El partido más difícil en la carrera de Yivtach Ziv

Con todo, el de Haifa tiró de profesionalidad y, de hecho, formó parte del quinteto inicial de Pablo Pin por segunda en la temporada. Sin embargo, casi desde el salto inicial del choqué se notó que sus piernas no tenían la potencia de otras veces ni su alma las ganas de imponer el ritmo que el israelí suele poner al partido. Su apocamiento fue una reacción humana ante la dificultad de abstraerse de la situación en su país, de la preocupación por la familia y por la escalada de un conflicto que nadie sabie muy bien hacia dónde puede derivar. No es de extrañar ni nadie le debería culpar de firmar su peor actuación como rojinegro: 0 puntos (0 de 5 en tiros de campo) y 3 pérdidas en su debe, con apenas 2 asistencias y 3 rebotes en su haber. Tampoco, que los mejores minutos del Covirán, cuando amagó con una remontada improbable ante el Baskonia, llegaran con Lluís Costa al timón de los rojinegros.

En la rueda de prensa posterior al partido, y antes de valorar lo sucedido, Pablo Pin lanzó un cariñoso mensaje hacia el hebreo, del que se sabe que necesitará encontrar su mejor versión más pronto que tarde si no quiere que la temporada empiece a complicarse de verdad. «Quiero que sepa que estamos aquí para ayudarle en todo lo que necesite», subrayó el técnico con la cuarta derrota del curso aún escociendo. Porque, ya se sabe, dice el dicho que el deporte es «la cosa más importante de las cosas menos importantes». Y en la cabeza de Yivtach Ziv, ante el Baskonia, había asuntos mayores.