores que veo me parecen superiores a mí; esto no es como en junior, que un equipo te puede parecer malo, aquí todo el mundo te gana». El título nacional, con todo, «ha sido una dosis de mentalidad, de adrenalina».
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