Marina Gea ficha por el Celta y el Raca agoniza por la plaza

Después de la que ha sido sin duda la temporada más gloriosa en la historia del baloncesto femenino en Granada, las malas noticias no hacen más que sucederse. Tal y como ha venido informando este medio, las posibilidades de que el Raca pierda su plaza en la LFChallenge, apenas unas semanas después de jugar por el ascenso a la LFEndesa, siguen creciendo. El plazo de inscripción establecido por la Federación Española de Baloncesto, que expira el jueves, hace que ya a estas alturas sea prácticamente imposible que el club granadino escape a su dolorosa realidad. De hecho, hoy mismo podría quedar firmada la permuta de la plaza con el Córdoba de la LF2, que ocuparía el lugar de las colegiales, bajando estas un escalón.

La incertidumbre de los últimos días en la entidad granadina, asfixiada por los problemas económicos, se va convirtiendo en desazón con el paso de las horas, asumiendo lo que no es sino un golpe de realidad ante la falta de apoyo al proyecto.

Mientras tanto, la lógica fuga de talento se va produciendo en la plantilla del Raca. Días atrás ya se hizo oficial la marcha de las argentinas Andrea Boquete y Julieta Mungo al Baxi Ferrol, recién descendido de la máxima categoría nacional.

Pero las internacionales albicelestes no serán las únicas ex colegiales que jueguen en Galicia la próxima temporada. Según puede confirmar IDEAL, la granadina Marina Gea ha llegado ya a un acuerdo con el Celta de Vigo y hará las maletas para jugar por primera vez fuera de su ciudad de nacimiento. Lo hará en un club, el olívico, conocido por su gran trabajo de base y que lleva algunas temporadas –con plantillas muy jóvenes y la entrenadora formada en Granada Cristina Cantero al frente– intentando recuperar un sitio en una elite nacional en la que militó durante muchos años temporadas atrás.

La salida de Gea de Granada no es más que la perfecta alegoría de un fracaso. Con la marcha de la joya de su cantera, una jugadora de físico arácnido, un corazón gigante y una proyección encomiable, el baloncesto local pierde talento. Y, lo que es peor, credibilidad. Demasiada.