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Luke Maye acepta ser el 'Joker' del Covirán. Pepe Marín
La carta escondida en la manga de Pin
El 'Joker' del Covirán

La carta escondida en la manga de Pin

Luke Maye ·

La vuelta del ala-pívot a la actividad permitió al Covirán recuperar al fin su identidad emocional y de juego dinámico

Jose Manuel Puertas

Granada

Jueves, 9 de febrero 2023, 00:00

Cuando en los albores de la temporada se destacó el juego del Covirán Granada, se hacía alusión principalmente al endiablado ritmo con el que se desempeñaba. Un frenesí que, de pronto, pareció cercenado por las lesiones y que el pasado domingo, ante el Carplus Fuenlabrada, volvió a poner por momentos patas arriba el Palacio de los Deportes, especialmente en los breves ocho minutos que Luke Maye disputó.

La imagen del ala-pívot de Cary sacando el contraataque tras rebotear es ya una marca registrada que da un indiscutible plus a los de Pablo Pin. «Contra Fuenlabrada perdí algún balón –sonríe–, pero creo que si lo hago cinco o seis veces y funciona cuatro o cinco, es útil. Especialmente porque los bases a veces están muy presionados y les viene bien esa ayuda», atestigua. Es un hecho que, con él en el quinteto, el equipo juega diferente, como si fuera un comodín de impacto inmediato bajo la manga del entrenador. «Siempre me han dicho que la mejor forma de ser efectivo es pillar a tu rival desequilibrado. Y el año pasado, en Manresa, Pedro Martínez nos hacía incomodar al rival y fue algo importante en nuestro éxito. Hay que seguir una disciplina en la cancha, pero el jugador debe adaptarse a lo que ve. A veces funciona y a veces no, pero me siento bien con los riesgos que tomo porque así ayudo al equipo lo mejor que puedo», justifica.

Maye acude a su cita con IDEAL listo para entrenar. Sus pantalones cortos muestran el volumen de unas piernas que bien podrían pasar por columnas jónicas y por cuya resistencia pasa buena parte de la tranquilidad rojinegra. «Me siento bien y la rodilla está más fuerte, cada día mejor», asegura sobre la rotura parcial del tendón rotuliano que sufrió, en su extremidad derecha, en diciembre contra el Betis. Un percance extraño por su biomecánica, totalmente inusual para una patología de rodilla, lanzando un triple esquinado. «Todo el mundo creyó que la lesión fue cuando caí, pero ya lancé sin apoyar porque noté un chasquido al saltar. Supe de inmediato que era raro, y me puse nervioso porque cuando notas algo así normalmente no es bueno», rememora. El ala-pívot volvió a la cancha minutos después, pero hoy cree que no debió: «Sentía que podía, que no sería grave. Había estado trotando en el banquillo e iba bien, pero ahora, pensándolo bien, seguramente no fue lo más inteligente. Sabía que no estaba al 100% pero quería ayudar al equipo, aunque probablemente le perjudiqué y sufrimos una derrota en casa que no debimos tener».

Desde ese momento, el Covirán entró en barrena. Seis días después también se quebró la rodilla de Cristiano Felicio y cayeron ocho derrotas más, hasta diez en total, con el vestuario tocado. «Fue muy difícil estar fuera. Me sentía bastante poco útil, pues no podía hacer nada para mejorar la dinámica. Intentaba motivarles, traer mi carácter y mi entusiasmo al vestuario… pero cuando no estás en la pista es difícil de gestionar eso. Dentro es mucho más fácil ayudar», lamenta.

Por eso tomó riesgos para el crucial duelo ante el 'Fuenla'. «Fue un poco pronto, pero me sentía lo suficientemente bien para ayudar a mi equipo», apunta comprometido. Volvió a insuflar un chute de ánimo y ritmo: «Hice algunas cosas buenas y otras que no tanto… pero fue muy bueno volver a estar con ellos y por suerte pudimos ganar, así que fue una sensación muy bonita». Se sintió «con confianza» por su rodilla, aunque aún falto de ritmo: «Un par de veces tuve alguna duda, como si aún no pudiera dar todo en esa jugada».

Joker

Con todo, el efecto de Maye sobre las sensaciones rojinegras fue súbito, como si de un portazo se hubiera cerrado la deriva. «Esta liga es muy complicada y cualquiera te puede ganar, pero en una temporada siempre hay momentos buenos y malos y espero que los malos hayan pasado, aunque desde luego aún tendremos que encarar adversidades que habrá que superar como equipo», avisa.

La ascendencia del estadounidense sobre el estado anímico del cuadro rojinegro no se limita a lo que se ve en los 28x15 metros de la pista reglamentaria. Su personalidad ha sorprendido en el día a día del vestuario, en el que el comodín en la cancha se convierte también en el 'Joker' –bromista, en inglés– rojinegro. O en terminología más acorde a la generación Alfa, directamente en un trol. Un papel que no rehúye, pese a la imagen seria que siempre da en la cancha. «¡Me gusta esa palabra, creo que les troleo!», replica entre carcajadas. «Simplemente trato de disfrutar el día a día. Jugar a este deporte es una bendición e intento disfrutarlo», expone. «Me gusta llevarme bien con la gente, pero también picarles para ver cómo reaccionan, porque creo que cuando les pones a prueba es cuando juegan mejor», prosigue.

De Maye destacan sus compañeros su desatada forma de entrenar. Es habitual escucharle gritar y retar al resto. «Estoy todo el día buscando piques», asume, como efecto de un espíritu altamente competitivo. «En la vida también intento hacer que la gente compita conmigo para crecer. Tengo tres hermanos pequeños y siempre estamos en ello. Si yo gano, bien, pero si pierdo, quiero repetir y hacer las cosas mejor. Creo que competir es importante no solo en el baloncesto, sino en cualquier puesto de trabajo o en tu familia», razona.

Dicha forma de actuar le viene de lejos a quien es toda una leyenda en la célebre Universidad de Carolina del Norte, donde mitos como Michael Jordan, Vince Carter o James Worthy dieran sus primeros pasos. «Ya allí bromeaba mucho y usaba el 'trash-talking' –lenguaje basura– en los entrenamientos», recuerda. Sin embargo, cree que su paso por Manresa lo acució aún más. «Lo pasábamos muy bien en el vestuario. Me divertí mucho», subraya sobre el que equipo que fuera revelación el curso pasado –jugó Copa, 'play off' y la final de la FIBA Champions League–, y viral por el 'flow' que aportaban los 'Chima' Moneke, Sylvain Francisco o Ismaël Bako.

Eso sí, el interior rojinegro, a un mes de cumplir 26 años, asegura que en los partidos es menos lenguaraz. «Trato de estar más concentrado, más serio, pero no sé si es bueno o malo», desliza esbozando una sonrisa.

Elegante

De sus tiempos en el famosísimo centro sito en Chapel Hill le viene otra costumbre llamativa, pues Maye acude en traje a los partidos en casa. «El entrenador Roy Williams siempre buscaba que diéramos una imagen muy profesional, y eso es algo de la vieja escuela que me gusta», explica. Y apostilla tener un par de trajes que va combinando: «Soy un poco supersticioso y cuando ganamos, suelo repetir».

Maye llega en traje al Palacio de los Deportes (Fundación CB Granada)
Imagen - Maye llega en traje al Palacio de los Deportes (Fundación CB Granada)

La carta escondida que Pablo Pin cobija en su manga vuelve a hacer sonreír al vestuario. «Quiero pasármelo bien jugando al deporte que amo», cierra. El carácter del 'Joker' rojinegro es contagioso. El Covirán ya ve las cosas de otra forma. No es casualidad.

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