El Covirán vuelve a las andadas

Al iniciar la segunda le ha pasado lo mismo, recobró el aliento contra el Monbus Obradoiro ante sus aficionados, pero volvió a repetir un bajón de rendimiento en la visita del FC Barcelona, cita en la que se vio superado, ya no por la calidad y el potencial de los azulgranas, como ocurriera frente al Tenerife de Marcelinho Huertas, sino por un repaso táctico también difícil de digerir, en el que Txus Vidorreta y Roger Grimau apretaron tuercas a los mejores hombres de los rojinegros, con una fuerte defensa de ayudas que anuló en ambas ocasiones por completo a la estrella Joe Thomasson.

El descalabro por la derrota por 33 puntos ante el Barça no se ha remediado en Fontajau. Todo lo contrario, el Covirán volvió a fallar en una confrontación muy directa como ante los lucenses, que podría resultar a la larga decisiva para la permanencia. Esta vez, los jugadores que comanda Pin sí saltaron concentrados e intensos al parqué, no como en Lugo, desarbolados y apáticos desde el primer instante.

Pero la efectividad en defensa y la inspiración ofensiva duró menos de un cuarto, a poco que corrió el reloj, los lanzamientos del Girona empezaron a hacer mella en el aro granadino. Todavía fue mucho más dañino el rebote, que de ser controlado en el inicio, terminó por provocar una sangría con las segundas opciones de enceste para los jugadores dirigidos por Fotis Katsikaris, que se estrenó en el banquillo gerundense con éxito y mostró su experiencia con la pizarra a partir del descanso.

El Girona borró al Covirán de la pista en el tercer cuarto, asistimos entonces a un calco del partido disputado en Lugo. La distancia fue tan amplia, en torno a la veintena de puntos, que el equipo granadino se mostró desmoralizado pronto, sin capacidad de reacción ni fe en la remontada, además de desorientado y frustrado también por las decisiones arbitrales, que acabaron por sacarlo del partido del todo. David Kramer, Cristiano Felicio y Germán Martínez, que tuvo bastante acierto, apenas se salvaron de la quema.

El Covirán, y esto es lo más peligroso, empieza a atascarse frente a las defensas contrarias, ya no anota con tanta facilidad y parece que el haber subido el nivel defensivo, por el desgaste y pérdida de energía, le pasa factura en pista delantera.

Costó un mundo anotar, además, en un día pésimo en los lanzamientos, en el que ya no fue noticia que el alemán David Kramer estuviera desafortunado en el tiro, sino que Kwan Cheatham, que promedia tres triples por encuentro en la Liga Endesa, estuviera negado hasta el punto de mostrarse indignado y frustrado como nunca hasta la fecha en su etapa en Granada.

Así, el Covirán dio vida al Girona tras siete derrotas seguidas del conjunto que preside Marc Gasol, como con anterioridad al Breogán o la pasada temporada al Real Betis.