Descompensación en el rebote del Covirán

Ya era una faceta en la que brillaba el Covirán de la temporada anterior, en la que tanto Cristiano Felicio como Luke Maye se situaron como los mejores reboteadores en ataque de la competición, hasta que por desgracia las lesiones los apartaran del parqué y, por tanto, bajaron sus números en los rechaces.

El nuevo Covirán está en la misma línea. Siempre fue un aspecto técnico al que el entrenador Pablo Pin dio mucha importancia. El técnico cree que, si se domina bajo los aros, hay mucho terreno ganado en ese sentido. El rebote se considera una labor de todo el equipo, no solo de los jugadores interiores que, ya, en la mayoría de los casos, son cuatro. Por lo que aleros y bases tienen que ayudar y lo hacen de forma decisiva. Alex Renfroe, por ejemplo, era bastante astuto para ello.

La plantilla granadina sigue en un alto nivel en ese sentido, por lo que las incorporaciones de Jacob Wiley y Malik Dime hasta lo hayan potenciado, son pívots con grandes cualidades para el rebote.

En el partido ante el Unicaja, en cambio, se produjo cierta descompensación, que ya la había, pero que fue más aguda, entre el rebote ofensivo y el defensivo. Atrás los problemas siempre fueron mayores para evitar que sea el contrario el que goce de nuevas posesiones u opciones de enceste. Así, los malagueños lo aprovecharon.

Contra el Unicaja, el equipo de Pin ganó el rebote, 39 por 35, con la precisión de que el defensivo fue similar, 27 y 26, pero mientras el Covirán capturó 12 en ataque, el rival tuvo 9.

El equipo rojinegro es el cuarto mejor de la ACB en ofensivo, con 11 de media y solo superado por Manresa (13), Girona (11,8) y Breogán (11,4). En el total baja al 14º lugar, con 34, dado que en el defensivo ocupa la 16ª posición, con 22,9 y solo mejor que Tenerife y Breogán, 22,7 y 22,5, lo que explicación la clara descompensación entre las dos pinturas.