Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Casi siempre resulta imposible identificar qué chispa encendió la llama. Pero las grandes gestas deportivas ayudan a encontrar ese rescoldo primigenio que sirvió para prenderlo todo y cambiar pequeñas partes del mundo. En verano del 2015, la Selección Estadounidense de fútbol venía de ganar la Copa del Mundo después de una sequía de dieciséis años. Ayla, una niña del estado de Massachusetts, había estado siguiendo los partidos de su equipo nacional con entusiasmo, hasta que un día, su hermano entró a su habitación para aguarle la fiesta. Y ella, lejos de aguantarse con el enfado, quiso probar a cambiar un poco el mundo. Cogió un bolígrafo negro, una libreta a rayas y escribió.
«Estimados Señor y Señora Obama. Mi nombre es Ayla y tengo 13 años. Vivo en Pembroke, Massachusetts. Hoy estaba viendo la Copa Mundial Femenina, que me encanta. Pero mi hermano decidió entrar en la habitación y decir: 'Ayla, los niños son mucho mejores en el fútbol que las niñas'. Quien lea esto debería saber que odio el hecho de que los deportes masculinos siempre reciben la mayor atención. Quiero hacer algo al respecto. Me enfada que las personas no traten a las niñas por igual. Además, muchas chicas son mejores en los deportes que los chicos. Así pues, todo lo que digo es que me gustaría hacer algo al respecto. Y necesito su ayuda. Atentamente, Ayla (13 años)».
El por entonces presidente de los Estados Unidos mostró la carta a las jugadoras de la Selección que acababa de conquistar la Copa de la FIFA, de forma magistral por cierto. Y mientras las Hope Solo, Carli Lloid, Megan Rapinoe, Alex Morgan y compañía compartían escenario en la Casa Blanca con su joven admiradora, Barack Obama afirmó: «este equipo ha enseñado a todos los niños de los Estados Unidos que 'jugar como una chica' (el ya icónico 'play like a girl') significa que eres rudo. Este equipo ha inspirado a muchas chicas a jugar a lo grande y a millones de niños a mirar a las niñas de manera diferente, que es igual de importante». Y puntualizó el presidente que «tenemos a toda una generación de mujeres jóvenes como Ayla, listas para tomar el mundo por sorpresa».
En España, el mundo deportivo lo tomaron ellas por las bravas hace años para llevarlo hasta el cielo en los últimos tiempos. Arantxa Sánchez Vicario era capaz de parar un país entero para que este viera una final de Wimbledon. Almudena Cid abrió el camino de la rítmica para todas esas generaciones que la vieron brillar sobre el tapiz desde Atlanta o Pekín. Valdemoro en la canasta, Boquete sobre el césped o Perales con la bestialidad de sus veintiséis medallas en la natación paralímpica. En Río Ruth Beitia se convertía en la primera atleta española en conseguir un oro olímpico para su disciplina y tras ella llegó la nueva generación, la de Mireia, Lydia y Carolina. Jugar como una chica, el 'play like a girl', se ha convertido en todo un himno al éxito gracias al esfuerzo de tantas mujeres capaces de superar barreras construidas a base de estereotipos.
Y Granada ni ha vivido, ni respira hoy al margen de esta realidad. Del hecho, acercando las palabras de Obama, esta provincia es fiel reflejo del hecho de que ellas están listas para tomar el mundo por sorpresa. María José Rienda sigue siendo hoy el icono de una generación. Ahora desde la gestión, no hace tanto en el descenso de unas pistas que también alumbró el talento de Carolina Ruiz. Belén Arrojo y 'Rivi' presumen de internacionalidades absolutas en la cancha y sobre el césped. La biathleta Victoria Padial crea escuela, por supuesto al igual que nuestras atletas, Laura Bueno o María Pérez, a quienes imitan las pequeñas sobre tartán y asfalto. Son sólo algunos ejemplos porque por suerte, ellas llenan las páginas deportivas de este periódico.
Otro ejemplo lo encontramos ayer en un partido de fútbol que fue histórico e inédito porque nunca antes se disputó uno así en Granada. Se jugó en Motril y correspondía al grupo cuarto de la Cuarta infantil. Seguramente que, si algún día cualquiera de estas futbolistas llega a cotas tan altas como las anteriores descritas, recordarán con orgullo aquel 27 de octubre de 2019 en el que marcaron un hito para el deporte provincial. En el Municipal Hermanos Callejón se jugó a las seis de la tarde un partido de fútbol once entre el Cultural Asako y el Granada CF en el que las futbolistas eran todas chicas, y lo hicieron militando en una liga masculina. O para ser más exactos, militando en una liga mixta, sí, pero en la que un poco más del 85 por ciento de las licencias pertenecen a chicos. Esta es la primera vez que un equipo de fútbol once está compuesto íntegramente por chicas y juega en la categoría masculina. Y además ración doble. Dos equipos que allanan el camino a las que vienen detrás. Ellas son ese pequeño tanto por ciento capaz de cambiar el concepto por completo.
Y ni mucho menos para ellas, como para ellos, el fútbol es sólo un juego. Es algo más. Una herramienta de formación, una motivación, una forma de demostrar compitiendo que están listos para salir al mundo. Después de las primeras cuatro jornadas, Cultural y Granada se baquetean en la medianía de la clasificación, aspirando a lograr el ascenso al final del curso. Lo importante ya no es participar, lo imprescindible es dejarlo todo sobre la cancha para ganar la admiración del rival sin que importen los géneros.
Salvador Rodríguez es directivo del Cultural Asako. Sigue de cerca cada partido de sus futbolistas y con especial atención los de sus jugadoras porque ellas son quienes se han encargado durante las últimas temporadas de regalar las mayores alegrías al club. Sin ir más lejos, el equipo femenino luchó por el ascenso a la Segunda división nacional hace dos temporadas. Y la temporada pasada, estas infantiles jugaron el Campeonato de Andalucía alevín, en el que terminaron cuartas clasificadas por detrás del Córdoba, el Granada y el Real Betis, mejorando la quinta plaza del Málaga. Un modesto, entre cuatro sociedades anónimas deportivas, no es mal asunto.
«Este es un grupo de jugadoras muy peleonas, pero tenemos un hándicap», dice Rodríguez, apuntando al problema con el que se encuentran muchos equipos femeninos, «es muy difícil tener un grupo de futbolistas de la misma edad. Nosotros jugamos con seis que son más pequeñas, de categoría alevín, porque aquí en la Costa no tenemos tantas niñas que jueguen al fútbol como puede haber en otros puntos de la provincia, así que es difícil», señala.
Pero, lo más curioso de todo es que quizá sí que existan esas niñas deseosas de jugar. Pero sus sueños a veces quedan bloqueados en la cabeza de unos padres que no imaginan del mismo modo los éxitos de un hijo a los de una hija, aventurando su paso por el deporte como un hobby pasajero. «¿Has escuchado alguna vez hablar del padre de Vero Boquete? ¿Y del padre de Neymar? Pues esa es la diferencia, del que cree que puede vivir de esto, y de quien está luchando por un convenio colectivo», alumbra el secretario del club.
Santi Prieto es el entrenador del Granada CF y en el vestuario, antes de que sus jugadoras saltaran al campo, quiso trasladarles la relativa importancia que un partido así debe tener en sus incipientes carreras deportivas. «Los adultos sabemos que es algo histórico y quizá tenemos muchas ganas de que lleguen más tardes así, pero para que las disfruten ellas. El objetivo de nuestro trabajo tiene que ser que esto pase más, que sea más común para que ellas disfruten de esto con total normalidad». Y eso es lo que les dijo «disfrutad, si ganáis bien y si no me da igual» porque para Prieto, «la misión es formarlas como deportistas y personas al fin y al cabo».
Para Salvador Rodríguez, el discurso no se centró en los tres puntos que había en juego ayer. «Siempre les digo lo mismo, que lo importante es allanar el camino para las que vienen detrás. Tenemos en el Cultural Asako cien fichas de fútbol femenino, distribuidas en cuatro equipos femeninos, más las que juegan en equipos mixtos. Este año no hemos podido sacar un benjamín, por ejemplo, pero sí que tenemos ya veintiuna jugadoras en el alevín», advierte.
Porque para él, como para ellas, este partido de ayer fue único. «Lo han vivido como algo histórico, dos equipos femeninos de fútbol once que juegan una liga masculina. Jamás hubo uno y este año hay dos. Y estar dando el máximo, es lo más importante que pueden hacer», asevera.
Y remata Santi contando una anécdota interesante. Este es un entrenador que prácticamente ha visto nacer el fútbol femenino moderno en Granada. El actual. El que pasó de ser una exótica rara avis, a una modalidad profesional y formada que lucha por estar al nivel de licencias del fútbol masculino. «Cuando entrenaba en el Atarfe tenía a dos hermanos que eran muy buenos. Un chico y una chica. Y se lo dije a sus padres, que me terminaron dando la razón, 'vais a disfrutar mucho con vuestro hijo, pero Andrea os va a regalar más alegrías', y así fue. Los padres, queramos o no, todavía vivimos en ese mundillo, pensamos que ellos van a llevar más lejos que ellas y nos volcamos más con los hijos, cuando podemos disfrutar igual o más con los éxitos que están consiguiendo las niñas». Pues ya va siendo hora de darle la vuelta.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Fermín Apezteguia y Josemi Benítez
Fernando Morales y Álex Sánchez
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.