El Covirán se lame las heridas del Lleida
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El equipo granadino recibe una paliza en toda regla con Rousselle y Guerrero fuera de la pista, tras golpes recibidos por la dureza del rival directo en la Liga EndesaEl Covirán recibió una paliza en todos los sentidos en su visita al pabellón de Barris Nord. Es la primera derrota que la formación de Pablo Pin encaja en la actual temporada ante uno de los rivales directos por la permanencia, si es que no se incluye en el grupo al Surne Bilbao, que ganó en el Palacio de los Deportes.
La cuestión es que la cancha del Hiopos Lleida resultó ser un 'infierno' como se preveía y, aunque los nazaríes estuvieron lejos de las llamas en el primer cuarto, se quemaron en el segundo, para arder del todo al final con una diferencia complicada de asumir, de trece puntos de diferencia, que estropea los bonitos 'averages' conseguidos hasta la fecha, en especial con Bàsquet Girona, el colista ya descolgado tras perder con el Río Breogán, y los lucenses, además de batir en casa al Leyma Coruña, otro de los implicados en el mismo objetivo.
Pablo Pin estima que el Lleida a la larga se salvará con más comodidad, al menos ese es su parecer, «aunque nunca se sabe», puntualizó.
En el 'infierno' de Barris Nord apareció, cómo no, el bueno de Thomas Bropleh, ese 'angelito' que vistió la elástica rojinegra, muy querido en Granada, pero que fue un auténtico 'demonio' desde el lanzamiento exterior y el principal estilete anotador de los burdeos. Bropleh sorprende con su rendimiento en la Liga Endesa tras su vuelta a España desde la liga japonesa.
Las claves de la derrota, la octava de la campaña, por cuatro victorias, radicó en lo esperado desde el punto de vista técnico, como fue el no cerrar del todo el rebote defensivo, por lo que los ilerdenses gozaron de más opciones para encestar y de posesiones extras para machacar con segundos tiros, así como el balance defensivo, que se controló durante bastante tiempo, pero que al final hizo mella con el desgaste y cansancio.
El partido se rompió en el segundo cuarto y tras un parcial demoledor de 21-1. En esa fase, el atasco en ataque del Covirán fue monumental. Lo justifica que solo Amine Noua vio aro con claridad y que con la única baza del ala-pívot francés resulta imposible vencer, pese a una ventaja inicial máxima de doce puntos.
El conjunto de Pin necesita que junto a Noua respondan Jonathan Rousselle y Jacob Wiley. Y, como suele pasar, esta vez brilló Gian Clavell pero no Scott Bamforth, en su habitual alternancia.
Al base galo lo dejaron fuera de combate por un golpe, mientras que el pívot de pasaporte macedonio estuvo muy desafortunado y nulo en ataque. La dureza del Hiopos quedó reflejada en los palos del veterano internacional Oriola a Rousselle.
El timonel de los nazaríes tuvo que retirarse del parqué tras un gran primer cuarto, con una hemorragia nasal muy fuerte, que le impidió volver a la pista y ya lo hizo con el Hiopos afianzado en el marcador. La baja de Jonathan la acusó en demasía el Covirán.
Este mismo lunes y tras el regreso a Granada, el cuerpo técnico realizará pruebas a Rousselle, por si el contratiempo va más allá de la contusión, tiene el tabique nasal roto y esto podría condicionar su preparación y participación en el próximo encuentro en la cancha del UCAM Murcia. Se espera que no sea baja –Pere Tomàs lo fue por gripe– y al menos pueda jugar con máscara o alguna protección facial.
El parte de 'guerra', nunca mejor escrito, se extendió a Guerrero. Al pívot también le sacaron del parqué a la fuerza los de burdeos. En este caso fue Goodwin quien le endosó un golpe que le abrió una brecha en la ceja, por lo que tampoco pudo intervenir, y dejó a Wiley con la única ayuda de Aurrecoechea. Rubén Guerrero recibió puntos de sutura en esta cita más propia de UFCque de ACB, en la que los 'púgiles' granadinos se llevaron la peor parte, con nariz y ceja abiertas.
Un castigo severo del Hiopos Lleida, en lo físico y el marcador. Todo ello con cierta complicidad arbitral, porque los granadinos recibieron más tiros libres y les pitaron faltas a mansalva a partir de una técnica, seguramente buscada y 'encontrada', por el joven pero astuto Gerard Encuentra, pícaro hasta el punto de enviar a Rafa Villar a espiar a Txus Vidorreta.
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