La desprendida implicación de Cristiano Felicio

Aferrado a sus –lamentablemente desde hace semanas– inseparables muletas, Cristiano Felicio acudía como cada día al Palacio de los Deportes cuando algo llamó su atención en la cancha. Allí estaban ejercitándose, como suele ser habitual antes de que arranque la primera plantilla, los canteranos rojinegros:Ángel Corpas, Ricardo Martín, Antonio Moreno y Ricky Revelles. Lo hacían a las órdenes de Nico Megías, uno de los ayudantes de Pablo Pin y encargado de la tecnificación de los jóvenes valores.

«¿Te importa que me acerque un momento a hablar con él?», espetó el internacional brasileño al entrenador, solicitándole permiso para hablar con Corpas, cuya serie de tiros a canasta no estaba siendo efectiva. Después de dar varios consejos al sorprendido base granadino, Megías agradeció el detalle a Felicio, cuya respuesta demuestra la implicación del americano con el proyecto granadino: «ya que no puedo ayudar, quiero sentirme útil de alguna forma», lanzó. Cómo no será el compromiso del pívot de Pouso Alegre que, desde entonces, se ha convertido en un habitual de las sesiones de tecnificación.

Al humilde brasileño no se le caen los anillos por echar una mano a cuatro jóvenes que sueñan, por qué no, con llegar a ser profesionales y que agradecen notablemente la ayuda de alguien de la experiencia de Felicio con, entre otras cosas, seis temporadas NBA y una Copa del Mundo en su mochila. Se ha convertido en rutina verle, muletas en ristre, pasando el balón para que finalicen entradas, o simplemente animándoles. Una forma más de dejar huella de su paso por Granada.