José Manuel Puertas · Periodista y escritor
Su tercera obra ·
'Los Bad Boys de la NBA', a la venta tras el éxito de sus libros sobre Modric y AntetokounmpoSecciones
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José Manuel Puertas · Periodista y escritor
Su tercera obra ·
'Los Bad Boys de la NBA', a la venta tras el éxito de sus libros sobre Modric y AntetokounmpoJosé Manuel Puertas García va por el tercer libro. Ya está a la venta en Amazon y las librerías 'Los Bad Boys de la NBA' (2023), de ediciones JC, 288 páginas sobre la historia de los tipos más gamberros de la mejor competición del mundo, ... obra publicada tras 'Luka Modric, el hijo de la guerra' (2016), 208 páginas y en la segunda edición por Al Poste, el recorrido de la vida del croata del Real Madrid hasta el éxito, y 'Giannis Antetokounmpo. El MVP que surgió de la miseria' (2021), 304 páginas, de ediciones JC también.
Compañero de IDEAL, Jose –sin acento lo escribe él– Puertas cura su desmedida pasión por el baloncesto en la literatura, además de colaborar en todas las plataformas existentes: prensa escrita, internet (Libertad Digital) y 'webriódricos', radios ('Desde el perímetro' en Radio Marca o 'Tirando a fallar' en es.Radio) y televisión (Movistar), a la vez que trabaja de enfermero a tiempo parcial en el hospital de Guadix. Le encanta contar los entresijos más curiosos de los deportistas, lo más íntimo, sorprendente y desconocido del personaje. De Modric y 'Anteto' pasa a una obra más irreverente, sobre 'malotes' NBA, escrita por un 'buenote', ese es Jose Puertas.
–Dé pistas sobre el libro.
–Es el reverso tenebroso de la NBA, el lado oscuro de la mejor liga, que también lo tiene y mucho. En 80 años han pasado tipos muy malos por allí, ja, ja.
–¿Los buenos no venden?
–Venden bastante menos, ja, ja. La idea es del editor Juan Carlos Rentero, de JC, el mismo de 'Anteto', que me propuso el tema. La sugerencia la acepté en el Retiro, me vinieron nombres a la mente y pensé que sería divertidísimo. Los malos nos ponen más.
–Había muchos que citar y algunos inevitables, ¿no?
–La primera idea fue escribir de los gamberros de todo el baloncesto, aunque en Europa es más difícil dar con datos porque son más 'bienquedas'. Sin embargo, en Estados Unidos hay reconocimiento social y hasta estatus para el malo de la película. Aquí, en cambio, no se ensalza.
–No coincide eso de dar la nota con el autor, que es muy prudente y ecuánime…
–Sí, sí, creo que no soy nada 'bad boy', más bien un buenazo. Es gente que destaca, yo los clasifico en tres tipos, uno el que es duro exclusivamente en la cancha, luego están los de los excesos vitales, drogas, sexo, alcohol… y, por último, el cajón de sastre de los inclasificables, los genios incomprendidos, que van en contra de todo y están peleados con el mundo, no los entienden y tienen conductas inexplicables. Existe quien encaja en los tres modelos, como Dennis Rodman, que era un leñero en la cancha, tenía todos los excesos vitales y era un genio incomprendido, de personalidad complejísima. Mezclo las travesuras en el juego, del gen competitivo, con lo personal. Son 25 perfiles en 80 años de historia. Los hubo muy claros como Rodman o Draymond Green, faltan otros como Jordan, que es muy difícil contar algo nuevo sobre él. Me centré en los más desconocidos, aunque Michael es uno de los grandes hijos de puta de la NBA.
–¿Qué malo le ha dolido no mencionarlo y se le escapó?
–Uno no lo incluyo casi por pena, está tan jodido que no he querido hurgar en la herida: Delonte West. Jugó en los Cavaliers con Lebron James y acabó en la calle, tiene problemas mentales, no quise hacer pupa con historias dramáticas. El libro me costó dos años, separar e indagar, aunque no es tan laborioso como el de 'Anteto'. Hay anécdotas en las que te ríes, de Rodman con Carmen Electra y Madonna, aquellas noches de sexo en el United Center de Chicago a escondidas, cuentan que hasta en el centro del parqué..., ja, ja. Y aunque sean malotes todos han sido buenos jugadores. Los hay menos brillantes como Bruce Bowen, que no destacó como Ginóbili, Parker o Duncan, pero que fue clave en los anillos de los Spurs. O Gilbert Arenas, que fue muy recordado porque sacó unas pistolas en un vestuario, aunque ahí el malo de verdad y amigo suyo fue Javaris Crittenton, que está detenido en una cárcel de California por pertenecer a banda armada.
–Sus libros son internacionales… ¿para cuándo uno del baloncesto granadino o español?
–Sí, el de Giannis está publicado en Grecia, traducido al griego, también se han vendido los derechos a Estados Unidos e irá en inglés. Tengo una espina clavada, me falta escribir y tengo recopilación de lo que considero el mayor milagro del baloncesto español, que es el ascenso del CB Granada con Marsá, después de estar a punto de desaparecer y retirarse de la competición, subir la misma temporada fue increíble, a cinco minutos de irse y salir a jugar frente al Menorca con las camisetas de entreno…
–Eran de los júniors, a Félix Sánchez se le veía la barriga… y... ¿con 'Anteto' dio un pelotazo?
–Sí, sí, fue la repera porque coincidió con el MVP de la final de la NBA y se colocó entre los tres libros más vendidos, pero fue casual porque yo me interesé por el personaje mucho antes, me pareció una gran historia la suya, ni era mediático ni estrella, aunque luego estuvo en el All Stars y lo era en ciernes. Hay dos partes en el proceso, hasta que firma el contrato más caro de la NBA y a partir de ahí. A mi me gustó investigar sobre cómo evoluciona tras tantos problemas sociales, cómo llega sin papeles ni pasaporte, que se guardaba la comida en los bolsillos del chándal para sus hermanos hasta cuando ya no pasaba hambre. Mi libro se centra en su vida en Grecia más que en la estancia americana. La historia se vende sola si no la estropeas, aunque tuve muchos viajes, entrevistas y encuentros, y la suerte de que Spiros-Velianitis me ayudó mucho, con horas de conversación. Lo vio en la calle jugando al fútbol con sus hermanos y sintió que estaba ante Magic Johnson o Bill Russell y le propuso el baloncesto a sus padres, un gran descubrimiento.
–Usted también es enfermero, ¿se puede vivir de los libros?
–En mi caso la literatura no me ha costado el dinero, me ha dado para una paga extra sin más, pero no me importa, me hace rico en experiencias, como el ir a Japón a presentar el libro de Modric junto a Vicente Azpitarte, en el Instituto Cervantes de Tokio.
–¿Por qué un libro de fútbol siendo ambos periodistas especialistas de baloncesto?
–Todo empieza con la historia de un refugiado de la guerra de los Balcanes, por ser similar a 'Anteto' en sus problemas de la infancia..., eso nos gustó. Vicente y yo dirigíamos 'Tirando a fallar' y otro programa que era 'Tiempo Extra' con dimensión futbolera, con Florentino y el Real Madrid, de ahí que la editorial Al Poste lo propusiera, porque publicaba biografías de deportistas.
–Pero y… ¿por qué no Mirza Delibasic?
–Aquello fue satisfactorio, con los embajadores de España y Japón, vino Miguel Ángel Lotina, que entrenaba allí entonces. Luka todavía no había destacado, pero nos motivó el indagar su caso sobre el terreno, habían matado a su abuelo y se refugió en Zadar, en rascar cosillas en lo personal y la guerra. Los americanos son más dados a contar lo privado, como Joe Thomasson, que renunció a una universidad mejor, la de Oklahoma State, por quedarse a cuidar a su hijo con 17 años, no tuvo adolescencia al ser padre tan pronto. Hago preguntas sobre la intimidad, para ir más allá del deportista que se ve en la pista.
–Le ilusiona ser periodista... ¿qué pinta en un hospital?
–El periodismo está tan mal pagado que tengo media jornada de enfermero, iba para médico pero no obtuve nota, mi formación fue en ciencias de la salud y la vocación en prensa. Tengo cintas grabadas de programas con cuatro años. Me sentaba con mi padre debajo de las cabinas del pabellón Murado de Albolote y os miraba a vosotros, a Manolo Lama, Antonio Rodríguez… y flipaba, soñaba con hacer lo mismo.
–Y la pasión alcanzó el parqué, también fue jugador.
–Hice mis pinitos, hasta la Liga EBA. También con el título de entrenador de primer nivel aunque no he entrenado. A mi mujer la conocí por el baloncesto, es el hilo conductor de mi vida. La carrera de enfermería me pareció un sustento económico rápido para hacer lo que disfruto, como es narrar partidos, ahora estoy con Movistar encantado. Narrar Liga Endesa, Euroliga, Eurobasket, la selección… todo eso es la leche, con Mediaset no cubrí a España en el último Mundobasket pero lo pasé en grande con otras selecciones. Podríamos hablar horas y horas sobre baloncesto, ¿me ayuda con el libro del ascenso de Marsá?
–¿Se siente todavía un diamante en bruto sin explotar, un 'buenote' que escribe sobre 'malotes'?
–Se me valora en los medios pero uno no respira y come solo con las buenas palabras, seguramente lleva razón, soy un 'buenote' pero también muy malo vendiéndome a mí mismo, ja, ja, ja...
–¿Es blando con la crítica?
–Creo que haríamos mal si no decimos las cosas que están mal, pero otra cosa es dar palos por dar palos, lo que me parece innecesario. Es la responsabilidad y la obligación del periodista contar las cosas bien, tanto cuando se hacen bien como cuando están mal, como notario de la actualidad.
–Estamos en una época buena.
–Eso es, hemos tenido la suerte de vivir una época dorada. Ahora mismo casi todo son buenas noticias, claro, que hace 20 años era todo mucho más turbulento, luego el club hasta desapareció. Ahora llevamos doce años años en los que lo peor que le pasó al Covirán fue no subir ante el Breogán y después lo logró, que estuvo a punto de bajar y, al final, se salvó, y encima con épica. Cuando lleguen situaciones malas, que seguro que llegarán, también habrá que contarlas. Es como cuando decimos que un equipo que gana siete partidos seguidos está más cerca de la derrota. Habrá otro ciclo que pintarán bastos, seguro, descensos y momentos malos, pero espero que bajar no signifique que el club desaparece, por lo que a los tres o cuatro años podría volver a subir. Yo creo que Granada tiene que ser lo que es actualmente y que no ocurra la desaparición, de lo que me averguenzo como granadino, de que eso ocurriera en mi ciudad, deseo que no venga un cuarto proyecto.
–¿Se autocensura para no incomodar a nadie?
–Pudiera ser, tengo margen de mejora en eso, lo reconozco. Pablo Pin y Pablo García jugaron en Las Gabias conmigo, en el mismo club, y Óscar Fernández-Arenas era el director de cantera, eso condiciona seguramente, los conozco hace muchos años, desde que yo tenía ocho años e iba al campus de Armilla, que lo organizaba su padre Fernando Pin, hemos compartido consejos de él, siendo compañeros, aquí en Granada me conoce casi todo el mundo de toda la vida, si no por jugar, por el tema de los medios, puede influir el vínculo y la buena relación, es recíproca.
–¿Qué falta por mejorar en el Covirán?
Ellos presumen de ser una familia y eso tiene su lado bueno y también otro malo, como que limita a la hora de crecer. El ser un club pequeño y de casa está muy bien para algunas cosas, pero para otras pienso que hay que abrirse un poquito más, paradójicamente existen aspectos positivos y negativos, por ejemplo ves que falta ambición, o que hay un poco de complejo, me parece una buena palabra esa. Entiendo que, lógicamente, por su presupuesto es inevitable sufrir hasta el final, probablemente sea lo normal, pero ese discurso repetido te convence a ti mismo de que no hay más remedio que sufrir y, bueno, supongo que eso debería ser en función de cómo vaya la temporada. Es un club bastante joven, su segunda campaña en ACB, creo que ha dado el paso de mirar a la cara a la gente grande como el Barça y Madrid, de ganar al Valencia. Observo que, no en el día a día del club, pero sí en su discurso público, vende demasiado lo de ser muy pequeño y humilde, y puede estar bien, pero tiene su lado malo, a veces conviene no presumir pero sí hablar un poco con cierta grandeza, sin que se te vaya la cabeza por ello, sin complejo. La clasificación final no es una clasificación por presupuestos, porque entonces muchos equipos no saldrían a competir.
–¿El mensaje va dirigido a salvar los puestos?
–No creo que sea una estrategia, aunque si la aspiración está sujeta solo al poderío económico, y no hay sorpresas como la del Manresa, la competición no tendría gracia, tampoco creo que sea un argumento para mantenerse en el cargo, un discurso para la continuidad y salvaguardar las espaldas, ni estudiado por presidente y entrenador y los amigos y empleados que les rodean, más que una cuestión de permanecer entiendo que es de poner los pies en el suelo y así, todo lo que venga, más allá de la permanencia, será celebrado, aunque ya tiene mérito el salvarse, eso es evidente en una liga tan exigente como la ACB.
–¿Y un libro sobre las fechorías del baloncesto granadino, con Luis Rodríguez, el amigo de Jesús Gil que trajo Marsá al club?
–Usted tiene buena memoria y ha vivido más episodios que yo de entonces, la fase de Julián Aranda sí la conozco, pero usted mejor la de José Luis López Cantal, José Julián Romero y Marsá, o la de Murado en Albolote, yo era niño, sé que hay mucha tinta para escribir, pero con todo lo caótico que fueron aquellas etapas y sus lados oscuros, me quedo con el milagro que fue subir ante el Menorca. Prefiero que escribamos ese libro, de lo contrario nos generaríamos muchos enemigos...
–Y no nos trae cuenta a estas alturas...
–Exacto. Tengo muchos datos recopilados del mayor milagro del baloncesto español, siempre digo que duermo poco y que tengo una bendita al lado que me aguanta muchas cosas, si no fuera por ella también sería más difícil, pero tengo la ventaja de que a mi mujer también le encanta el baloncesto.
–¿Cómo ve el panorama de la prensa, lo clasificamos a usted entre los últimos románticos...?
Me mueve la vocación y la pasión, y esos dos motores me ayudan indudablemente a que pueda disfrutar con narrar partidos de baloncesto, escribir tanto en prensa como libros, y divertirme con entrevistas y reportajes, estoy entusiasmado con Movistar y futuros proyectos, no veo mi vida al margen del baloncesto.
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