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«De jugador era más hermoso pero todavía quiero divertirme»
ANDREA PECILE · TÉCNICO DEL COVIRÁN ·
'Sunshine' regresa para iluminar a la cantera del baloncesto granadino y «formarse» con alegría y chispa como entrenadorSecciones
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ANDREA PECILE · TÉCNICO DEL COVIRÁN ·
'Sunshine' regresa para iluminar a la cantera del baloncesto granadino y «formarse» con alegría y chispa como entrenadorVíctor M. Romero
Lunes, 13 de septiembre 2021, 01:33
Es carismático. Un tipo divertido. Genial. Querido por el ascenso con el extinto 'Cebé' y la permanencia en la ACB. Un lujo volver a tenerle aquí, ahora como técnico para ilustrar a la cantera. Andrea Pecile (Trieste, 30 de marzo de 1980), siempre sereno y radiante, es 'Sunshine'.
–¿Otra vez aquí, vaya sorpresa?
–Sí, fue todo muy rápido, a final de junio se produjo el acuerdo casi sin pensarlo. Me llamó el presidente Óscar (Fernández-Arenas) y me encajaron en el organigrama del Fundación CB Granada. Estoy encantado de regresar a Granada para una nueva etapa, en este caso de entrenador, vengo con la familia, para que ellos vean cómo es la ciudad, su baloncesto y la elevada calidad de vida que hay aquí.
–¿Buena señal traer a la familia, será una estancia larga?
–Seguro que es así, dentro de la incomodidad que es salir de casa, hacerlo a un sitio conocido, a una segunda casa como es Granada, para mí, es la comodidad de la incomodidad. Tengo intención de ayudar al club a crecer con su ambición actual, poco a poco, ilusiona después de lo malo que lo pasamos al desaparecer el 'Cebé' y... se ha resurgido, observo como pasito a pasito el club progresa hasta llegar el año pasado a la final de la LEB Oro. El Fundación tiene ambición de crecimiento también con los niños, que cada vez hagan deporte en mayor número, que se acerquen al baloncesto, esto es algo muy bueno a nivel social, da calidad y hace soñar. Vengo a eso, a aportar mi granito con humildad y a crecer también personalmente, como persona y entrenador, porque nunca se deja de aprender.
–¿Dejó muchos amigos?
–En mis dos etapas de jugador aquí hice estupendas relaciones, sí, tengo muchos amigos en la ciudad, me considero un vecino del Zaidín más, un zaidinero, jajaja, las dos veces viví en el barrio, la primera en la calle Santa Rosalía, muy cerca del Palacio, y ahora estoy aquí justo detrás del pabellón Veleta, mi principal lugar de trabajo con la cantera. Quiero volver a encontrarme con gente querida. Granada fue mi primera experiencia fuera de Italia, una aventura muy bonita, hubo éxito deportivo y crecimiento personal amplio, jugué a nivel de Euroliga y selección absoluta italiana. Doy las gracias a todos los que me escribieron y me dieron cariño en las redes sociales al enterarse que regresaba, nos sentimos en casa.
–¿Ahora sale de Italia como técnico porque Granada la lleva en el corazón y le trae fortuna?
–Acabé mis dos últimos dos años en Trieste, donde nací, me casé, tuve mi hijo, todo muy cómodo, pero los progresos como entrenador también pasan por ir fuera, es el sitio más cómodo de lo incómodo. Los chicos, como los séniors, te dan mucho.
–Sacrificio aliviado entonces... ¿notó Granada muy cambiada, ha advertido ya la transformación del club?
–Necesito más tiempo para recordar todos los nombres y ver todo, por eso hemos hablado las cosas que voy a hacer y mirar, no puedo darme poco tiempo para no sacar adelante todo bien, el trabajo con los júniors masculino y femenino y, poco a poco, acostumbrarme a la vida del club, también con el cuerpo técnico de Primera Nacional.
–Usted empezó en Pésaro.
–Sí, en el Scavolini, no en Trieste. Comencé en segunda en varios equipos y luego pasé un año a la Suproliga, no era la Euroliga como tal, había dos entonces, Vitoria perdió con Virtus Bolonia y la otra la ganó el Panathinaikos, pero no jugaron los dos campeones entre ellos, ya estuve pronto a ese nivel y en la selección. De Pésaro me vine a Granada y más tarde al Montepashi, ahí sí estuve en Euroliga, categoría ya como la actual. Me molestó que el 'Cebé' no quedara entre los ocho primeros y jugara los 'playoffs' y la Copa del Rey, nos merecimos una aparición así, la afición y la ciudad lo mereció, empezábamos bien y luego bajábamos de escalón, más tarde hubo problemas financieros y económicos, me acuerdo que era el Bilbao el que luchaba igual que nosotros en LEB y ellos sí iban a Europa, nos faltó un poco de suerte.
–¿Su trampolín profesional fue Granada?
–Está claro, seguro que sí, es curioso porque mi nivel era muy alto aquí, en España, y cuando mejor estaba, no se fijaban desde Italia, fue cuando menos me llamaron y me siguieron la pista para la selección absoluta. Después sí lo hicieron con el Montepashi Siena. En la fase posterior ya tenía casi 30 años y había pasado el punto alto, que está en los jugadores en torno a los 25, estuve en el Mundial y los Juegos del Mediterráneo de Almería.
–Y anotó el triple del triunfo para el oro sobre la bocina...
–Nosotros eliminamos a Turquía, que superó a España contra pronóstico y le ganamos en la final con ese triple. Estuve en el All Star Game de Italia. Recuerdo un partido contra el Valencia, a Jesús Fernández y Nico (Gianella) les eliminaron por faltas y anoté dos tiros libres para ganar un partido decisivo, luego tomé el avión rápido para el All Star Game y después regresé.
–Tenía valentía y desparpajo para las canastas importantes.
–Me sentía cómodo a la hora de arriesgar y dar ese paso decisivo, agradezco a Sergio Valdeolmillos que me diera esa confianza, la tenía, creo que innata o genética, él lo vio y se empeñó en que lo hiciera, no lo entendía al principio porque estaba cansado en los entrenamientos, pero me ayudó mucho, ahora como entrenador lo quiero transmitir. Valdeolmillos me dio la seguridad de que el trabajo estaba bien hecho, podía aguantar y resistir mentalmente, aunque fallara, que tuviera esa serenidad y fuerza mental para jugarme esos tiros fue clave.
–¿De ahí su mensaje 'Stai sempre sereno'?
–En aquella época no había redes sociales, monté mi propia página web con fotos y hasta hicimos Lucio Angulo y yo un vídeoclip. Era promoción pero sobre todo diversión.
–Esa energía y creatividad jovial la desarrolló a tope, también en la cancha.
–Siempre procuré optar por un juego alegre y quiero enseñar lo mismo a los jóvenes.
–Y le ayudó su chispa, la luminosidad del apodo 'Sunshine' que le puso Joe Blair en el Scavolini. Hasta tenía camisetas con logo propio...
–Sí, ja, ja, es mi carácter.
–¿Las estancias en Sevilla y Lugo, sin embargo, fueron grises?
–Sí, allí hubo muchos problemas, hablaban demasiado, echaron a Manel Comas y vino Pedro Martínez, cambiaron a muchos jugadores, no me sentí a gusto, con Manel sí, pero luego predominaron las individualidades y la desorganización directiva, mandaban muchos al mismo tiempo. Por norma no pude regresar a Italia, debido al reglamento, por el derecho de tanteo y por eso la mejor opción fue el Breogán, en la LEB, perdimos en las semifinales contra Los Barrios. Yo llegué a Lugo antes que Valdeolmillos, allí también cambiaron mucho, pero lo peor es que hubo numerosas lesiones y graves, roturas, yo me perdí un mes por el gemelo, inestabilidad por variaciones en la plantilla, cambios de americanos, al final había 18 jugadores, era un lío.
–Volvió a Italia y recuperó la felicidad, ¿no?.
–En 2009 y 2010 estuvo la crisis global, preferí quedarme tres años en la segunda división italiana, en vez de esperar a una oferta superior y que fuera efímera, casi empecé de nuevo y fui el capitán y, el último año, lo hice en Primera en Sicilia, metimos hasta 7.000 personas en el pabellón para jugar la final por el ascenso. Más tarde acepté en Trieste porque estaba en casa, no me importó que no fuera la élite, habían cambiado mis prioridades, me retiré pero no por dificultades físicas, aposté por los banquillos, de técnico no es tan hermoso, de jugador lo es más, es mejor, pero quiero disfrutar como entrenador también si puedo.
–¿La técnica individual para formar a los chavales le llena?
–Sí, mucho, produce satisfacción, allí (Trieste) cinco jugadores de cantera tuvieron contrato con el primer equipo, eso no había pasado nunca. Llega un técnico de fuera y si los pone no es solo por ser de cantera y baratos, sino por estar preparados, hay que cuidarlos, que tengan calidad, es un trabajo del que sentirse orgulloso, hace crecer, que un niño llegue a nivel profesional desde el bachillerato, esto me estimula.
–Esa es la filosofía del Fundación, usted encaja aquí.
–Me alegra que lo diga. Estupendo si coincidimos, je, je.
–¿Ayudará al filial de Primera Nacional o es pronto?
–Lo estamos estudiando aún, hay tiempo. Tengo que hablar con Pablo Pin. De momento, me informo, recabo datos, empecé el trabajo con masculino y femenino júnior, cuando esto esté más sólido, hablaremos.
–¿Su idea es entrenar?
–Sí, tengo el título máximo de Italia, puedo entrenar ya a cualquier equipo, pero prefiero formarme, quiero ayudar a un equilibrio para que el club crezca y haya bases, que exista conexión entre el primer equipo y los filiales. Hablé con Óscar a final de junio, todo estaba programado, me hicieron un hueco, les doy las gracias por la oportunidad, yo no vengo aquí a quitar el sitio a nadie.
–Su alegría siempre es positiva.
–Es mi personalidad, busco que haya un buen ambiente.
–¿El ascenso frente al CAI Zaragoza se produjo por la unidad del grupo humano?
–Claro, hablé con Juan Carlos Liñán, me visitaron Nacho Ordín y su pareja Sonia, con Jesús Fernández, hemos mantenido la relación de amistad aunque sea por teléfono, siempre en contacto.
–¿Cómo ve al actual Covirán?
–Es una plantilla para estar arriba de nuevo, lo vi por televisión contra el Breogán, pienso que no hay que decir: 'venga, lo reventamos y fichamos caro'. La manera de conseguir el ascenso es quedándote entre los mejores, aguantar, tener resistencia, se necesita paciencia, que haya orden, es la única forma de construir en el tiempo, no ir a tope a lo loco.
–¿Saca conclusiones positivas?
–La ambición debe estar ahí, claro, fue bueno llegar a la final, no puedes perderla si no la alcanzas, juegas diez finales y pierdes ocho, resulta meritorio. El verdadero reto es llegar, alcanzar ese último momento, para ganar.
–¿Le queda tinta en el bolígrafo para los autógrafos del reencuentro con la afición?
–Ya no hay... ja, ja, ja, no se usan, pero lo bonito es el afecto y cariño, es recíproco.
–¿Y sus colegas de la pizzería El Guisante Azul, donde cocinó hace 17 años una 'cuatro estaciones' para el periódico?
–Ahí están, ja, ja, los veré a todos, el cocinero está ahora en Il Gondoliere de Sierra Nevada.
–¿Más centrado y familiar o seguirá el show de 'Sunshine'?
–Eso es, la edad, ja, ja, siempre sereno, mi hijo tiene ocho meses y quiero dedicarle el tiempo que no esté con el baloncesto.
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