La necesidad de ganar no deja tiempo para probaturas

Pero hubo luces y sombras en el triunfo. Partiendo de un brillante inicio de partido, con los de Pin rindiendo a gran nivel tanto en ataque como en defensa para forjar una amplia ventaja (40-19), pero con un epílogo nerviosísimo en el que el Covirán dilapidó la renta (llegó a ir perdiendo 72-75). Eso sí, el equipo local fue capaz, con mucho mérito dada la tensión, de levantar el partido cuando más difícil parecía. Y es que sin duda, en caso de haberse escapado la victoria, habría sido un duro golpe para la moral rojinegra, justo antes de viajar a Andorra en otro duelo muy relevante en la zona baja que ahora los de Pin afrontarán, más que como una oportunidad para encarrillar la permanencia que como una obligación casi vital.

Por ello, el duelo ante el Joventut requiere analizar sus claroscuros. En lo positivo, seguramente la mejor noticia tiene nombre y apellidos: Kwan Cheatham. El ala-pívot recuperó su mejor versión ofensiva en los tres primeros cuartos del partido (que cerró con 18 puntos) y, aunque esta vez el triple no fue su mejor aliado (anotó 2 de 7 intentos), se mostró muy eficaz en la media distancia, las penetraciones e incluso tras rebote ofensivo. Al fin, tras varias semanas de capa caída y con un muy mejorable lenguaje corporal que incluso le ha hecho recibir algún toque de atención por parte del club, Cheatham fue clave con 20 puntos y 6 rebotes.

Otra buena noticia fue David Kramer, pues el alemán sigue en un buen momento. Cierto es que en esta ocasión su papel ofensivo fue menos relevante, pero sin su actuación defensiva sobre el dominicano Andrés Feliz, uno de los jugadores del momento en la Liga Endesa, difícilmente la victoria hubiera caído del lado rojinegro. El teutón fue una lapa para el caribeño, al que mantuvo fuera del partido hasta el descanso, al que llegó con dos puntos. Feliz emergió en el tercer cuarto aprovechando las faltas de Kramer y terminó con 17 tantos, pero siempre que el alemán fue su par estuvo mucho más incómodo.

Valores seguros

También brilló parte de la 'vieja guardia', como Lluís Costa y Christian Díaz. El primero rozó el doble-doble (15 puntos y 7 asistencias) y dominó en el último minuto con seis puntos y cuatro tiros libres sin fallo. Las pérdidas (7) fueron su lacra, pero a veces está demasiado solo como único generador ofensivo. Y el canario, tras jugar tres segundos ante Unicaja, estuvo inspirado en ataque y, sacrificado en defensa. El 'pollito' volvió a demostrar que puede ser una pieza muy válida.

Las sombras se cernieron sobre Cristiano Felicio y Will Barton. El brasileño sigue sumido en una irregularidad ofensiva y una laxitud defensiva que no le permiten pasar mucho tiempo en la cancha. Solvente en el rebote (7) pero fallón en el tiro libre (1/4), le faltó contundencia bajo el aro en ocasiones. Y el escolta fue claramente de más a menos. Entró en juego con dos 'highlights' –gran asistencia a Dime y robo con mate–―pero, falto de ritmo y adaptación al baloncesto europeo, su arranque del último cuarto pudo costar caro, pues encadenó errores groseros: balón regalad, pasos, técnica por retener un saque rápido, falta a Ribas en un triple y un tiro mal seleccionado facilitaron un parcial de 0-15 que reenganchó a la 'Penya' y metió miedo al Palacio. A Pin no le tembló el pulso para mandarle al banquillo y cerrar el duelo con opciones menos lujosas pero más efectivas. Si ante Unicaja, el técnico alargó la presencia de Barton forzando su adaptación, esta vez no fue así. No es tiempo para regalos. Sí para victorias.