«Cada partido es un juego mental y tendremos que igualar su intensidad»

Con sus 216 centímetros de talla, Tryggvi Hlinason es una de las 'torres' de la Liga Endesa. Tipo experto, sabe que el Covirán será un rival envenenado ante el que no vale ningún tipo de confianza.

–Partido crucial este para el Covirán, pero no menos para ustedes. Ganar es casi salvarse...

–Sí. Va a ser un encuentro clave, desde luego para ellos por la permanencia, pero nosotros también para intentar aliviar un tanto el peligro. Será muy importante.

–¿Hasta qué punto influye el partido de ida, que ganaron muy fácil en Granada?

–(piensa) Creo que ha pasado mucho tiempo, y que además hay cambios en ambos equipos como para que no podamos entrar en el partido pensando en lo que pasó allí y si nos fue bien. Claro que tenemos qué ver cuáles son nuestras ventajas y sus puntos débiles, pero a mí personalmente me es más útil ver sus últimos partidos que uno tan antiguo.

–Además el Covirán no para de cambiar jugadores que entran y salen.

–En los momentos de tanto cambio es difícil preparar los partidos, porque cambian las rotaciones y el estilo de juego. Eso es un peligro, pero cuando el rival tiene bajas, también tiene menos jugadores con los que rotar. Quizá nos ayude su situación, pero no podemos pensar que por eso va a ser fácil. En esta competición hay jugadores 'top' en todos los equipos. No podemos despistarnos ni pensar diferente a si estuvieran todos.

–Lo que parece obvio es que el Covirán saldrá con el cuchillo entre los dientes, pero también que, si le van mal las cosas, puede pecar de cierta ansiedad.

–Cada partido es un juego mental, y nuestro trabajo tiene que ser igualar su nivel de intensidad. Si conseguimos eso, nos irá bien. Pero desde luego en la Liga Endesa cualquiera puede ganar a cualquiera, se ha visto muchas veces este año. Así que para nosotros es muy importante afrontar el partido como vital.

–¿Cómo es jugar contra el Covirán desde la óptica de uno de los 'techos' de la liga?

–Es distinto, claro. Pero Guerrero viene jugando mejor en los últimos partidos, por ejemplo. Son partidos distintos a lo normal en cuanto a ritmo. Es una pena para ellos que no siga Wiley, que es un gran jugador. Pero yo tengo mis fortalezas y ellos también las suyas. Yo suelo sufrir más defendiendo a un pequeño que a un grande. Es normal... pero también ellos sufren contra alguien como yo supongo, ¿no? Y cada partido es un mundo, desde luego.

–Se medirán a Omar Silverio, que no tuvo suerte en Bilbao.

–Primero me hace pensar en cómo es esta vida: los jugadores van y vienen y no sabes cuándo les vas a volver a ver. De él me despedí sin saber si volvería a verle, o si lo vería en dos años, y nos vamos a enfrentar en un mes. Él no tuvo suerte, le fichamos con las bajas de Rabaseda y Kullamae, pero cuando llegó ya habían vuelto y no había espacio. Así que al final salió... Pero ahora está jugando bien en Granada. Estoy feliz por él porque es un buen chico y espero que le vaya bien en su nuevo equipo.

–¿Mejor que caiga un partido así en semana sin partido europeo?

–Sí, claro. Cuando tienes más tiempo de trabajo para ese partido, piensas algo más en el rival y trabajas más en tus cosas. Hemos tenido varios días pensando solo en nosotros antes de poner el foco en Granada, lo cual no siempre pasa. Cuando tienes dos competiciones, piensas mucho en el otro equipo y no tanto en tus cosas. Y es importante también pensar en ti como equipo.