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Sam Griffin, en el entrenamiento del Palacio de los Deportes. Fermín Rodríguez
Pretemporada en plena temporada para el Covirán
Análisis

Pretemporada en plena temporada para el Covirán

Liga Endesa ·

De los once jugadores de la actual plantilla disponibles, cinco son nuevos y la delicada situación exige resultado inmediato

Jueves, 27 de marzo 2025, 19:33

El deporte no entiende de pasado ni de futuro, es presente. Todos los logros que el Covirán ha sumado en su corta existencia como club pueden quedar empañados por el descenso a la Primera FEB, sería el primer fracaso de la joven entidad deportiva. La situación es muy comprometida por la plaga de lesiones que ha tenido el equipo nazarí, lo que le ha llevado a la zona de descenso y con un margen de dos triunfos en relación a la salvación. Y todo ello con un calendario inminente que da vértigo, con los potentes Valencia, Barcelona, Tenerife... como adversarios.

El mérito del Fundación CB Granada es indudable, pero pasa por el momento más apurado de su historia profesional. Bueno, vivió otro muy difícil cuando se encontró en los puestos bajos de la segunda categoría nacional, la antes LEB Oro, con la amenaza de bajar a la Plata, pero la pandemia, curiosidades que se dan, sacó al club rojinegro del atolladero al suspenderse la competición. También las dos campañas anteriores en ACB sufrió fases críticas, con permanencias con la bocina, de forma sorprendente y con tramos finales de mucho éxito y victorias. Esto es lo que espera la afición más optimista todavía, que la experiencia sirva para remontar la situación. Margen hay. Quedan diez jornadas.

Empero, el Covirán casi nunca estuvo en los puestos de descenso, cayó alguna vez, pero no con diferencia de dos o tres triunfos respecto a los rivales directos de la Liga Endesa.

Existen cuatro causas que justifican la actual situación tan compleja para los granadinos. A saber. Una confección de plantilla discutida, quizá por la falta de equilibrio y de un 'center' puro de garantías, la mala suerte en determinados partidos que estaban casi ganados como Real Madrid, Baskonia, UCAM Murcia o Hiopos Lleida, arbitrajes perjudiciales y, por último, fue muy determinante la coincidencia de lesiones en muchos jugadores, ausencias al mismo tiempo.

Plaga de bajas

La campaña respetó durante el primer tercio al Covirán en cuanto a problemas físicos, pero el segundo fue letal. Todo empezó con el base Sergi García, que por fortuna reapareció en la pasada jornada contra el Surne Bilbao en Miribilla. A continuación, el Covirán perdió a seis jugadores de un plumazo. Edgar Vicedo fue el primero en ingresar en la enfermería con una fascitis plantar. Le siguió Jacob Wiley, con la misma lesión más una operación pendiente en la mano izquierda por un dedo desviado. Los dos dejaron de pertenecer a la entidad y rescindieron sus contratos.

A ello se agregaron cuatro bajas más, una definitiva, con la intervención quirúrgica por infección de apendicitis de Gian Clavell, y tres de un plazo medio de duración, las de Agustín Ubal, de rodilla, menos grave de lo que se temió al principio, por lo que todavía es recuperable el base charrúa, más Scott Bamforth, de gemelo, y el capitán Pere Tomàs, afectado en un pie.

Así el Covirán se quedó con solo seis jugadores: Sergi García, Jonathan Rousselle, Elias Valtonen, Amine Noua, Iván Aurrecoechea y Rubén Guerrero. De ahí que el entrenador no tuviera gente ni para entrenar, con los jóvenes Luca Medal y Osi Cerdà para completar las convocatorias de los partidos. Y hasta actuar de jugador el técnico Andrea Pecile.

Por eso el club se movió rápido para fichar. De la incorporación que buscaba para el juego interior tuvo que pasar a centrarse en los refuerzos del perímetro, por lo que llegaron los escoltas Omar Silverio y recientes Sam Griffin y Ricardo Visconti. Entre tanto, llegó cedido del Baskonia el ala-pívot Ousmane Ndiaye y se apostó por Giorgi Bezhanishvili como sustituto del 'fugado' Wiley en la pintura.

Contra el reloj

La cuestión es que Pin tiene que realizar una pretemporada en plena temporada y a contrarreloj. No hay tiempo para acoples ni adaptaciones. Los resultados mandan y la urgencia por ganar. Paciencia, ninguna, ni con las nuevas adquisiciones ni con el entrenador. Los nuevos deben rendir sobre la marcha. Y desde el primer minuto. Y el técnico nazarí tiene que barajar una plantilla modificada casi en el cincuenta por ciento.

Con seis hombres de antes y otros cinco de estreno, dos quintetos diferentes, como si fueran dos equipos. Con Ubal, Bamforth y Pere Tomàs en la recámara. De locura. La exigencia deportiva es así porque, de lo contrario, el 'milagro' de la permanencia en esta tercera temporada en ACB cada vez se alejará más de Granada.

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