Las meigas se le ponen de cara al Covirán para sacar un triunfo capital para la permanencia
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El inexplicable fallo final de Tomic evita la prórroga en un partido de mil caras a lo largo de sus cuarenta minutosAgónico ·
El inexplicable fallo final de Tomic evita la prórroga en un partido de mil caras a lo largo de sus cuarenta minutosGranada
Lunes, 1 de abril 2024, 00:17
Decía Luis Aragonés, o al menos popularizó la frase, aquello de «ganar por lo civil o lo criminal». Y ciertamente, hay ocasiones en las que eso es lo que realmente importa, mucho más allá de cómo se produzca. Para el Covirán era capital aprovechar las ... dudas de un Joventut que se plantaba en el Palacio con tres derrotas seguidas, y lo logró para tomar una considerable bombona de oxígeno en la lucha por la permanencia, especialmente importante tras las derrotas de Río Breogán y Zunder Palencia en la previa, y coronada por la del Monbus Obradoiro minutos después del octavo triunfo de los de Pin en el curso.
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Llegaba la 'Penya' al Palacio con mucha más necesidad que la última vez, cuando fue el invitado al 'fiestón' del Covirán por la permanencia. Había dicho Pep Busquets, canterano verdinegro, tras la última derrota ante el Barça, que los de Badalona se encontraban «en su peor momento de la temporada», hecho que quedó claro con el inicio de partido, en el que un Covirán desatado, recuperando la mejor versión ofensiva de Kwan Cheatham y con David Kramer 'asfixiando' a Andrés Feliz, voló hacia una renta enorme (40-19) que podía hacer presumir a alguien una tarde plácida. Pero no fue así, y los de Pablo Pin tuvieron que volver a vencer en un final de infarto en el que hasta las 'meigas' pareciendo de su lado, como si no estuvieran apoyando a los rivales gallegos por la permanencia, Breogán y Obradoiro.
En la segunda parte pasaron muchas cosas poco explicables por el sentido común. Quizá por ello el baloncesto es un deporte tan hermoso, o quizá ahí estuvo el efecto de las meigas, que puede que actuaran para hacer que Ante Tomic fallara un tiro inexplicable que forzaba la prórroga a segundos del final, después de que el Covirán se complicara un partido que ganaba por 16 mediado el tercer periodo, afectado también por un criterio arbitral que mandó constantemente al Joventut a la línea y que, en honor a la verdad, viró algo hacia el otro lado en la resolución.
Fue un partido de héroes y villanos, como David Kramer, imperial en su defensa sobre Andrés Feliz, pero timorato en los tiros libres finales, como claro ejemplo. O Will Barton, que se lució de inicio pero casi tira por la borda el partido al inicio del último cuarto, con cuatro errores consecutivos. El norteamericano 'pidió' ahí el banquillo que Pin no dudó en concederle. Al fin y al cabo, se trataba de ganar. Como fuera. Con o sin la estrella en la cancha.
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