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El ángel armado
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María Cabrera, de apenas 20 años, es una de las pocas tiradoras olímpicas con rifle del paísCAROLINA PALMA
Jueves, 14 de noviembre 2019, 20:03
Se la ve llegar, con su pelo rubio y liso y sus ojos grandes, características tan infantiles que casi apelan a gritos su inocencia. Su mirada dulce y tierna acompaña a su voz y a sus gestos de 'niña buena', y encima declara a los cuatro vientos que quiere ser pediatra, porque el pensar en «poder sanar a un niño para que pueda vivir durante toda una vida me pone los pelos de punta». A primera vista, María Cabrera podría pasar por uno de esos típicos ángeles de película, que denotan y hablan de bondad e inocencia allá por donde pisan. Sin embargo, la joven estudiante de medicina, de apenas 20 años, saca de su bolso una especie de parche de cartón, que se coloca estratégicamente sobre el ojo izquierdo y se tiende frente a un rifle de cañón largo, calibre 22, que apunta en silencio y dispara casi siempre sin fallar en el blanco. Esa es María, la tiradora granadina más joven de la provincia y casi única en su especie.
Empezó con 16 años en tiro olímpico, porque «quería entrar en medicina y me dijeron que había un cupo reservado para deportistas de alto rendimiento, así que pensé que tendría más posibilidades como tal», admite. Su disciplina en realidad era el balé, que había practicado desde los cuatro años. A decir verdad, María no había cogido un arma en su vida. Aunque, «mi padre era campeón de España –lo ha sido varias veces– y había crecido viéndole, yo estaba en el conservatorio, tenía lo mío y nunca me había planteado nada más», recuerda.
La cosa cambió a medida que se iba aproximando más y más a su sueño profesional, y alcanzarlo parecía cada vez más complicado. Fue entonces cuando vio una puerta abierta de acceso directo al mismo, y «no me lo pensé dos veces. Para llegar a la élite en cualquier deporte necesitas comenzar a una edad muy temprana. Sin embargo, «esa no era mi sensación con el tiro, ya tenía bastante recorrido hecho», solo de ver a su padre tirar y de haber nacido en la familia que nació, porque «si él era tan bueno, algo debía tener yo». «La primera vez estaba súper presionada, no tenía ni idea de nada», recuerda María. Pero solo le tomó unos pocos meses pasar de mirar con ojos de socorro a su padre, a colgarse la medalla al tercer puesto en su primera competición nacional. Algo que «no me esperaba para nada. Había mucho nivel y mucha gente». Además, «era la única mujer y la más joven también».
En esa competición no le dieron el título de deportista de alto rendimiento, por tratarse de una copa y no de un campeonato nacional propiamente dicho. Por lo cual, María, tuvo que continuar durante un año más. Fue a sus 17 años recién cumplidos que la tiradora granadina al fin ganó el título deseado, al coronarse también como campeona por equipos de España. Ese año, en el que María continuaría tirando para poder hacerse con el primer lugar del Campeonato Nacional, fue también en el cual la joven se enganchó al deporte de rifle.
«Me encanta la sensación de tirar, me relaja un montón». Desde entonces, ha repetido título varias veces y se sigue preparando para sus próximas competiciones, mientras se forma duramente para cumplir su sueño como pediatra.
María afirma que ha sufrido un cambio grande desde que comenzó, hace apenas cuatro años, en la disciplina que la ha hecho campeona de España. La granadina no se refiere únicamente a su mejoría como tiradora, sino también al ambiente que la rodea en las competiciones. La granadina ha pasado de ser la pequeña niña mimada del tiro olímpico, a una dura rival a tener en cuenta. «Al principio me trataban como una reina. Que no me pasara nada, que no tuviera ningún problema», recuerda. «Tenía 16 años, me veían solo como una niña. Ahora, sin embargo, noto una diferencia bastante grande en comparación con el principi0». Desde que dejó de ser simplemente la «pequeña de Enrique Cabrera», y pasó a poner entre las cuerdas al resto de tiradores, estos la ven con otros ojos. «El otro día incluso, en una competición a la que fui a ver, uno de los tiradores me preguntó si yo no me había presentado por ser mujer», se lamenta. Se trataba del campeonato de España de 300 metros, que «no tiro porque el rifle tiene mucho retroceso y no me gusta, nada más. De hecho, a la misma se habían presentado bastantes chicas».
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