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José Manuel Puertas
Viernes, 2 de agosto 2024, 19:58
Un verano más, el nombre de Pablo Aguilar (Granada, 9 de febrero de 1989) se vinculó al Covirán más por deseo de muchos que por ... ninguna opción de que fichase. Con 35 años cumplidos, y en un notable momento de forma físico, el ala-pívot no cierra una puerta que, en todo caso, cada vez es más pequeña.
–A punto de volver a Japón, ¿qué tal el verano por Granada?
–Muy bien, sin parar, la verdad. Tanto de entrenar como de preparar el año y de hacer cosas que, durante la temporada y con la distancia, no puedo. Y dándole vueltas a proyectos que tengo en mente que me gustaría llevar a cabo.
–Físicamente se le ve muy bien...
–¡Bien! La verdad es que es uno de los mejores momentos de mi carrera (sonríe). Es cierto que llevo mucho tiempo cuidando la alimentación y entrenando específicamente algunas partes del cuerpo, y la verdad que me encuentro muy bien.
–Sobre la longevidad del deportista, y con ejemplos casi inigualables como LeBron James o Marcelinho Huertas, ¿hay que ser especialmente cuidadoso al superar la treintena?
–Creo que sí, pienso así. Pero vaya, que yo llevo cuidándome mucho tiempo, mi primera dieta la hice con 22, y desde ahí ya empecé a cuidarme, a ser consciente de la alimentación, a salir menos... Y pensar a futuro. Y cuanto mayor te haces a nivel profesional, más se nota la alimentación. Es una de las claves de por qué las carreras se alargan y Marcelinho es el mejor ejemplo. Cuanto más cuides tu herramienta de trabajo, en nuestro caso el cuerpo, mejor vas a estar para competir y más podrás jugar.
–Dígame cosas que sean innegociables en su día a día.
–¡Buah! Fuera de lo normal, que no bebo alcohol y no fumo, obviamente (risas), intento comer cada vez menos dulce, que es algo que me encanta porque creo que podría vivir comiendo dulces. Pero trato de comer cada vez menos comida procesada. Sí, alguna vez me doy un capricho y me como un frito o algún bollo, pero intento evitar esas comidas al máximo. Las salsas también.
–¿En qué le ayuda?
–Sobre todo a descansar. Cuanto más me cuido, mejor duermo. Y eso para competir, sobre todo en Japón, que se juega sábado y domingo, lo noto en el partido del domingo. La noche del sábado, con la adrenalina y el cansancio, siempre cuesta dormir. Y el domingo puedes estar cansado. En eso lo noto, aparte de que lesiones musculares apenas he tenido desde que empecé con temas de dieta. Simplemente, estoy mejor para competir.
–¿Sigue teniendo en la mente el reto de jugar hasta los 40?
–¡Sí, por supuesto! (risas)
–El pasado curso en Fukuoka, 13'3 puntos y 10'3 rebotes. Muchos partidos con 'dobles-dobles' incluidos...
–Sí, la mejor temporada de mi carrera en cuanto a números. Obviamente la forma de jugar del equipo y el entrenador –el exseleccionador español, Moncho López– se adaptaba mucho a mi forma de jugar y me han venido cosas de cara, pero cada año me siento mejor físicamente, aunque suene a tópico. Me he encontrado muy bien en la cancha.
–¿Fue un palo no subir?
–Quizá al principio se veía muy lejos porque éramos un equipo casi nuevo en una liga de buen nivel. Pero fueron pasando las jornadas, empezamos 11-0 y jugábamos muy bien. Éramos el equipo revelación. Así que nos quedó un poco un sabor amargo, porque si aspectos externos al baloncesto hubieran ido mejor, yo creo que habríamos subido. Queda ese regusto feo, pero al final esto es deporte y las cosas no siempre salen como uno quiere. Por bien que empiece todo, lo importante es como acaba.
–¿Este año es su objetivo?
–Sí, no me gusta decirlo muy pronto, porque luego pasan cosas y nunca sabes, pero sobre el papel, ese sería el reto, sí.
–¿Cambia mucho vivir en Japón en Tokio y fuera de la capital?
–Bueno, sí y no. En Tokio teníamos muchos amigos españoles, pero Fukuoka lo tiene todo. Parece que hablas de un pueblo, pero la provincia tiene cinco millones de habitantes. Hay ocio, restauración y cosas que visitar. Estamos muy a gusto a allí.
–Al Covirán le ha costado encontrar un '4', entre otras cosas, por la pujanza del mercado allí...
–Yo llevo mucho tiempo diciendo esto, que es un mercado en auge, cada vez más atractivo para los jugadores. Se juega más que en Europa, hay grandes presupuestos y en el país se vive muy bien. Hay mucha seguridad, pocas preocupaciones y eso está haciendo que el nivel de los extranjeros cada vez sea más alto. Al final los jugadores hablamos entre nosotros, y cuando las referencias son tan buenas... cada vez más jugadores de España, Euroliga o incluso NBA están yendo para allá. Es una liga con mucho recorrido y que va a dar mucho que hablar y va a quitar talento a Europa.
–En un país tan seguro, ¿cómo fue la reacción al asesinato del exprimer ministro, Shinzo Abe?
–Nadie podía imaginar que pasara algo así y fue muy duro a nivel social, porque están muy orgullosos de su seguridad a todos los niveles. Fue muy traumático para ellos, pero 'chalados' hay en todas partes y puede pasar, aunque allí dolió mucho. Pero allí, vayas a la hora que vayas por la calle y sea donde sea, nunca tienes que mirar atrás. O si te olvidas algo y vuelves dos días, después, estará allí.
–Tenía contrato en Japón, pero la afición en Granada sigue queriendo verle de vuelta...
–No he estado en el mercado, Fukuoka podía liberarme antes de una fecha, pero mucho antes dijeron que me querían. No puedo plantearme nada...
–¿Pero ha habido llamada preguntando por su situación?
–No, no.
–¿La esperanza de volver a casa sigue ahí?
–Sí, parezco pesado pero sí me gustaría antes de retirarme jugar en mi ciudad, con mi gente y ayudando a que el baloncesto en Granada crezca.
–¿Cómo vivió la permanencia?
–¡Uff, sufriendo mucho! Era madrugada en Japón, tenía el Covirán en la tele y el Obradoiro en el portátil. Y lo vi muy complicado, claro... ¡pero no me planteé acostarme! Quería sufrirlo hasta el final. Pero la remontada fue una alegría brutal. Cuando me acosté, mi mujer estaba dormida, me preguntó qué había pasado y casi que me puse a gritar. Fue tremendo.
–¿Qué hay de esos proyectos que mencionaba al principio?
–A mí me gustaría ayudar al baloncesto granadino a crecer. Es un deporte que aquí gusta y una ciudad que se puede explotar de muchas formas. Siempre estoy dándole vueltas a cómo poder contribuir a nuestra ciudad y su baloncesto. Ahí estoy pensando...
–Lo cierto es que a otros jugadores cuesta más ubicarles, pero todo el mundo asocia a Pablo Aguilar con Granada.
–Yo soy muy granadino, me encanta la ciudad, recomiendo siempre a la gente que venga y cuando vengo en verano no me muevo apenas de aquí. Que pase eso es un orgullo brutal.
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