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Cuando Bàsquet Girona y Covirán Granada comiencen su partido en Fontajau, Fotis Katsikaris cumplirá 350 encuentros en los banquillos ACB, lo que le convierte en uno de los técnicos no españoles con más experiencia en la competición. Una efeméride que se producirá en el debut del heleno en el banco gerundense, después de que el club presidido por Marc Gasol apostara por el exseleccionador griego para reconducir su nave.
Llega Katsikaris a Girona en una situación paradójica, la que subyace en un equipo que enlaza siete derrotas consecutivas después de que no hace ni dos meses fuera la gran revelación de la competición: no en vano, el pasado 2 de diciembre, los catalanes sumaron su séptima victoria del curso –107-104 ante el Morabanc Andorra– por, entonces, apenas cinco tropiezos. Así, quien era el sorprendente séptimo clasificado de la Liga Endesa, antes de la llegada de febrero estrenará nuevo inquilino en su banquillo. Cosas del deporte profesional, en el que casi nadie parece saber de proyectos por encima de resultados. Aunque, en este caso, parece que la principal razón para tamaño giro de guión estriba en que la relación entre Salva Camps –el entrenador destituido– y la mayoría de la plantilla gerundense se deterioró en las últimas semanas.
Nadie tiene que explicarle al entrenador de Korydallos cómo funcionan las cosas en la competición española, donde tuvo un alto impacto en sus primeros años, con buenas temporadas en Valencia –tres, siendo destituido al inicio de la última– y, muy especialmente, en el Bilbao Basket –cuatro–. Tras ello, también fue pieza clave en la evolución de un UCAMMurcia que disputó con él, por primera vez –y única hasta la fecha– en la historia los 'play offs' ACB en 2016. Bien es cierto que, a partir de ese momento, el exitoso devenir por la Liga Endesa fue un poco a menos: cumplió sin algarabías en los dos equipos canarios –Tenerife en la 2017-18 y Gran Canaria en la 2019-20, 'burbuja' pandémica de Valencia incluida– y se quedó muy lejos de las expectativas en su última etapa española hasta ahora.
De hecho, el paso por el Unicaja Málaga del griego, entre 2020 y 2022, es mucho más recordado por las penurias de los costasoleños que por cualquier otra cosa. Formó parte de los peores momentos contemporáneos de un club acostumbrado a estar instalado siempre en la zona noble al punto de que, cuando cesó en su cargo en febrero de 2022, los malagueños llevaban un pobre balance de 7 victorias y 11 derrotas que incluso puso sobre la mesa el debate de la permanencia en una ciudad nada acostumbrada a ello en las tres últimas décadas. Su relación con el club andaluz acabó como el rosario de la aurora, con el entrenador trabajando algunas semanas en las oficinas del club malacitano mientras se llegaba a un acuerdo a la relación profesional entre ambas partes, pero ya sin ninguna responsabilidad en un banquillo del que fue reemplazado por el vitoriano Ibon Navarro, hasta hoy al frente del Unicaja.
Este séptimo reto de Fotis Katsikaris en la Liga Endesa es uno de los más difíciles que ha tenido. Acostumbrado siempre a equipos de mayores ambiciones, será la primera vez que tenga que lidiar con las desazones de la lucha por la permanencia. Y lo hará en una nave a la que sube a la deriva, intentando así enderezar un rumbo que empezó a toda vela y que ha pasado a amenazar con el naufragio después de la pésima dinámica gerundense en el último mes y medio.
Una de las caras más reconocibles de la ACB vuelve esta semana a la misma, enfrentándose por primera vez su carrera al Covirán. Con su aspecto de filósofo griego, lo de Katsikaris corresponde más al 'eterno retorno' de Nietzsche que a las obras clásicas de sus compatriotas.
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Lucía Palacios | Madrid
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