El Unicaja, como aquí Dylan Osetkowski, pareció un gigante en el Palacio de los Deportes. Ramón L. Pérez
Mucho por mejorar

A la tercera tendrá que ir la vencida

Sin opciones ·

El Covirán volvió a mostrarse el domingo timorato ante un rival obviamente superior pero que no necesitó forzar la máquina para imponerse con claridad

Lunes, 7 de octubre 2024, 20:27

El primer partido como local del Covirán en el Palacio de los Deportes desde la inolvidable permanencia ante el Dreamland Gran Canaria ha puesto negro sobre blanco, como sucedió una semana atrás en el Palau Blaugrana, algunos de los problemas con los que el equipo granadino está lidiando por el momento. La profunda remodelación a la que ha sido sometida la plantilla rojinegra este verano no está dando resultados aún. Bien es cierto es que calendario no ha sido nada benévolo con los de Pablo Pin, que han tenido que afrontar de inicio dos de las citas más exigentes de la temporada –visitar a un Barça necesitado de demostrar y recibir a un Unicaja en un descollante estado de forma– pero no es menos cierto que las señales que envía el cuadro rojinegro no son aún positivas.

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En cierto modo, el partido fue un calco del disputado siete días antes en la Ciudad Condal. Al menos, en lo que a muchas de las prestaciones del equipo granadino se refiere, pues empezó ambicioso pero en la recta final del primer cuarto comenzó a notarse la clara diferencia entre los contendientes. Luego, tras un mal segundo parcial de los de Pin, los mejores minutos llegaron en el tercero, para volver a firmar un mal epílogo. Vidas paralelas con algunos puntos en común y una escasa mejora que cabe tener en cuenta ante la visita de los rojinegros a Girona el próximo sábado (20.45 horas), en lo que ya sí será un partido de 'su' liga y en el que la imagen, necesariamente, tendrá que ser mucho mejor para poder aspirar a ganar en Fontajau.

Sin ventaja

La principal vía de agua del Covirán en estas dos primeras jornadas ha sido su incapacidad para generar ventaja en la pintura. Ante dos de los mejores y más físicos juegos interiores del Viejo Continente, la apuesta por el 'small ball' –quintetos 'pequeños', pero con mayor movilidad– ha resultado del todo insuficiente para ni tan siquiera mirar a la cara a los rivales. En ese sentido, tal y como sucedió antes en la visita al Barça, el Covirán fue un juguete en manos del Unicaja. Llegó al descanso habiendo anotado apenas 6 canastas en 27 tiros de campo (2/12 en lanzamientos de dos y 4/15 en triples). La imposibilidad de generar ventajas y buenos tiros en la pintura acabó derivando en un inefectivo carrusel de tiros perimetrales por el que el Covirán empezó a desangrase ante su vecino.

Además, sufrió lo indecible el equipo granadino en el rebote (26, por 44 del Unicaja), con Rubén Guerrero y Jacob Wiley capturando solo uno cada uno. El marbellí, eso sí, comenzó a enseñar algunas de sus virtudes, la capacidad de correr el campo y de sumar tras bloqueo directo. Por su parte, con el estadounidense está resultando obvio que, ante rivales de tamaña presencia física, sufre mucho en el puesto de '5', donde especialmente en ataque no encuentra la forma de producir. El plan del Covirán es que, cuando la enjundia del oponente descienda, especialmente en la pintura, la versatilidad de Wiley sea un factor importante. El tiempo dirá.

Mientras, en el puesto de '4', la mayoría de los minutos se los reparten entre Amine Noua y Edgar Vicedo. El francés calcó su partido del Palau Blaugrana, con un buen inicio pero yendo claramente de más a menos. Da la sensación de que, cuando los encuentros cogen unos derroteros contrarios al Covirán, al galo le cuesta competir al mismo nivel, y eso puede ser un problema porque el lionés debe ser una de las referencias granadinas esta temporada. En cuanto al madrileño, las pasa 'canutas' para defender a ala-pívots tan físicos, pero aunque de momento no está acertado en el tiro exterior (0/5 triples en total), sí se las está apañando para ser uno de los mejores reboteadores del equipo (6 ante el Barça y 5 frente a Unicaja).

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En lo que se refiere al juego exterior, seguramente los bases, García y Rousselle, son ahora mismo los más 'aseado' del cuadro granadino. A Scott Bamforth le costó Dios y ayuda zafarse de la asfixiante defensa perimetral malagueña, mientras que Gian Clavell enseñó su talento y trató de tirar del carro tras el descanso (10 puntos en el tercer cuarto), pero sus lagunas defensivas fueron evidentes, con el Unicaja castigando una y otra vez los despistes atrás del boricua. He ahí otro de los principales problemas de un Covirán cuyo balance defensivo dejó mucho que desear, lo que permitió a los malagueños 'hincharse' a contraataques (18 puntos) y acciones de 'puerta atrás' en ataque estático. Completando la rotación perimetral, Elias Valtonen firmó un partido correcto con tres triples, mientras que Agustín Ubal, que está gozando de la confianza de Pablo Pin en ese inicio de curso, se mostró demasiado timorato en varias acciones. Es un jugador con potencial, pero dudar en la Liga Endesa es pecado casi mortal y el charrúa tiene mucho camino por recorrer aún en ese sentido.

Suspensión de Gian Clavell. Ramón L. Pérez

Pero como todo en la vida, también hay aspectos positivos a los que Pablo Pin podrá agarrarse, y el mayor de todos es muy evidente: el Covirán apenas perdió 9 balones ante el Unicaja, tras extraviar 21 en el debut liguero. Para un equipo que ha tenido esa como su mayor tara en sus dos primeras experiencias ACB, firmar ese dato ante todo un Unicaja es un gran punto de partida por donde comenzar a evolucionar. De hecho, mejoró claramente el registro malacitano (17 pérdidas) en esa faceta estadística. Con todo, el balance general de los dos primeros partidos oficiales no puede ser ni mucho menos positivo. El cuadro granadino ha estado muy lejos de los mínimos que necesitará para volver a firmar la permanencia, y que tendrá que empezar a mostrar en Girona. Quizá allí, a la tercera oportunidad, vaya la vencida y el Covirán muestre la cara del equipo que quiere realmente ser.

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