Fran Guerra (derecha), fue un tormento para el Covirán. Pepe Marín
Plan fallido al final

El Covirán Granada se acaba achicando ante el La Laguna Tenerife

Estrategia ·

La defensa de cambios da réditos ante las 'torres' aurinegras, pero la conexión Huertas - Guerra termina sentenciando a los rojinegros al final

Lunes, 21 de octubre 2024, 22:08

La tercera derrota de la temporada del Covirán volvió a producirse ante un rival de esos que, a priori, no será rival 'directo' de los rojinegros cuando acabe el curso. El duro calendario que ha afrontado el cuadro granadino hasta el momento le ha llevado a medirse a tres equipos –Barça, Unicaja y ahora, La Laguna Tenerife– llamados a repetir plaza en la Copa del Rey y el 'play off' por el título, su hábitat natural en los últimos cursos.

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Eso sí, tras la magnífica victoria lograda en Girona una semana atrás, las sensaciones del cuadro de Pablo Pin frente a los aurinegros fueron muy diferentes a las mostradas ante catalanes y malagueños, ante los que los rojinegros se mostraron muy poco competitivos. A diferencia de esos dos duelos, el Covirán saltó el domingo al Palacio de los Deportes convencido de poder llevar al límite al equipo tinerfeño, y lo cierto es que fue así durante muchos minutos. El técnico local apostó por una defensa arriesgada pero que, durante la mayor parte del encuentro, resultó muy efectiva: en cada bloqueo visitante, los defensores rojinegros cambiaban su asignación, de modo que los desajustes de posición sobre el parqué fueron constantes. Fue el plan previsto para paliar la actuación del temido pívot georgiano Gio Shermadini. Y en ese sentido, salió a la perfección, pues el de Mtskheta estuvo siempre incomodísimo sobre la cancha y acabó anotando una sola canasta, registro alejadísimo de sus números habituales –promediaba 14'5 puntos antes del choque–.

La estrategia defensiva de Pin incluyó también otra faceta que ya ha mostrado el entrenador granadino con anterioridad: emparejar al base rival con un jugador de mucho más tamaño –papel que ejercieron, entre otros, Elias Valtonen o Agustín Ubal– para dificultar la visión del generador de juego rival en el inicio de los ataques. Un hecho que, ante el La Laguna Tenerife, uno de los equipos que, dada la veteranía de su plantilla, ha jugado históricamente a un ritmo más bajo en ataque, podía resultar eficaz dada la gran cantidad de ataques estáticos que suelen firmar los insulares.

Huertas y Guerra

Lo cierto es que lo planificado funcionó durante muchos minutos. Pese a que al Covirán le costó encontrarse cómodo en ataque, su apuesta defensiva resultó hostil para el cuadro lagunero, donde solo un excelente David Kramer –autor de 20 puntos con cuatro triples en su retorno al Palacio– parecía tener la inspiración necesaria como para marcar la teórica diferencia entre ambos equipos. De ese modo, con el paso de los minutos, los locales creían más en sus opciones, e incluso un triple de Valtonen  puso patas arriba el recinto del Zaidín con el 45-42.

Empero, desde ese momento de éxtasis –que obligó a parar el partido al técnico visitante, Txus Vidorreta–, el Covirán no volvió a tener las mismas sensaciones. Acabó el tercer cuarto desquiciado por una cuestionable actuación arbitral –que concedió 11 tiros libres a los visitantes por ninguno a los locales– pero resiliente (51-53).

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Pero, paradójicamente, cuando la influencia de los colegiados se palió, las huestes rojinegras acabaron entregando las armas mucho más fácilmente de lo que se presumía. El Covirán solo anotó un punto –tiro libre de Amine Noua– en los primeros cuatro minutos del último parcial y las opciones se fueron por la gatera, en unos minutos en los que Marcelinho Huertas dio su enésimo clínic encontrando una y otra vez en la pintura a Fran Guerra, que asumió el papel a priori destinado a Shermadini. El grancanario se fue hasta los 24 puntos –máxima anotación de su carrera a nivel ACB–, 14 en ese último cuarto en el que finalmente, los tinerfeños le hincaron el diente a un rival con mucho menos tamaño.

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