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El recorrido de la Clásica de Almería, que cumple hoy 38 ediciones, ha sido diseñado con precisión milimétrica, pensado para ofrecer un desenlace vibrante y mantener la emoción hasta los últimos metros. La llegada, una de las mejor preparadas del calendario ciclista internacional, garantiza un espectáculo en el que cada detalle ha sido trabajado con muchísimo esmero por el casi medio centenar de personas que, comandadas por José Manuel Muñoz, componen ALCIDE. Con muchos kilómetros entre la última cota significativa del día y la línea de meta, en la Avenida Juan Carlos I de Roquetas de Mar –décimo año consecutivo que llega a dicha avenida–, la carrera almeriense se ha consolidado a lo largo de los años como un referente dentro de las pruebas de un solo día, un estatus que ha sido forjado a base de historia y tradición desde sus inicios. Todo ello la convierte en una cita ineludible para los equipos más importantes del pelotón, que la consideran una oportunidad clave dentro de la temporada. Algunos directores deportivos con un largo historial de éxitos han llegado a compararla con la prestigiosa Milán-San Remo, refiriéndose a ella como la 'Milán-San Remo del sur', una denominación que refleja el respeto que ha ido ganando con el paso del tiempo.
A pesar de las diferencias que existen entre ambas carreras en términos de historia y prestigio, la Milán-San Remo y la Clásica de Almería comparten varias características que las hacen comparables. Ambas pruebas suelen ser favorables para los velocistas, que encuentran en ellas una oportunidad única para medir su estado de forma en los primeros meses del año. En el caso de la Milán-San Remo, aunque presenta dificultades como la Cipressa y el Poggio en su tramo final, el desenlace a menudo se decide en un sprint reducido. Por su parte, la Clásica de Almería, con un recorrido menos exigente en términos de ascensiones prolongadas, suele resolverse con un sprint masivo, lo que la convierte en una de las citas más atractivas para los equipos con especialistas en llegadas rápidas. Además, ambas se disputan a comienzos de la temporada, entre febrero y marzo, lo que las convierte en pruebas ideales para afinar la preparación de cara a las grandes clásicas de primavera y las grandes vueltas que marcan el calendario anual del ciclismo profesional.
La Clásica de Almería afronta una nueva edición –la trigésimo octava de la historia– consolidada como una de las pruebas más relevantes en el inicio de la temporada ciclista. Diseñada para los sprinters, su trazado, si las condiciones se mantienen dentro de lo previsible, debería desembocar en una llegada masiva en Roquetas de Mar, donde los mejores velocistas del pelotón se jugarán la victoria. Sin embargo, a pesar de su carácter predominantemente llano, el recorrido presenta algunas dificultades estratégicas que podrían influir en el desarrollo de la carrera. En la primera parte del trazado, una serie de ascensiones podrían propiciar la formación de una escapada, mientras que en la segunda mitad el viento podría jugar un papel determinante, generando abanicos y cortes en el pelotón. Con la participación de 19 equipos y un total de 140 corredores en la línea de salida, se espera una competencia reñida en la que cada movimiento táctico será crucial para determinar el resultado final.
Dos mitades
El recorrido, con un total de 189 kilómetros, se divide claramente en dos partes diferenciadas. La primera mitad, caracterizada por un terreno montañoso con varias ascensiones encadenadas, servirá de escenario para los intentos de fuga, que intentarán desafiar el control de los equipos de los sprinters. La segunda mitad, más llana y expuesta a las inclemencias del viento, será el terreno donde los equipos interesados en una llegada masiva deberán trabajar para neutralizar cualquier intento de escapada y preparar el lanzamiento final de sus velocistas.
La carrera dará inicio a las 11:45 horas en el Bulevar Ciudad de Vícar, junto al Ayuntamiento. Los primeros kilómetros de la prueba se desarrollarán a un ritmo rápido y sin grandes dificultades, facilitando así los primeros intentos de fuga de los integrantes de los equipos más modestos. Antes de llegar al kilómetro 30, el pelotón alcanzará Las Norias de Daza, donde se disputará el primer sprint intermedio (Km 28), un punto de referencia importante para aquellos corredores que buscan sumar puntos en la clasificación de la regularidad.
Superado este primer sprint, la carrera comenzará a presentar un perfil más exigente, con una serie de ascensiones consecutivas que servirán de primer filtro natural para seleccionar la escapada del día. La primera gran dificultad de la jornada se presentará con un puerto de entidad que, debido a su pendiente sostenida y longitud, podría ser determinante para los corredores que aspiren a sorprender al pelotón. Aquí, los equipos de los favoritos deberán mantenerse atentos para evitar quedar rezagados ante posibles cortes en la carrera.
A continuación, la ruta conducirá a los ciclistas hacia las subidas de La Alquería (Km 58, 3ª categoría, 1,8 km al 7%) y Fuente Marbella (Km 63, 3ª categoría, 2,6 km al 4,2%), dos ascensiones que, pese a no ser de una gran altitud, poseen la inclinación suficiente como para permitir que corredores con un perfil ofensivo intenten abrir diferencias. Estas cotas pueden ser clave para la configuración de la carrera, ya que cualquier movimiento en estos tramos podría marcar el desarrollo de la prueba.
La montaña
Tras coronar Fuente Marbella, el pelotón se dirigirá hacia Adra, donde se disputará el segundo sprint intermedio (Km 70). A partir de este punto, la dificultad del recorrido se reduce considerablemente, lo que permitirá que los equipos de los velocistas comiencen a tomar el control de la carrera para preparar el desenlace final.
Un tramo de falso llano conducirá a los corredores hasta Berja, donde se disputará el tercer sprint intermedio (Km 101). Más adelante, se afrontará la última subida puntuable del día, la Cuesta de Almerimar (Km 136, 4ª categoría, 1,3 km al 4,6%), una ascensión menos exigente que las anteriores, pero que aún podría dar lugar a algún ataque estratégico antes de la entrada en los kilómetros decisivos.
A partir de este punto, el recorrido se abrirá completamente, convirtiendo el viento en un factor clave que podría provocar cortes y abanicos en el pelotón. Uno de los últimos puntos de interés antes de la meta será el sprint intermedio de El Parador (Km 172), ubicado dentro del circuito urbano de Roquetas de Mar, donde la tensión entre los equipos será máxima.
Estrategia
La llegada mantendrá el formato tradicional de la carrera, con tres pasos por la línea de meta y un circuito final de seis kilómetros. En esta fase definitiva, los equipos deberán desplegar todas sus estrategias para posicionar a sus sprinters de la mejor manera posible antes de la recta final. La experiencia en este tipo de finales y la capacidad de mantener la calma en un sprint masivo serán determinantes para definir al ganador de la Clásica de Almería.
Ahí, equipos como Q365, Lotto o Arkea tratarán de mantener el pelotón en 'fila india' para evitar salidas y controlar la carrera para ponerle alfombra a los Moschetti, De Lie o Dèmare, que, si no hay sorpresas, se jugarán el triunfo en la prueba almeriense.
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