Un entrenador con éxito desde la humildad

Amigo del presidente del Covirán, Óscar Fernández-Arenas, Pablo Pin, que mamó el baloncesto desde muy temprana edad porque las dos familias, tanto por parte de padre como de madre –las legendarias Tamayo–, asumió la responsabilidad de un proyecto nuevo y granadino cien por cien, que ha impulsado desde Nacional hasta la élite, y así acceder por la puerta grande a la Liga Endesa, tras recuperar la ACBpara la ciudad una vez ocupó el hueco del desaparecido baloncesto profesional nazarí.

Su estilo tan consecuente, capaz de generar 'buen rollo' alrededor del equipo, en el vestuario, con jugadores y preparadores, también en sintonía con directivos, aficionados y periodistas, le llevó al éxito por méritos propios. Ahora disfrutará de la Liga Endesa, la mejor de Europa, al labrarse el camino hacia un futuro muy prometedor en los banquillos profesionales, dada su juventud.

Pin dejó huella con frases lapidarias durante estos cuatro últimos ascensos contabilizados y diez años de dirección. «No somos el Real Madrid», descargó presión a sus jugadores; «ni somos los mejores cuando ganamos ni los peores cuando perdemos», «algún día vamos a perder, cuanto más ganamos más cerca estamos de perder»...

Supo gestionar de forma muy racional las relaciones con sus jugadores, a los que arropó e hizo piña, sobre todo en los momentos más complicados. Recuerden que no todo fue de color de rosas. Justo antes de la pandemia hubo malos resultados y el Covirán coqueteó con el descenso a Plata, aunque la covid le hizo 'un favor' ahí tras interrumpir la competición. Lo mejor de Pablo Pin fue darle carácter e identidad al Covirán, así como reaccionar y levantarse cuando pintaron bastos. Pin, la clave del equipo.