La familia de Agustínposa para la cámaratras un encuentro.

Una familia dedicada al balonmano

En la élite ·

Para Carboneras sería un sueño ganar el europeo, en el que participa su vecino, 'el comandante' Agustín Casado

David Roth

Jueves, 27 de enero 2022, 22:56

En Carboneras, el deporte rey, contrariamente a la tendencia natural, no es el fútbol. Desde que Miguel París llegase hace ya unos cuantos años al pueblo, dotó al pueblo de un símbolo más que se suma a la tradición pesquera, la playa de los Muertos ... y a fiesta de moros y cristianos: el balonmano. Y es que en este pueblo de 8.000 habitantes más de 200 niños se forman en la Escuela Municipal de Balonmano. Esa pasión por un deporte que normalmente es minoritario ha llevado a Carboneras a ser campeón de España en categorías inferiores.

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Pero actualmente, un fenómeno trasciende a todos, el de Agustín Casado. El jugador, nacido y criado en la localidad, es uno de los baluartes de su club en Primera División, el Logroño. Pero el hecho de mayor envergadura es que, en sus primeros pinitos con la Selección Española en este europeo, cuya semifinal se disputa hoy, está destacando como goleador. En el pueblo todos conocen a Casado, pero cerca de la plaza del Ayuntamiento hay una pequeña panadería donde alguien lo conoce mejor que nadie.

Es la persona que ha estado desde el principio y en cuya buena parte de su éxito reside, su madre Gema Marcelo. Cuando entramos al local para preguntarle por su hijo, lo primero que nos cuenta gira en torno a términos complejos de los últimos partidos que ha disputado en este campeonato, propios de una experta cuya familia también alberga esa gran tradición balonmanista. Ella ve sus partidos con mucho nervio, cada vez que su hijo toca la pelota sufre «infartitos». Es imposible no volver pasos atrás por el camino. Desde que era pequeño ha seguido todos sus encuentros, ahora los pueden ver en familia ya sea en casa o en cualquier bar de confianza. «Ya saben a lo que vamos», explica Gema, «así que siempre está puesto Teledeporte cuando llegamos».

Los primeros entrenadores fueron Antonio Hernández, en benjamín, y Quico Hernández, como alevín.

Durante el encuentro cada jugada de Agustín se comenta. Cuando se dispone a tirar reza «métela por favor», se tapa los ojos y cuando los vecinos lo celebran «yo también lo cantó». Con cada gol de Casado retumba en el pueblo, pues lo siguen todos. De casa partió muy joven. Era una duda que siempre le rondaba como madre, pues tan solo tenía 16 años, aunque siempre primó el «no cortar su trayectoria». Se trata de una familia apasionada por el deporte. «Yo lo fui en mis tiempos y mis hijos han seguido con esa labor», detalla. Su hija también fue campeona de España, pero por una grave lesión no pudo seguir; su hermano Alejandro está en el Huesca en el Asobal y es un «zurdo muy referido». Comprende que hay que dejarlo ir, dejarlo que siga, aunque siempre «tienes incertidumbre y miedos, pero no puedes cortarle su vida». Sobre su reciente eclosión con los hispanos explica que «lo está disfrutando muchísimo», consiguiendo una gran experiencia con los grandes.

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«Dar este paso es lo que siempre ha deseado», prosigue mientras atiende a los clientes de la panadería, «cualquier niño que es de los mejores siempre piensa en la selección y en representar a su país, es un regalazo y un sueño». Para ella en esta competición y «no porque sea mi hijo», es el que mejor lo está haciendo en todos los aspectos, pues es muy polivalente, «lo puedes poner de central de lateral, lo en el pivote y de extremo». Además, es compañero de sus compañeros, «lo quieren muchísimo porque se hace de querer y es una bellísima persona, con un corazón muy grande», en consonancia con sus 194 centímetros de estatura.

Carboneras es un pueblo de gran tradición balonmanista desde que Miguel París se implicase en su enseñanza

En caso de llegar a la final buscaría cualquier método para lograr asistir, aunque su trabajo en la panadería le reprime mucho a la hora de poder escaparse. Pero al ser algo que solo se viviría una vez en la vida, aunque tuviera que disculparse con la clientela, a la que recomienda comprar el pan por adelantado.

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Pero por una carrera deportiva son muchos los pasos que hay que dar para llegar al éxito. El inicial es encontrarte con un entrenador que consiga captar ese talento y conducirlo por la dirección correcta. El primero de todos fue Antonio Hernández, conocido como 'el chepas' en Carboneras. «Yo lo cogí en categoría prebenjamín, de cero», explica Hernández, «lo iniciamos en el bote, el pase y el lanzamiento, lo básico». Fueron cuatro años los que pudo disfrutarlo. Ahí ya se veía el potencial que tenía, pues «siempre ha sido un avanzado e iba sobrado». En alevines, Quico, el entrenador de infantiles «se lo quería llevar», cuando la normativa lo permitía.

Para 'el comandante', su madre Gema ha sido un apoyo vital durante su carrera.

Aún cuando jugaba en categorías superiores a la suya destacaba. Jugaba en primera línea, o central o lateral, hacía cosas que se le ven hoy en día: el cambio de dirección, fijar al lateral y conectar con el extremo desde el centro, el pase al pivote, las cosas más complicadas de esas categorías, el juego en equipo y la percepción con edades en las que «eres más egoísta». Hubo un pequeño bache. En el paso de benjamín a alevín se trasladó a fútbol y empezó a faltar a los entrenamientos. «Era un desperdicio con lo bueno que era», comenta Hernández, por lo que «hablé con su madre» y entre los dos consiguieron convencerlo para que no dejara ninguno de los dos deportes. Con el tiempo se vio lo que era realmente lo suyo. Ahora «es un orgullo para el pueblo verlo», pues Carboneras siempre ha sido referente, con equipos de categorías inferiores, pero nunca «a nivel absoluto».

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También hablamos con el susodicho, Quico Hernández, que lo acogió a nivel infantil. Explica que, aunque era de una categoría inferior, «no lo parecía». El míster detalla que «jugaba y hacía jugar al equipo entero, lo dirigía». Bastaba decirle «haz esto», agachaba la cabeza y lo hacía como fuera. El entrenador desgrana la carrera inicial de balonmano del jugador. En alevines «estuvimos en campeonatos de Andalucía», donde quedaron primeros; también sextos de España cuando compitió en categoría de cadete; como juvenil también sexto; con 16 parte a un equipo de Almería, porque la categoría juvenil no estaba presente en Carboneras siendo cuartos de España.

Agustín Casado y su tío Álex Marcelo posan en La Rioja.

Continuó progresando cuando su referente y tío Alejandro Marcelo, que juega en Huesca y «al que también entrené», se lo lleva con 17 años para debutar en Asobal. Pero 'el comandante' no se veía cómodo, porque no era un jugador acostumbrado a estar sentado en el banquillo. Quería minutos, por lo que bajó a plata con Navas y después consiguió el ascenso para recalar finalmente en el Logroño, donde se encuentra actualmente. Hubo un partido contra el Barcelona que «le mete 10 chicharros», llamando la atención de Jordi Ribera, seleccionador de España, donde ahora está dando sus primeros pasos. También nos habla de su actualidad estadística, pues ahora «es el máximo goleador de la Copa de Campeones», lo que le ha llevado a firmar un contrato con un equipo bielorruso, el Meshkov Brest. Aunque Quico cuenta en petit comité, que tanto PSG como Barcelona habrían llamado a su puerta para ver si podían hacerse con sus servicios cuando todo estaba ya firmado.

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Pese a sus éxitos no ha perdido su esencia. Estas navidades estuvo «aquí en Carboneras», donde volvió a sus inicios yendo a visita a las bases. «Es un tío que se hace querer», comparte el entrenador. Ambos no pueden evitar sentirse orgullosos y participes de hasta dónde ha llegado, pues «es un niño al que lo has tenido tú en tus manos».

También nos explica su visión Alejandro Marcelo, tío de Agustín y jugador del Huesca que, aunque muchos lo definen como el referente, él se define como un apoyo, «tanto en lo deportivo como en lo personal». Empezaron los dos en la Escuela Municipal de Balonmano Carboneras, donde «hacíamos deporte y lo pasábamos bien». Para él es un orgullo muy grande, porque, aunque ya se le veían maneras «ha trabajado muy duro».

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«Lo iba a dar todo»

Él sabía que en la selección iba a rendir y «que lo iba a dar todo». Además «tiene un grupo muy bueno, que se apoyan entre ellos y que le dan responsabilidades que asume». Esta semana ha estado hablando del europeo con él por teléfono, aunque tampoco «lo quiero distraer mucho», porque no son pocas las personas que le estarán hablando de igual forma. Cuando hablan «solo le digo que disfrute, que dé el máximo, que las cosas van bien».

Valora el éxito obtenido hasta el momento, pues «acudir a tu primer europeo y ya estar luchando por las medallas es un lujo». Después del campeonato, cuando vuelva, le gustaría poder tener «un finde libre» verlo y «ponernos al día». Anécdotas tienen muchas, pues «más que mi sobrino es mi hermano» y han compartido deporte toda la vida. Pero destaca una de las últimas, su fichaje por el Brest. «Nos llamó por videollamada mientras cenaba con mi esposa y nada más verle la cara yo ya sabía que le había llamado un gran equipo», narra el jugador del Huesca.

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Ahora que irá tan lejos va a ser más complicado coincidir un fin de semana, ya no están a dos horas en coche, además estará jugando tres competiciones, por lo que el tiempo libre será escaso con tres partidos semanales. Pero desea que su vuelta a España se retrase lo máximo posible, pues sería la señal de poder haber llegado a la final de este domingo.

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