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El tetuaní Lolo Sainz, uno de los mejores entrenadores de todos los tiempos en el ámbito nacional e internacional, siguió desde una cierta proximidad los momentos en que la ciudad de Granada disfrutó de la ACB. Al frente del Real Madrid y el Joventut de ... Badalona se enfrentó al Oximesa-Puleva, pero es que siendo seleccionador nacional rondó alguna vez el Palacio Municipal de Deportes para conocer la 'materia prima' del 'Cebé'. Así se acabó formando unas ideas claras que hoy comparte con los lectores de IDEAL. Tiene ya 77 años, lo cual le hace estar jubilado, pero recuerda a la perfección lo que ocurrió.
-¿Qué se le viene a la memoria cuando piensa en el básquet granadino?
-Afloran recuerdos múltiples. Cuando visité al Oximesa-Puleva con el Real Madrid o el Joventut lo pasaba muy bien. Éramos bien acogidos. Y teníamos la suerte de que podíamos ganar, aunque es verdad que los hermanos Álvarez nos traían fritos. Luego estuvo el CB Granada, que creaba muy buen ambiente en el Palacio, principalmente por la alta asistencia de estudiantes. Me gustaba mucho seguirlo, era como estar viendo los partidos de una universidad americana. Eran toda una fiesta y la gente animaba, chillaba, cantaba...
-La primera vez que usted se enfrentó al Oximesa-Puleva fueron los días 18 y 26 de octubre de 1988, con motivo de la segunda eliminatoria de la Copa del Rey. Fernando Martín fue de menos a más en la doble victoria del Real Madrid que usted dirigía (98-83 y 89-122). ¿Estamos hablando del mejor pívot nacional que ha entrenado?
-No sé si el mejor, porque tuve la suerte de poder entrenar a grandes jugadores. Pero sí que es cierto que tenía grandes condiciones. Era un pívot con grandes capacidades.
-El equipo alboloteño no pudo vengarse el 30 de octubre de 1988, con motivo de la cuarta jornada de la campaña 1988/89. Ganó el Real Madrid (88-81), pero Goran Grbovic les hizo sudar anotando 27 puntos...
-Aquel serbio era una metralleta. Además, con muy buenos porcentajes. Era un metedor, con mucha facilidad para el tiro. En aquella época cada equipo tenía a un extranjero que era buen anotador y reboteador.
-En aquel partido cuajó una gran actuación también Matt White, al que acabó matando su mujer.
-Algo había oído, sí. Una pena. Era un clásico. Lo habíamos encontrado en otros equipos y el trabajo que hacía era muy bueno. Se trataba de un jugador muy batallador, defensor y reboteador. Se entregaba mucho, aunque no fuera efectivo anotando.
-En el choque de vuelta, de la décimo quinta jornada y celebrado en Albolote el 7 de enero de 1989, ganó también el Real Madrid (108-116) y Drazen Petrovic acabó diciendo que el José Antonio Murado era el peor pabellón del mundo.
-Yo creo que exageró un poquito. Yo vi jugar a Petrovic de joven en un pabellón de Sibenik (Croacia) y aquello sí que era un desastre. Así que el Murado no era el peor pabellón del mundo. Pero sí posiblemente el más frío, ja, ja. Recuerdo que en ese partido el propio Petrovic me dijo: 'por favor, coach, sáqueme de la cancha, que no puedo más'. Eso fue rarísimo dado que siempre quería estar en pista.
-En aquel Madrid que dirigía se encontraba Quique Villalobos, que jugó el 'Cebé' en el curso 1997/98.
-Era un jugador que me llamó muchísimo la atención. Le costó llegar al primer equipo porque por delante tenía gente muy importante. Pero era muy completo, ofrecía de todo. En principio, miraba mucho por el conjunto. Se llevaba bien con los compañeros. Luego era un magnífico saltarín. Yo le visto hacer mates que emulaban a los de Michael Jordan. Aparte, era rápido y tenía muy buena mano.
-En el Real Madrid usted tuvo de ayudante a Ramón Guardiola, primer granadino en ir a la Selección.
-Fue un jugador muy interesante. Aportaba muchas cosas. Era buen anotador y reboteador. Cuando lo tuve como segundo parecía mi hermano. Era muy fiel y leal. De vez en cuando nos ponemos un WhatsApp.
-La siguiente vez que usted se midió al Oximesa-Puleva fue el 19 de septiembre de 1990, al mando del Joventut y en la jornada inaugural de la campaña 1990/91. Perdieron los que dirigía Antonio Gómez Carra por 111-64, pero Eduardo Clavero se salió al anotar 21 puntos.
-¡Clavero! Sí señor. De él me acuerdo muy bien. Era un jugador muy completo. Doblaba muy bien el balón en sus penetraciones, tiraba perfectamente. Era un profesional que le iba muy bien al Oximesa.
-En el choque de vuelta, disputado el 25 de noviembre de 1990, consiguieron apalizar nuevamente a los alboloteños (69-95). Qué mala impresión se llevaría del club.
-No, no. Oximesa llevó el baloncesto de élite a una ciudad como Granada que pedía tener un equipo en Primera. Cumplió con ese objetivo. Tanto que lo cumplió que después se fue haciendo grande y estuvo mucho tiempo en la máxima competición. Además, cumpliendo a la perfección. Creó una gran afición en la ciudad.
-Aquel Joventut de Badalona contaba con Tomás Jofresa, base al que no le fue bien en Granada en 1998.
-Ja, ja, sí. Es un encanto de niño. Por aquellas era un jovencito. Pero quedé contento con su aportación. Es de una pasta especial. Como jugador hacía cosas inverosímiles, espectaculares. Fuera de la cancha yo lo trataba como si fuera mi hijo. Su padre, que había sido mi compañero en la Selección, falleció siendo él pequeño.
-En el curso 1991/92 usted siguió en el Joventut pero ya no se cruzó con el Baloncesto Granada, que fue inicialmente dirigido por Moncho Monsalve, que tenía otro clásico como Miguel Tarín y que descendió...
-Con Moncho he convivido mucho y dentro fuera del baloncesto. Ama apasionadamente este deporte. Había que tenerle mucho respeto, porque todo lo que hacía era con mucho criterio. Tarín fue el típico pívot súper alto que no teníamos en España. Todo el mundo esperaba que fuera un gran jugador. Trató de serlo pero no lo consiguió. Pero el baloncesto le sirvió de mucho para hacer su vida.
-De 1993 a 2001 usted estuvo de seleccionador. En aquel ciclo figuraron en el 'Cebé' jugadores como Carlos Montes o José Miguel Antúnez, que ya estaban de vuelta, o como Oriol Junyent, que estaba floreciendo. ¿Pensó en ellos?
-Me tocó vivir un momento difícil en la Selección, formada por grandes jugadores a los que no les fue bien los Juegos de 1992. Sin embargo, pensé que no era momento de hacer demasiados cambios. Me tocaba renovar el equipo, pero lo hice poco a poco. Posiblemente alguno de ellos se merecía estar en la selección. Si no estuvieron fue por mi culpa, porque quizás no presté mucha atención a sus evoluciones.
-A aquel equipo lo dirigieron dos granadinos como Sergio Valdeolmillos y Curro Segura, que ahora están junto al también exnazarí Pedro Martínez en Baskonia...
-Sergio ha sido un técnico que me ha llamado muchísimo la atención. Prácticamente todo lo ha hecho bien. Lo que pasa es que quizás no ha tenido equipos con jugadores que lo puedan ayudar a él. Y Curro es un tipo magnífico, he tenido algunas charlitas con él. Es un técnico bien formado, de la escuela de Javier Imbroda.
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