Valtonen aquí entra a canasta, su triple del final asustó al Surne Bilbao. Aitor Arrizabalaga (ACB PHOTO)
La contra

Miribilla muestra una historia ya conocida para los rojinegros

Liga Endesa ·

El Covirán vuelve a mostrar una cara ambiciosa pero termina cayendo de maduro ante un rival con mucha más rotación y energía

Jose Manuel Puertas

Domingo, 23 de marzo 2025

Le está costando un mundo al Covirán Granada ser capaz de competir cuarenta minutos en las últimas semanas. Los problemas físicos se acumulan en la ... plantilla. El club informó antes del duelo en Bilbao de que Pere Tomàs se une en el parte de bajas a Clavell, Ubal y Bamforth― y las fuerzas le están dando para lo justo a los rojinegros que, después de la 'ventana FIBA', parecen haber entrado en un bucle que no deja de repetirse: comienzan bien los partidos pero llega un punto en el que, sencillamente, les falta gasolina y calidad, para qué engañarse, para pensar en serio en poder ganar. Una historia que volvió a darse en Bilbao, donde se le escapó al equipo de Pablo Pin otro buen pedazo de la sabrosa tarta de la permanencia, cada vez más complicada de catar esta temporada.

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Una vez más, el plantel granadino peleó. Cuando el duelo comenzó con 8-0 se pudo pensar en que la tarde sería una faena de aliño para los locales, pero nada más lejos de la realidad. Dio la cara el Covirán en toda la primera parte, con buenos minutos del recién llegado Sam Griffin, adaptado a la carrera, a fuerza ahorcan, para lograr los visitantes ventajas de hasta seis puntos al inicio del segundo parcial.

Empero, en un escenario ya conocido, al Covirán se le fueron por la gatera las opciones tras el descanso. Subieron el nivel defensivo los 'Hombres de Negro' y el equipo granadino no pudo seguir el ritmo, como el ciclista humilde que no aguanta al líder que pone el plato grande en el puerto de montaña. Merced a su superioridad en la pintura (8 de 11 en tiros de dos en ese tercer cuarto), los vascos forjaron una ventaja que ya solo tuvieron que gestionar en el epílogo del duelo.

Eso sí, con las fuerzas ya al límite no faltó tampoco orgullo. La zona del último cuarto atascó un tanto el ataque local, y la épica por momentos estuvo sobre la mesa, especialmente cuando Elias Valtonen anotó su único triple del partido a dos minutos del final y puso un 81-78 que obligó a parar el encuentro al técnico local, Jaume Ponsarnau.

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Pero no hubo remontada, y el Covirán se queda contra las cuerdas, mermado en lo físico y frustrado en lo mental, como admitió Pablo Pin tras el encuentro. Le toca volver a ponerse el traje de superviviente, con el que ha demostrado saber vivir. Pero, con la derrota en Miribilla, le viene por delante el mayor reto que ha afrontado desde que vive en la Liga Endesa.

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