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Las finales no se juegan, se ganan. No fue el caso del Covirán Granada, que cayó derrotado ante Hiopos Lleida en una final por la ... permanencia en mitad del estruendo del Palacio. El público rojinegro se mostró a la altura una vez más, convirtiendo el Palacio de Deportes en una caldera para el rival, pero se marchó sin ninguna recompensa. El Frente Nazarí lideró las más de 7.000 gargantas, sin consuelo y atisbando la Primera FEB como posible destino la próxima campaña.
Ni siquiera el regreso de Thomas Bropleh a Granada -viejo pelotero con papel protagonista en el último ascenso y en la primera salvación del equipo en la élite- apartó el foco de la afición. La canasta de Lleida se erigía como la tierra prometida, el lugar al que peregrinar en pro de la salvación. El neoyorquino la 'defendió' mayormente desde el banquillo, su palco presidencial tras recibir la ovación de su antigua hinchada antes del arranque. No contó demasiado con él Gerard Encuentra, técnico ilerdense que vivió el choque pegado al calor del Frente Nazarí.
La peña volvió a activar el modo 'caldera' un día más, con sus más de 140 almas incrementando los decibelios del Palacio. Darío, Javier y Fede se situaron al bombo, anunciando la batalla con sus tambores de guerra. Al megáfono, el eterno Óscar con su liderazgo inconfundible. «Hoy ganamos seguro si los árbitros nos dejan. Es una final y vamos a darlo todo», comentaban juntos tras instalarse en su sector del Palacio. Una vez con el balón al aire, su conversación pasó a integrar al resto de la afición. «¡Arriba, arriba», ordenaba el maestro de ceremonias subido a la banqueta. Sus fieles respondían con el aplauso griego, la tradicional conjura.
Desde entonces el Frente Nazarí, con el apoyo de la Esquina Rojinegra, no pasó por alto ni un segundo de posesión. Celebraron los triples de Silverio como agua de mayo, dándole la bienvenida a su nuevo tirador recién llegado desde Bilbao. Más les costó con Bezhanishvili, aún falto de ritmo y con un apellido infernal de Despeñaperros para abajo. «Se quedará con Giorgi», se comentaba entre la grada. El partido se calentó con algunas técnicas y decisiones arbitrales en favor de los visitantes que hicieron estallar a la grada.
«¡Sin-ver-güen-za!», coreó el público. Óscar iniciaba el cántico para, acto seguido,'escabullirse' por un momento hacia el túnel. Allí se encontraba Celia a cargo de Alatzne y Dylan, los hijos y quizá futuros herederos del megáfono de papá. «Solamente tienen dos y tres años, no aguantan dentro de tanta gente», explicó la progenitora, también con su sudadera roja del Frente. «En cuanto sean más grandes entraremos los cuatro a animar al Covirán», sentenció. Mientras tanto, el padre tira del carro encantado.
El marcador se apretó y tocó remar hasta la prórroga. «¡Vamos Granada», jaleó el Palacio. Ni se respiró durante los últimos cinco minutos, con el marcador igualadísimo. Bamforth dio esperanzas con un triple, pero no hubo fortuna. Habrá que dar la cara en el resto de finales. El Frente y la afición allí estarán.
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