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Pere Tomàs posa con todas las camisetas de su carrera en ACB, ya con 400 partidos. Alfredo Aguilar
«Lo de Lugo fue una mierda pero no podemos llevar esa mochila contra el 'Fuenla'»
400 partidos en ACB

«Lo de Lugo fue una mierda pero no podemos llevar esa mochila contra el 'Fuenla'»

Pere Tomàs - Jugador del Covirán Granada ·

El mallorquín repasa sus 400 partidos en la ACB y busca explicaciones al mal momento por el que pasa el Covirán

Jose Manuel Puertas

Granada

Miércoles, 1 de febrero 2023, 00:59

El 16 de febrero de 2008, un joven de nombre Pere Tomàs se convertía en el enésimo canterano del Joventut en debutar en la ACB. Aíto García Reneses –cuántos no se han estrenado con él– le daba la iniciativa en un duelo resuelto ante el Fuenlabrada. Este domingo, y precisamente ante los del sur de Madrid, el alero rojinegro cumplirá 401 envites en la máxima categoría, lo que le convierte en histórico de la competición. «La verdad es que no lo pienso mucho, pero me siento muy contento y orgulloso de haber jugado tanto a este nivel», declara a IDEAL.

Una cifra descomunal que indica su pertenencia a la elite durante década y media, lo que le llevó incluso a debutar con España en 2019. Y aunque las cuatro centenas se cumplieron en la horripilante tarde del pasado sábado en Lugo –«fue una derrota muy dura que no me dejó pensar en nada más», lamenta– el paso de las horas le ha ayudado a tomar conciencia de lo que significa. «Le he dado más sentido luego, y me ha hecho ser más consciente de todo lo que llevo». El dato seguramente no entró nunca en sus cálculos:«cuando eres joven tienes el sueño de debutar en esta liga, que es la mejor de Europa, pero no piensas en jugar tanto, eso es un proceso en el que te mantienes y al que le das valor cuando pasa el tiempo y seguramente le daré más dentro de unos años», razona.

Tomàs recuerda los inicios en su Llucmajor natal, con su habitación decorada con pósters de Michael Jordan y Vince Carter. «El baloncesto me gustó mucho desde que empecé siendo muy pequeño, y soñaba con jugar en la NBA», rememora. Lo logrado tampoco es moco de pavo. «No llegué a tanto pero estoy muy orgulloso de mi trayectoria», presume.

Con todo, y aunque sea paradójico, el mallorquín sorprende cuando se le pregunta por el mejor momento en esos 400 partidos ya disputados. «¡Pues mire, he jugado todo eso en ACB pero es que la temporada pasada fue la hostia! Diría que es el mejor recuerdo que tengo de mi carrera, pese a no ser en la máxima categoría», destaca.

Recorrido

Seis temporadas en Badalona, tres en Zaragoza y Manresa y otra más en Bilbao y San Sebastián dibujan el currículo de Tomàs antes de decidirse por Granada. Las ha vivido, claro, de todos los colores. «Recuerdo con mucho cariño el primer año, en Badalona, cuando Aíto me hizo debutar en un equipo con Ricky Rubio y Rudy Fernández. Siempre digo que yo les llevaba las toallas pero pude jugar algún partido y fue una pasada porque nunca he vuelto a estar en un equipo de ese nivel», valora sobre un curso de doblete para una 'Penya' que alzó la Copa del Rey y la ULEBCup.

Empero, Tomàs no es alguien que se haya acostumbrado a levantar títulos, y por ello sus mejores recuerdos llegan de «los grupos humanos», entre los que destaca los vividos en «Badalona, Zaragoza y Manresa». En lo deportivo, fue de rojo, con los del Bages, «donde mejor he jugado», recuerda. Tanto, que se hizo fichaje obligado del 'Supermanger'.

Eso sí, entre tanta piedra picada, también hay malos recuerdos. «El de Bilbao fue un mal año», no duda. «Tengo un cariño especial a la ciudad porque allí nació mi hijo y a la afición, que no son de diez, sino de once, pero el club me decepcionó un poco:hubo muchos problemas extradeportivos e impagos mientras seguían fichando o cambiando de entrenador», desgrana. Por ello asegura que la del 'Botxo' fue su «peor experiencia como profesional». Acabó, por cierto, con un descenso a la LEBOro.

De Aíto a Pin

Son muchos también los entrenadores para los que ha jugado el balear. Del primero como profesional, García Reneses, tiene claro que «es especial» pues «posee el talento de no presionar a los jóvenes para que puedan ser ellos mismos, algo realmente difícil porque te suelen marcar mucho lo que tienes que hacer», aprecia. «Aíto te deja encontrar tu sitio y te ayuda», añade agradecido.

Del reputado técnico madrileño, Tomàs recuerda cómo «se preocupaba por todo, ya fueran los estudios o la familia si eras de fuera». Reconoce que «en ese equipo del Joventut había estrellas pero entre todos me hicieron sentir uno más». Acto seguido, cuestionado por su actual entrenador, Pablo Pin, señala «su ambición y sus ganas de mejorar», dejando claro que «desde que yo llegué ha evolucionado mucho, como el club». El alero nota que a su entrenador «le encanta el baloncesto y se nota, porque tiene ideas nuevas y un futuro muy brillante por delante».

Mala racha

Hablando del presente, Tomàs ve diferencias con otras malas tendencias previas de su carrera. «La gran diferencia es que otras veces el ambiente era muy duro, y aquí estamos jodidos pero el grupo está muy unido y eso lo hace algo más llevadero. Lo tenemos que aprovechar», reflexiona.

No oculta, desde luego, la pésima imagen dada en Lugo, especialmente en la primera mitad. «Fue muy difícil de entender, no sabría decir qué paso. Salimos muy desconectados y perdíamos balones sin forzar apenas. Eso puede pasarte una vez o dos, pero igual nos pasó diez veces en la primera parte. Fuera de casa, así, es imposible competir», critica. Con todo, lo ve como un punto de inflexión:«cuando tocas fondo solo puedes ir para arriba», dice.

El rojinegro –4'4 puntos y 3'1 rebotes esta temporada– tampoco tiene paños calientes para sí. «No está siendo mi mejor año, de hecho estadísticamente será de los peores», admite. Y le duele, por lo implicado que está en el proyecto. «Me fastidia que me pase aquí y no en otro sitio», llega a decir. Eso sí, su estajanovista forma de ser reluce. Nunca se deja una gota de sudor por dar: «trabajo para ayudar al equipo y hay ganas de cambiar la dinámica y acabar bien», subraya.

El de Llucmajor es consciente de la relevancia del duelo ante el 'Fuenla'. «Es muy importante para salir de la mala racha, porque la liga está siendo rara por lo que pierden los de abajo pero acabarán ganando porque esto no ha pasado nunca y al final habrá que ganar 10 u 11 para salvarse», predice, pidiendo «un nivel alto de concentración» el domingo.

Tras la debacle en Lugo, tiró de galones. «Intenté hacer ver que era una mierda pero que tocaba cambiar el chip porque contra 'Fuenla' no podemos llevar esa mochila», recuerda. No es para menos, quizá su objetivo sean los 500 en ACB. «¿Cien más? Vamos poco a poco...», bromea.

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