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«Lo que ahora necesito es estabilidad y he escuchado grandes cosas del club, del entrenador, de la ciudad y de la afición que me aportarán exactamente lo que preciso este año, por lo que vengo buscando el sitio perfecto donde dar un paso adelante en mi carrera». Habla Diego Kapelan, el único refuerzo junto a Earl Watson del Covirán Granada de cara a su segunda experiencia en la LEB Oro, sobre los motivos que le han convertido en nuevo jugador rojinegro.
La causa de dicha frase no es baladí. El canadiense no es un jugador acostumbrado a los cambios bruscos en el guión de su carrera. Cumplió con los cuatro preceptivos cursos de su formación académica en la Universidad de McNeese State y, una vez convertido en profesional, pese a haber jugado en varios países, nunca gustó de ser el clásico temporero que va de un equipo para otro. Después de jugar en Chipre, Austria, Grecia o su natal Bosnia y Herzegovina, en 2015 llegó a la LEB Oro, donde echó raíces, pasando dos cursos en Orense y un tercero en Melilla, rozando en la Ciudad Autónoma el ascenso a la Liga Endesa.
Sin embargo, todo cambió el ejercicio pasado. En apenas nueve meses jugó en Lituania, Canadá, México y Argentina. «El error pudo ser irme a Lituania, al poco tiempo se demostró que no era lo que esperaba y rompimos el contrato», reconoce. A partir de ahí, se subió en una montaña rusa desconocida para él. «Hablé con algunos equipos, pero decidí volver a casa, a Canadá, jugando para un buen amigo que era el entrenador del Saint John's Edge, donde teníamos un buen equipo». Allí estaba incluso Glen Davis, 'Big Baby', campeón NBA con los Boston Celtics en 2008. Pasó varios meses en su país hasta que en marzo de 2019 recibió una llamada del español Iván Déniz, entrenador de Soles de Mexicali, entonces vigente campeón azteca. «En Saint John´s me permitieron salir porque era una buena oportunidad, así que me fui a México a jugar los 'playoffs', pero perdimos en semifinales». Tras ello, tocaba volver a Canadá. «Entonces recibí una oferta de Argentina», relata, por lo que pasó un mes en Gimnasia y Esgrima de Comodoro Rivadavia en la máxima categoría del país sudamericano. «Fue un año bastante loco pero me hizo aprender cosas y ganar experiencia porque por ejemplo Argentina es una gran liga», admite.
Por ello, tras un año tan «inestable», Kapelan ansía todo lo contrario en su periplo nazarí. Quién sabe incluso si a medio plazo, como en Orense. De momento, parece encantado en sus primeras horas como rojinegro:«me siento muy bien, percibo buenas vibraciones y gran energía en este grupo, se nota que jugaron juntos el año pasado y tienen muy buena química», afirma sobre la acogida del vestuario. Hace unas semanas, su ex entrenador Gonzalo García de Vitoria contaba de él en este periódico que es «muy abierto» y de hecho parece «más europeo que americano». Por ello, no parece que su adaptación vaya a ser un problema para Pablo Pin.
Momentos decisivos
Kapelan ya ha tenido alguna conversación con su nuevo entrenador. «Lo que espera es que en ataque genere ventajas para mis compañeros y en defensa dé el 100%», evoca sobre su primera charla con Pin. Él, por lo pronto, promete ser «profesional, jugar duro y hacer lo que el equipo necesite de mí para ganar». A nivel colectivo, estima que el objetivo nazarí es «seguir creciendo», pues valora al Covirán como «un equipo que viene haciendo las cosas bien», y cuyo reto para esta temporada debe ser «meternos en los 'playoffs' porque, una vez ahí, cualquier cosa puede pasar».
Y es que, cumplidos los 32 años desde el pasado mes de julio, Kapelan sigue anhelando llegar algún día a la Liga Endesa. Eso sí, lo que antes era casi una obsesión ahora ya no lo es tanto. «La ACB era algo más que una meta la primera que viene a jugar en LEB Oro, pero ahora he decidido disfrutar cada momento», afirma. Quizá es la mejor forma de huir de una cierta ansiedad que a nada conduciría:«no quiero pensar cada día en eso. Si algún día pasa estará bien, pero ahora mismo desde luego lo que quiero es estar en este equipo, dar lo mejor de mí por él, y lo tenga que pasar, pasará», analiza.
Preguntado por los instantes decisivos de los partidos, responde tajante que «es mi momento favorito, a veces empiezo un poco más despacio, pero cuando el equipo necesite puntos o energía, siempre estaré ahí», afirma. Kapelan es de los que no se arruga ante la bola decisiva:«desde luego que estaré preparado para ella», avisa. Está claro es que el Palacio de los Deportes se va a divertir con su nuevo tirador.
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